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En los 20 años que he tenido el privilegio de ser testigo de la evolución del sector fotovoltaico, las cosas han cambiado radicalmente. Desde unos esperanzados años iniciales en que la fotovoltaica se dibujaba como una alternativa de alto potencial futuro, pero en un estado casi experimental, a una realidad actual en que la industria ha alcanzado el cenit de su madurez y su tecnología es capaz de producir la energía eléctrica más barata del mundo en aquellos lugares que, como España, el sol es muy abundante.

Y eso cambia las cosas por completo. No estamos ante una energía “alternativa” que merezca la pena subvencionar, sino ante la mejor tecnología existente para la generación eléctrica. Las instalaciones de autoconsumo, incluso a su más modesta escala doméstica, son rentables desde el primer minuto. No es necesario subvencionar una inversión que hoy día ya nos da una alta rentabilidad, en todos los sentidos.

Los políticos han desbrozado el horizonte al simplificar los procesos eliminado burocracias e impuestos sin sentido. Es la hora del ciudadano. El autoconsumo fotovoltaico (único escalable a la dimensión de una vivienda unifamiliar o un edificio de viviendas) permite dar respuesta al ciudadano preocupado que se pregunta, ¿puedo hacer yo algo para frenar el cambio climático? Por fin la respuesta es sí y se llama autoconsumo fotovoltaico.

Los países vecinos han avanzado mucho más que nosotros en unas condiciones de radiación solar mucho más desfavorables. España está en una situación de lucro cesante solar. Alemania, con casi la mitad de radiación, tiene más de 1.600.000 hogares con instalaciones de autoconsumo y 800.000 el Reino Unido, por increíble que parezca.

Pero hay otro aspecto del autoconsumo, digno de comentario, y es el efecto que estas instalaciones tienen en sus propietarios. Quienes han dado el paso manifiestan que han desarrollado una diferente conciencia del consumo. Están más vigilantes de lo que producen y gastan tratando de optimizar sus recursos particulares. Desarrollan una cultura más activa de la responsabilidad que se extiende hacia actividades como el reciclaje y aprovechamiento de los residuos, el consumo responsable o la movilidad entre otros.

La gestión de tu propia energía solar en el hogar crea poco a poco una cultura de conciencia y responsabilidad que se extiende a todos los ámbitos de relación del hombre con el entorno. Es decir, se produce un efecto implícito educativo y sensibilizador.

Y otra importante dimensión del autoconsumo es la de su trascendencia económica y social. Según las proyecciones del Observatorio Español de Autoconsumo Fotovoltaico 2019[i], algo más de 300.000 viviendas residenciales unifamiliares instalarían en los próximos tres años sistemas de autoconsumo fotovoltaico. Esa modestísima cifra es nada menos que el 1% de la demanda energética nacional, así como las emisiones de CO~2~ que evita esa energía de origen renovable y que equivalen al trabajo de depuración atmosférica que tendrían que hacer 1.800.000 árboles para limpiar el aire de la contaminación que se generaría si esa energía fuese de origen fósil.

La inversión de todas esas instalaciones se estima en unos 3.000 millones de €. Atender esa demanda precisaría de muchos miles de nuevos empleos en esos tres años. Empleos de profesionales y especialistas que hoy no existen.

En este Día Internacional del Sol sería deseable que su luz ilumine a los ciudadanos y que, quienes puedan y quieran, den el paso de aportar su grano de arena al proceso de lucha contra el cambio climático consumiendo la energía generada en su hogar. En pocos meses, España ha dado importantes pasos legislativos en la dirección correcta. La industria hace años que inició su trabajo, y lo sigue haciendo. ¡Es la hora de los ciudadanos, pero también la de los ayuntamientos y comunidades informando y facilitando su desarrollo!

[i] El Observatorio Español del Autoconsumo Fotovoltaico es un estudio de motivaciones y frenos a la instalación de soluciones fotovoltaicas en viviendas unifamiliares, llevado a cabo a comienzos de 2019 y que incluye un estudio cualitativo y una muestra de 750 encuestados de toda España. Es un estudio hecho por iniciativa de Solarwatt y se encuentra disponible en www.solarwatt.es

Ernesto Macías es director general de Solarwatt España.

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Un comentario

  • Dabama

    21/06/2019

    Cuatro medidas que impulsarían muchísimo:

    - Bajada del término de potencia (al menos su IVA, como ha hecho Portugal).
    - Fin de la subvención eléctrica a familias por el simple hecho de tener tres hijos (el mal llamado bono social).
    - Un IVA que no frenara estas inversiones. Si el ciudadano de su bolsillo contribuye a los objetivos vinculantes del país ¿debe sisarle el Estado un 21%?
    - Exención de licencia municipal. Los ayuntamientos están suponiendo un freno burocrático y económico (que no compensa muchas veces reducciones de IBI).

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