En 2020, en pleno contexto de pandemia y con el hidrógeno comenzando a aparecer en el debate público en España, Brais Armiño y Javier Pollos, dos jóvenes ingenieros gallego y madrileño decidieron abrir un espacio pionero para conversar sobre este vector energético. Aquel espíritu divulgador pronto se transformó en algo más grande: AtlantHy, consultora especializada en proyectos de hidrógeno verde, captura de CO2 y combustibles sintéticos, que desde sus inicios se ha convertido en referencia nacional. Hoy son un equipo de nueve personas y destacan que el crecimiento ha sido “orgánico, paso a paso, siguiendo la madurez del sector”.
Además, lanzaron El Podcast del Hidrógeno, el primero en España dedicado íntegramente a este tema. “Llevamos casi cien episodios, todos en formato de entrevista, y es como ofrecer un máster en hidrógeno gratis”, sonríen sus creadores, destacando que la formación es la primera piedra para el crecimiento del sector.
Desde entonces, su actividad se ha diversificado. AtlantHy asesora a empresas en la conceptualización, viabilidad técnica y económica, acceso a ayudas públicas, tramitaciones de ingeniería o procesos de due diligence. Han trabajado en proyectos relevantes tales como el asesoramiento al índice de precios del hidrógeno renovable MIBGAS IBHYX, una iniciativa de producción de metanol en el Puerto de Gijón, la instalación de un electrolizador de 2 MW en una cementera o el apoyo a HVR para desplegar más de 40 hidrogeneras en España.
Digitalización para impulsar los proyectos Hy
Recientemente han dado el salto a la innovación digital con DigHy, un software como servicio (SaaS) que traduce el conocimiento acumulado en años de consultoría en una herramienta capaz de simular, optimizar y configurar plantas de hidrógeno mediante algoritmos avanzados. En palabras de sus fundadores, se trata de “consultoría digitalizada: ya no es solo un informe, es un producto que el cliente puede utilizar y dominar, con infinidad de opciones”.
La plataforma permite dimensionar instalaciones, analizar su viabilidad económico-técnica, proyectar consumos, planificar conexiones con subestaciones o hidroductos y reducir errores en las fases iniciales de desarrollo. Al concentrar en un solo entorno modelos técnicos, bases de datos y cálculos complejos, agiliza procesos que antes requerían semanas de trabajo manual y costoso. “Lo que antes era un informe o un trabajo repetitivo y caro ahora es un producto que pone en manos del cliente todo nuestro conocimiento acumulado”, explican.
El valor está en dar independencia a los desarrolladores: ya no dependen de encargos constantes de consultoría para cada ajuste, sino que disponen de una herramienta flexible para explorar distintas configuraciones de sus proyectos en tiempo real. La ambición es clara: que España no solo produzca hidrógeno verde, sino también la tecnología digital que lo haga viable y competitivo en el mercado global.
Hidrógeno verde como pieza clave en la descarbonización de la economía
A diferencia de otros vectores energéticos, permite sustituir combustibles fósiles en sectores difíciles de electrificar, como el acero, el cemento, los fertilizantes o la aviación. Sus derivados —amoníaco, metanol o combustibles sintéticos— ofrecen soluciones para la movilidad marítima y aérea, además de asegurar fertilizantes verdes para la seguridad alimentaria. En esencia, el hidrógeno no solo aporta calor limpio e insumos químicos sin CO₂, sino que también abre la puerta a una transición energética profunda en industrias que hasta ahora parecían condenadas a seguir dependiendo del carbón, el fuelóleo o el queroseno.
Consultados sobre los avances más relevantes, los fundadores recuerdan que hace apenas cinco años todo giraba en torno al uso de hidrógeno puro, que parecía tener aplicaciones en cualquier ámbito, pero pronto quedó claro que nadie iba a comprarlo a precios comparables al gas natural. De ahí que el sector y las regulaciones se comenzaran a centrar en los usos donde realmente tiene sentido, un proceso de maduración que ha llevado tiempo.
Hoy, dicen, la normativa europea está marcando los ritmos sectoriales: “debido a la normativa europea, el aumento del potencial del combustible renovable para los barcos no se ha centrado tanto en el uso del metanol o el uso del derivado de hidrógeno, sino en general en reducir emisiones, y esto hasta cierto punto disminuye ese impulso que puede tener el consumo de hidrógeno en este sector”. En cambio, la aviación sí se encuentra bajo obligaciones crecientes de usar combustibles sostenibles, especialmente a partir de 2030, cuando se prevén cuellos de botella por falta de oferta suficiente de SAF (sustainable aviation fuels).
