El precio de la gasolina y del gasóleo ha subido un 0,5% esta semana, rompiendo así la racha de cuatro semanas consecutivas de descensos que había encadenado, tras el inicio de la primera fase de la operación salida de verano.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina se ha encarecido un 0,53%, hasta los 1,308 euros, mientras que el precio medio del litro de gasóleo ha subido esta semana un 0,58%, para situarse en los 1,201 euros, según el Boletín Petrolero de la UE consultado por Europa Press.
Este cambio de tendencia en los precios de los carburantes coincide con la primera semana de vacaciones de verano, periodo estival en el que la Dirección General de Tráfico (DGT) prevé 90 millones de desplazamientos por carretera, 1,5 millones más que los que se produjeron el año pasado. Para julio se han previsto 43 millones de movimientos, mientras que en agosto se estiman 47 millones.
Ambos carburantes retoman así la tendencia alcista en la que entraron a principios de año de la mano del incremento en las últimas semanas en el precio del crudo.
Con este nivel de precios, el llenado de un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta 71,94 euros, medio euro menos que hace un año, mientras que en el caso del gasóleo asciende a 66,06 euros, un euro menos que a finales de junio de 2018.
El barril de crudo
El incremento registrado esta semana en los precios de los carburantes viene acompañado de un repunte en las últimas semanas en el precio del petróleo.
El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves a 63,7 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a 57,08 dólares.
La gasolina es más barata en España que en la media de la UE y la zona euro, donde el precio medio de venta al público del litro de combustible Euro-Súper 95 se sitúa en 1,436 euros y 1,483 euros, respectivamente, mientras que el litro de gasóleo cuesta de media 1,326 euros en la UE y 1,323 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.
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