La seguridad energética de Europa se sostiene sobre una base que pocos comprenden plenamente: una red de producción de crudo, refino y comercio que cruza fronteras sin fricciones. En el centro de esta red se encuentra el Reino Unido—no como un actor periférico, sino como un pilar crítico que sostiene los flujos energéticos del continente.
“La conexión petrolera entre el Reino Unido y Europa es profundamente simbiótica, construida sobre décadas de inversión en infraestructura, relaciones comerciales y optimización de la refinación”, dice Malcolm Forbes-Cable, vicepresidente de Consultoría de Upstream y Gestión de Carbono de Wood Mackenzie
Wood Mackenzie fue encargada por Ithaca Energy para realizar un análisis independiente del comercio de la producción de crudo del Reino Unido. El objetivo del estudio es comprender el papel del Reino Unido en el mercado petrolero europeo, centrándose en la producción de crudo del país y en los mercados finales del crudo y los productos refinados.
El análisis utiliza una variedad de estudios de mercado propios de Wood Mackenzie y datos de herramientas, entre las que se incluyen: Upstream Service, Energy Transition Service, Global Oil Supply Tool y el Refinery Evaluation Model.
El corazón de la red de suministro
Según el informe, Europa se enfrenta a una dura realidad energética: el 80% de su suministro de crudo proviene de importaciones. Con un consumo regional que alcanza los 12,6 millones de barriles por día (b/d) frente a una producción doméstica de solo 2,5 millones de b/d, la seguridad energética del continente depende de una red de suministro altamente integrada—y el Reino Unido se sitúa en su corazón.
Como segundo mayor productor de petróleo de Europa después de Noruega, el Reino Unido desempeña un papel desproporcionado en los flujos energéticos regionales. El país exporta más del 80% de su producción de crudo, y el 86% se destina a refinerías europeas. Esto se traduce en un flujo crítico de suministro: 370.000 b/d van del Reino Unido al noroeste de Europa, lo que representa casi tres cuartas partes de las exportaciones totales de crudo británico.
Un viaje de ida y vuelta
Pero la historia no termina con las exportaciones de crudo. La relación es profundamente simbiótica. Las refinerías del noroeste de Europa procesan el crudo británico y devuelven 288.000 b/d de productos refinados al Reino Unido. En total, el 89% del crudo británico se refina en algún lugar de Europa y, de manera notable, el 65% de los volúmenes producidos en el Reino Unido terminan abasteciendo al mercado británico—ya sea directamente a través de las refinerías nacionales o indirectamente mediante la red de refinación y comercio del noroeste europeo.
El informe revela una verdad fundamental: el Reino Unido y Europa operan como un único sistema energético integrado. La producción de crudo del Reino Unido no solo respalda las necesidades energéticas británicas, sino que también estabiliza las operaciones de refinación europeas, diversifica las fuentes de suministro y reduce la dependencia colectiva de las importaciones de fuera de la región.
A la inversa, la capacidad de refinación europea proporciona al Reino Unido acceso a una gama más amplia de productos refinados, mayor flexibilidad de suministro y una seguridad energética reforzada comparada con lo que podría ofrecer la infraestructura nacional por sí sola.
“A medida que Europa avanza en la transición energética y los responsables políticos a ambos lados del Canal debaten el futuro de la producción de petróleo y gas, esta integración no puede ignorarse. Las decisiones sobre la producción británica tienen consecuencias europeas. Las políticas que afectan la refinación europea tienen implicaciones para el Reino Unido. Reino Unido y Europa operan como un sistema energético integrado, no como mercados independientes. El papel del Reino Unido no es simplemente significativo: es crítico para la estabilidad y el funcionamiento de los mercados energéticos europeos”, concluye Forbes-Cable.
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