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El plan de acción climática de China, una herramienta de gran trascendencia para el planeta

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Pekín quiere parar de una vez por todas el problema de la contaminación.

El plan de acción y control climático posterior a 2020, que presentará  China ante las Naciones Unidas a finales de este mes, tendrá gran influencia en el futuro de la investigación energética global y la innovación, según el director de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), Adnan Z. Amin.

Adnan Amin, director general de IRENA, ha dicho en Beijing que la agencia estaba "muy emocionada" por el anuncio realizado por el gigante asiático, refiriéndose al plan como "una buena señal para la industria de las energías limpias, no sólo en China sino también en el mundo entero".

Xie Zhenhua, representante especial para asuntos de cambio climático en la Comisión Nacional de Desarrollo y Reformas china, dijo hace unos días en Washington que el plan podría implicar una inversión estimada de más de 41 billones de yuanes (unos 6,6 billones de dólares) hasta 2030.

China representa una quinta parte de todo el consumo mundial de energía, y expertos de la industria han dicho que una buena parte de esta inversión irá destinada en gran medida a la investigación e innovación en energías renovables.

China ya dispone la mayor capacidad instalada del mundo en eólica e hidroeléctrica, así como la gran mayoría de las instalaciones de energía solar y biogás.  Ahora se ha fijado el objetivo de aumentar su cuota de combustibles no fósiles en el consumo de energía primaria a alrededor del 20% en 2030, lo que Amin ha descrito como un objetivo ambicioso pero alcanzable.

Amin dijo que un estudio realizado por Irena mostró que China podría alcanzar de manera realista la ampliación de sus fuentes renovables modernas hasta el 26% para el año 2030, mediante la adopción de todas las posibles tecnologías de energía renovable disponibles. Además, también señaló que China podría haber instalado más nueva capacidad de energía renovable en esa fecha que toda Europa y el resto de la región de Asia-Pacífico juntas.

El director de Irena  considera que, a medida que China entre en la siguiente fase de su desarrollo, de menor crecimiento, pero sostenible, la transición proporcionará muchas lecciones para los países de todo el mundo sobre cómo mejorar la calidad de su propio progreso económico. “Asegurar una economía verde no es solamente abordar los problemas ambientales, sino que se trata de asegurar el desarrollo futuro sin superar los límites naturales del entorno".

Amin destacó la importancia para China de dotarse de una base de energía más segura, sostenible y más limpia durante esa transición. La inversión en energía renovable en China alcanzó los 83.300 millones dólares en 2014, frente a los 62.200 millones del año anterior, según cifras del informe Global Status Report publicado por la Red de Políticas de Energía Renovable de Naciones Unidas para el siglo XXI.

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