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Las grandes obras lineales generan impactos relevantes tanto desde el punto de vista de la emisión de carbono, como del uso de la energía. Y el hidrógeno, como vector energético, tiene el potencial de modificar radicalmente este paradigma. A este respecto, INCOSA, lidera procesos de innovación en proyectos de gran nivel, donde participará de forma activa en la definición de una estrategia de energías renovables e hidrógeno para compensación de afecciones en dicho proyecto.

Obras lineales y consumo de energía

Las obras lineales como carreteras, autopistas o vías férreas son grandes obras de la ingeniería civil que implican un consumo energético relevante durante su fase de construcción, así como en la explotación. En esta última fase, hay una doble vertiente en el consumo de energía, ya que se requiere tanto para el transporte, como para la explotación de la infraestructura (señalización, iluminación, túneles, etc.).

Como ejemplo, la iluminación LED de una boca de túnel de autopista puede llegar a consumir entre 175 y 250 MWh anualmente, y el alumbrado de 1 km de autopista de dos carriles puede estar en una horquilla de 20 – 35 MWh anuales.

Aporte de la tecnología de hidrógeno

En las obras de nueva ejecución, especialmente en aquellas cuyo trazado se prevea largo y en zonas poco densamente pobladas, o con escasez de recursos energéticos, el hidrógeno, en combinación con la generación renovable de energía, tiene el potencial para cambiar radicalmente el paradigma de la gestión energética en base a una doble vertiente: por un lado, el suministro energético a los vehículos en forma de hidrógeno y por otra parte, el almacenamiento de energía renovable para su posterior utilización en formato eléctrico.

Para ello, de la misma manera en la que ahora existen áreas de servicio en las autopistas y carreteras, se podrían generar núcleos energéticos, que, de forma adicional a los servicios que existen actualmente, podrían utilizarse para la generación de hidrógeno, su almacenamiento, suministro y re-electrificación.

Adicionalmente, dentro de la misma planificación de las obras lineales, el binomio energías renovables – hidrógeno se podría implementar como un polo de desarrollo local, ya que, dentro del terreno afectado por este tipo de obras (especialmente las carreteras y autopistas), se generan áreas de entidad relevante para la instalación de generación fotovoltaica y mini-eólica, que podrían servir para abastecer a consumidores locales, o, mediante el hidrógeno y sus derivados, a consumidores más alejados. De esta forma, se podría compensar parte del impacto generado por estas obras, dinamizando la economía local y contribuyendo a una descarbonización.

Conclusión

Durante la planificación de las obras lineales, especialmente de aquellas de gran longitud y que atraviesan zonas con potencial desarrollo energético, es muy conveniente realizar una planificación energética que permita aprovechar las capacidades que estas infraestructuras ofrecen tanto a la descarbonización del transporte como al desarrollo de la economía energética local, para lo cual el hidrógeno junto con las energías renovables pueden jugar un papel decisivo.

Desde INCOSA, dentro de nuestro compromiso con la descarbonización de la economía, vamos a estudiar en detalle las alternativas que ofrece el hidrógeno para mitigar la afección de las obras lineales, combinando nuestro conocimiento adquirido en energías renovables, en hidrógeno y en ejecución de obras lineales. El reto acaba de comenzar.

Ignacio Abad Martínez es Ingeniero de sistemas de seguridad en túneles en INCOSA.

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