En cuanto a la innovación, subrayan que el foco no está tanto en la consultoría o el despliegue de proyectos, sino en los propios fabricantes de electrolizadores y pilas de combustible, que en los últimos cinco años han protagonizado los mayores avances. “La innovación está sobre todo en los operadores de electrólisis y fabricantes de pilas de combustible, como atestiguan los recientes anuncios por parte de HydrogenPro, CellCentric o Toyota anunciando mejoras de eficiencia del 20 % en sus electrolizadores o pilas de combustible”, apuntan.
Según la Agencia Internacional de la Energía, desde 2021 la capacidad mundial de electrolizadores se ha multiplicado por nueve, pasando de 0,6 GW a más de 5 GW en 2024. El salto es histórico para la transición energética, pero aún insuficiente: cumplir los objetivos de descarbonización requerirá instalar cientos de gigavatios antes de 2030, además de enormes inversiones en infraestructura, fabricación y suministro sostenible de materiales.
Armiño y Pollos señalan que “el hidrógeno será imprescindible en la producción de acero, químicos, fertilizantes, aviación y transporte marítimo. Habrá una convivencia entre biocombustibles y sintéticos, aunque los bios afrontan límites de disponibilidad y un salto tecnológico pendiente. El 40-50% del transporte de mercancías por carretera se va a hacer con hidrógeno”.
Gigaproyectos y bancabilidad
El reciente anuncio del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con 2 GW de capacidad proyectada, confirma la ambición española de liderar la producción europea. Sin embargo, los fundadores de AtlantHy advierten de las complejidades: llevar electricidad a gran escala a estas instalaciones implica costes elevados e incertidumbre regulatoria. Y aunque reconocen la capacidad de las petroleras para impulsar proyectos de ese tamaño, señalan los riesgos de depender de recursos externos como agua o energía de red.
Lo resumen con claridad: “Lo que es más competitivo es hacer proyectos que no sean tan grandes, proyectos de 20, 30, 50 megavatios, con sus renovables asociadas y, a través de la tubería que va a hacer Enagás, llevarlo a los grandes centros de consumo. Como ya se hace con las renovables hoy en día”.
Tal y como está estructurado el sistema eléctrico, el hidrógeno no puede asumir todos los sobrecostes que hoy en día implica estar conectado a la red, desde peajes hasta sistemas de ajuste pasando por impuestos intermedios, cuando computas todo eso a la hora de producir el hidrógeno, el €/kgH2 se dispara. Esto es absurdo, sobre todo cuando hablamos de una tecnología que puede ayudar enormemente al sistema eléctrico a la hora de ser más flexible.
En paralelo, el despliegue europeo de hidrógeno se enfrenta a un reto financiero. Solo el 7% de los 514.000 millones de dólares anunciados en proyectos de hidrógeno verde se ha comprometido firmemente, según Hydrogen Europe. Para resolver esta brecha, la asociación propone un sello de bancabilidad, con criterios técnicos y financieros estandarizados que den confianza a los inversores. Mientras tanto, la normativa RED III de la UE avanza lentamente en su transposición y mantiene condiciones exigentes —como la adicionalidad y la correlación temporal y geográfica de la electricidad renovable—, en contraste con el marco estadounidense, que ofrece créditos fiscales para el hidrógeno limpio.
En este contexto, apuntan que los fondos públicos aún no están aportando la certidumbre esperada: “la financiación pública con fondos Next Generation apenas ha cristalizado porque hay retos técnicos como el offtake y la regulación que sigue en desarrollo, lo que complica confirmar la viabilidad de los proyectos. Antes por ejemplo no se pedían avales y ahora sí.”. Para los emprendedores, la falta de claridad frena decisiones y hace más difícil acelerar inversiones.
Como siempre, todo se reduce a pedir subvenciones y que los costes asociados al proyecto lo paguen otros.
guillermo@sistemasfotovoltaicos.es
20/09/2025
A fecha de hoy con la tecnologia actual ya se puede conseguir un coste de la molecula de H2 inferior a un euro sin ningún tipo de subvencion en plantas inferiores a 50MW. Hay otros factores que no estan dejando desarrollar este cambio.
Pedro
20/09/2025
Vicente antes de escribir deberías informarte mejor. Un cordial saludo y que el hidrógeno te acompañe.
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Vicente
19/09/2025