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El 'impuesto al sol', el popular alias del cargo al autoconsumo, ¿efecto boomerang para el sector fotovoltaico?

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Hace ya más de cuatro años que la revista estadounidense Forbes publicaba un artículo en el que se 'mofaba' de que el gobierno español tenía en mente aprobar una normativa que iba a gravar el autoconsumo de electricidad de aquellos que tuvieran paneles solares instalados en sus tejados.

En el artículo "Out Of Ideas And In Debt, Spain Sets Sights On Taxing The Sun" fue la primera vez que se habló del término 'impuesto al sol', y desde entonces, se ha extendido como la pólvora y ha sido usado hasta la saciedad para denunciar una decisión política que parecía injusta. La industria fotovoltaica pero también las plataformas ciudadanas, las organizaciones sociales y ambientales y los consumidores han conseguido viralizarlo y que llegue a oídos incluso de aquellos a los que el autoconsumo o la energía solar les pilla muy lejos.

Y después de todos estos años, ¿ha tenido el efecto deseado? Las opiniones en el sector varían.

Para APPA (Asociación de Empresas de Energías Renovables) se trata de un término negativo. "La expresión 'impuesto al sol' ha sido perjudicial para el sector. A una regulación nefasta hemos añadido una mala imagen, por lo que debemos abandonar esa expresión en beneficio del autoconsumo, y para no añadir trabas y miedos en la mente del consumidor", ha señalado el director general, José María González Moya.

La patronal fotovoltaica UNEF, por otro lado, reconoce que el término "ha sido clave en la victoria de la batalla de la comunicación a través de una imagen que hizo comprender a la sociedad española la injusticia que se estaba cometiendo y que hoy haya un gran  consenso político y social para la eliminación de las barreras artificiales que se ha creado para su desarrollo".

Según su director general, José Donoso, "una vez conseguida la concienciación social y a la espera de que se den unas condiciones políticas adecuadas para la eliminación de las barreras económicas artificiales, la prioridad en este momento es la eliminación de las barreras administrativas y dar a conocer a los colectivos económicos, que reúnen las condiciones óptimas para llevar a cabo proyectos de autoconsumo, sus posibilidades".

Por eso, "lo que puede tener un efecto freno es la carga económica no su nomenclatura. Para las empresa asociadas en UNEF, más del 80% del sector, lo que importa es el  principio de la injusticia que supone el tener que pagar una carga económica por la energía autoconsumida".

En esa misma línea se sitúa Anpier, que dice que el uso del término "no es ni bueno ni malo, es inevitable". Según Juan Castro-Gil, abogado y secretario de la asociación, "¿qué podríamos haber hecho si no, con las decisiones políticas de los últimos años? Las cargas asociadas al autoconsumo han sido la puntilla, y si la sociedad no hubiera reaccionado como lo ha hecho, la normativa podría haber sido peor, como incluir también a las instalaciones por debajo de los 10 kW, que incluso están en una transitoria, en el pago de este cargo". Por eso asegura que "si encima ahora estuviéramos totalmente callados, nada mejoraría".

Entre los expertos del sector hay opiniones dispares. Según Daniel Pérez, abogado de la comercializadora Holaluz, "el freno del autoconsumo no ha sido por culpa de una expresión del sector, sino por un Real Decreto que es el más restrictivo del mundo contra el autoconsumo. Pero con la mejora tecnológica, y a pesar de las trabas, el autoconsumo es una opción legal y rentable a día de hoy en España. 2018 será el año del despegue del autoconsumo, por muchas trabas que le pongan". De hecho, el letrado asegura que "el problema no es solo el 'impuesto al sol' sino la concepción generalizada de que el autoconsumo en España está prohibido. Pero lo cierto es que a 31 de diciembre de 2017 el Gobierno sigue sin atreverse a cobrarlo", y concluye recordando que "en 2018 nos tocará hablar de autoconsumo compartido, de baterías y de las posibilidades que el RD, que es pésimo y debe ser cambiado, nos permite desarrollar".

No opina lo mismo Pablo Corredoira, director de la consultoría especializada en el sector fotovoltaico Haz Energía, ya que considera que, con el uso y abuso del término, "estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado". Según ha publicado en su blog, "el mensaje que estamos trasladando desde el sector fotovoltaico a los potenciales autoconsumidores y al resto de agentes (partidos políticos, agentes sociales, etc.) es desalentador, y está calando. Un mensaje que viene a decir que “el Gobierno está en contra del autoconsumo y lo ha hecho inviable económicamente a base de obligar al autoconsumidor a pagar”. Un mensaje que ha creado una enorme desconfianza en la opinión pública sobre el autoconsumo y que se está volviendo contra nuestros propios intereses".

La realidad es que, ya sea por el lastre subliminal que ha provocado el término, ya sea por otras razones, en España apenas se ha desarrollado el sector. En uno de los países con mayor radiación solar del mundo, el autoconsumo es insignificante, no llegan a mil las instalaciones registradas, y más aún si se compara con otros países europeos, como Alemania, Reino Unido, Austria, Bélgica, Grecia, Dinamarca, e incluso nuestro vecino Portugal.

Y por lo que parece, ya hay voces que piden dejar de utilizar el término 'impuesto al sol' para comenzar a hablar de cargos al autoconsumo. ¿Habrá llegado ese momento?

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