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El COVID-19 convierte al carbón en el combustible fósil más caro tras el desplome del petróleo

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El carbón, la opción energética más contaminante y que históricamente ha sido la más barata, es ahora el combustible fósil más caro del mundo. Ante el colapso de las cotizaciones de petróleo en el último mes –han caído más de un 50%–, el crudo ahora tiene un precio inferior al del contrato de carbón más comercializado, en términos de energía equivalente, según los cálculos de la agencia Bloomberg.

Así el carbón de Newcastle de Australia, tipología de referencia, cotizaba 66,85 dólares por tonelada el pasado viernes, que sería equivalente a 27,36 dólares por barril de petróleo. El Brent, que se negocia en Europa, terminó ese día en 26,98 dólares, o sea, algo por debajo. El carbón también es más caro que el GNL (gas natural licuado).

El uso de carbón en Estados Unidos y Europa ha disminuido de forma considerable en los últimos años a favor del gas natural y las energías renovables, más baratas y menos contaminantes. En España las centrales de carbón son residuales y, como anécdota, la pasada semana acaba de cerrar la última planta de carbón de Nueva York.

Sin embargo, en Asia este fósil sigue siendo una opción popular. China e India están todavía construyendo centrales de carbón. El continente asiático necesita energía y el carbón era una fuente necesaria en el mix energético pese a ser el combustible más sucio, al emitir casi el doble de dióxido de carbono que el gas natural y un 30% más que la gasolina cuando se quema.

La subida en la clasificación de precios, que es más el resultado de la caída repentina de los precios del crudo que un aumento de la demanda de carbón, ha de ser prolongada para incentivar el alejamiento de plantas e inversiones del carbón. A corto plazo, el uso del carbón en Japón podría caer ligeramente este verano a favor de GNL más barato, según Goldman Sachs Group Inc.

El contrato de Newcastle representa el carbón para uso en generación de energía, que en gran parte tiene diferentes fundamentos de oferta y demanda que el mercado petrolero. Las cancelaciones de vuelos y las restricciones a los viajes podrían haber recortado el uso mundial de petróleo hasta un 20%, mientras que Arabia Saudita y Rusia están a punto de inundar el mercado con suministros adicionales. Ello ha provocado una caída del Brent de alrededor del 60% desde comienzos del año. Los mercados de energía en Asia, que son los mayores clientes para el carbón transportado por mar, han sido más resistentes.

El carbón de Newcastle, cuyo precio se fija en el principal puerto de carga de Australia, ya se ha negociado según una equivalencia energética por encima del Japón-Corea, el referente para el gas natural licuado en Asia, durante la mayor parte de este año

Pero el descenso abrupto del petróleo puede tener efectos perversos, en términos medioambientales, en el transporte o en la calefacción. En efecto, el precio del galón de combustible ayer bajó de un dólar en algunos estados de EE.UU., el nivel más bajo desde el 2001. “Sin políticas de transporte de bajas emisiones, un periodo prolongado de precios bajos del petróleo puede afectar la velocidad de adopción de vehículos eléctricos”, dijo la pasada semana Francesco La Camera, director de Agencia Internacional de las Renovables (IRENA).

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