El anuncio de la reducción del 23% de la plantilla de Siemens Gamesa, hecho el pasado lunes, 6 de noviembre, por su CEO, Markus Tacke, ha caído entre los trabajadores como una bomba, porque aunque se saben las cifras generales, falta por concretar lo que ocurrirá en España. Y más aún porque aún no se les ha informado a los representantes sindicales tras tres días de intentos fallidos. Habrá que esperar a un nuevo encuentro para el lunes próximo, por la mañana, para conocer los datos sobre el recorte de 6.000 empleos que se llevará a cabo en un plazo de tres años.
"Los trabajadores están desconcertados, llevan varios meses recibiendo noticias preocupantes sobre el futuro de la compañía pero sin decir nada en concreto, como los cierres de plantas en diferentes partes del mundo, la caída en picado de las acciones en bolsa, los malos resultados trimestrales, las cifras de stocks en EEUU, Sudáfrica o Brasil... Y ahora anuncian un ERE de 6.000 puestos de trabajo sin haberlo comunicado previamente a nivel interno, es ilógico que una decisión así se deje de comunicar a sus trabajadores", señalan fuentes conocedoras, "además se supone que las reorganizaciones, si es que la hay, deberían presentarse junto a los Planes de Negocio, y por tanto sería en febrero de 2018, y no con la presentación de una previsión anual".
La sensación de confusión y caos tiene su origen en Alemania. Según ha podido saber El Periódico de la Energía, el problema ha surgido en la cadena de comunicación entre dirección y sindicatos, al no haberse comunicado adecuadamente a Siemens Europe Committee (SEC), el Comité Europeo sindical de todo el Grupo Siemens, que está bajo jurisdicción alemana. "Es obligatorio que antes de hacer un anuncio de estas características haya primero y con antelación un periodo de consulta como medida de protección a los trabajadores, y se ha incumplido porque supuestamente se ha quedado la información perdida en el camino y no ha llegado a tiempo", advierten las mismas fuentes.
Para añadir más leña al fuego, como el SEC está compuesto por una multitud de divisiones y grupos de productos y nunca se han establecido consejos de trabajo divisionales europeos, los sindicatos españoles reciben la información a posteriori de los sindicatos alemanes. Por lo que si a los sindicatos alemanes no les llega la información primero, no la pueden enviar a España.
"El protocolo en Alemania determina un procedimiento muy estricto por el que la empresa debía informar previamente a los sindicatos alemanes del ajuste de plantilla que tenía previsto realizar la dirección, y por lo visto, alguien en ese camino no hizo bien su trabajo, no transmitió toda la información al SEC y por tanto no llegó bien a su destino", explican, "y casualmente lo que se quedó sin comunicar fueron las cifras exactas de despido en España y en Alemania, porque del resto de países ya se sabe".
La situación de los trabajadores alemanes es algo diferente a la de sus homólogos en España. En el negocio eólico de Siemens, antes de su fusión con Gamesa, el grupo alemán acordó un blindaje de empleo de tres años para sus trabajadores en Alemania afectados por la unión de las dos compañías, un plazo que finalizará (si se respeta el acuerdo) en 2020. "El nerviosismo se ha extendido por toda la plantilla en España, si los sindicatos alemanes tienen que negociar los recortes que quiera realizar la Dirección de la compañía con este acuerdo, y les llega antes la información, ya veremos qué consecuencias puede tener eso para los trabajadores de nuestro país", han concluido.
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