Car sharing, moto sharing, eléctricos, híbridos, a gas, de hidrógeno... pero también bicicletas, patinetes o ir a pie. La movilidad sostenible ha venido para quedarse y los que están dando los primeros pasos son algunas de las empresas españolas más conocidas. Todas coinciden en que la mayor dificultad está en el cambio de la mentalidad de las personas, además de un mayor apoyo institucional.
La eléctrica Endesa es pionera con su Plan de Movilidad Eléctrica y reconoce que los inicios fueron complicados. "Nuestro eje estratégico como compañía eléctrica es poner en marcha ya esa transición energética y caminar hacia la descarbonización y la electrificación de la economía", explica Virginia Ocio de la Fuente, responsable de Nuevas Iniciativas de Negocio de **Endesa **durante la jornada "Impulsando la movilidad sostenible desde las empresas, "pero cuando comenzamos con el plan nos preguntamos cómo íbamos a conseguir transmitir a los empleados que cambiaran su modo de desplazarse a su lugar de trabajo. Inicialmente no había mucha fe, y era necesario que se apoyara desde el equipo directivo, que son los primeros que deben estar decididos por el cambio, pero a medida que han ido pasando los años cada vez son más los que prefieren comprarse un coche eléctrico que un vehículo de combustión".
En el tercer año de esta iniciativa, ya son más de 600 trabajadores de Endesa los que se han pasado al vehículo eléctrico, el 6% de la plantilla total nacional y el 11% de la que reside en Madrid.
En el caso de Mahou "hemos apostado por una flota lo más sostenible posible pero lo más difícil fue convencer a los empleados y a los directivos de por qué es necesario hacer el cambio", coincide Beatriz Herrera, directora de Responsabilidad Corporativa de la compañía.
"Eramos conscientes de que no estábamos entre los pioneros de este sector", señala por su parte Susana Pastor, responsable de Compensación y Beneficios de KPMG España, "no habíamos sentido la piedra en el zapato como para ver la necesidad de cambiar hacia la movilidad sostenible, así cuando nos iniciamos en esta experiencia trabajamos sobre papel en blanco".
El primer paso fue realizar una encuesta entre los trabajadores para conocer cuáles eran las dificultades o las razones por las que no apostaban por un vehículo eléctrico. "Lo que les frenaba, por ejemplo, era no tener un punto de recarga en el punto de trabajo", añade Pastor. Por eso, se decidió instalar este tipo de infraestructuras en el centro de trabajo.
"Sin embargo la movilidad sostenible no solo significa comprarse un coche eléctrico, también propusimos suscribirnos a una empresa de 'moto sharing' y diseñamos una plataforma a nivel interno de 'car sharing' que permitiera a los trabajadores organizarse para salir de Madrid o viajar los fines de semana, dos ejemplos muy exitosos en KPMG también porque la media de edad de nuestra plantilla está entre los 30-35 años", concluye.
Las empresas pueden hacer más por una transición hacia un transporte menos contaminante. Los servicios de paquetería son uno de los casos más paradigmáticos. Tanto Correos como Seur cuentan con vehículos alternativos para realizar los repartos, desde furgonetas eléctricas, bicicletas o personal a pie. "De los 43.000 carteros que trabajan en Correos, 12.000 no contaminan nada porque van a pie", explica Susana Cuervo, subdirectora de Organización, Eficiencia y Sostenibilidad de Correos, "los 31.000 restantes hay que convencerlos para que se cambien a un modelo más electrificado y eso cuesta. Quizás el problema es que empezamos demasiado pronto, cuando la tecnología no estaba todavía madura, y de ahí el rechazo al nuevo sistema".
En el caso de Seur, "utilizamos combustibles alternativos a la batería, como es el gas natural porque para el transporte industrial o de grandes cargas la tecnología eléctrica todavía no está preparada", puntualiza May López, responsable de RSC de la compañía de paquetería, "y también estamos abriendo minihubs de 'última milla', donde se almacena la paquetería lo más cerca posible de su punto de entrega y ahí entra otro tipo de movilidad, no tanto el uso del eléctrico como de la bicicleta".
En definitiva, que "aquellas empresas que no apuesten por la sostenbilidad se quedarán fuera del mercado, porque al final nadie quiere respirar aire sucio y con nuestras decisiones de compra, a título individual, somos los responsables de que las empresas también también sus modelos de negocio y su manera de desplazarse", concluye la responsable de Seur.
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