El Senado de Estados Unidos, de recién estrenada mayoría republicana, desafió al presidente Barack Obama y aprobó el proyecto de ley que permitiría la construcción inmediata del polémico oleoducto Keystone XL, a pesar de las amenazas de vetar el texto emitidas por el mandatario.
Con una votación de 62 a favor y 36 en contra, la cámara alta dio su respaldo a la ley tras semanas de debate sobre numerosas enmiendas, y ahora solo resta que su contenido se ajuste al proyecto similar ya aprobado por la cámara baja, por lo que llegará a la mesa de Obama para que estampe su firma o lo vete la semana próxima.
Con el respaldo de nueve demócratas, el resultado de hoy es el primer reto lanzado por el nuevo Senado de mayoría republicana para el presidente, que previsiblemente impondrá su derecho a veto y evitará que la ley entre en vigor.
"Me gustaría felicitar al senador McConnell por aprobar este proyecto de una manera abierta, incluyente y bipartidista", dijo el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, en referencia a su compañero de bancada, el nuevo líder de la mayoría conservadora del Senado, Mitch McConnell.
El veto del presidente
Obama, quien en última instancia tiene la autoridad de aprobar o denegar la construcción del oleoducto porque cruza fronteras internacionales, vetará la ley precisamente para evitar que le sea arrebatado el privilegio de tomar la decisión final.
La única fórmula para evitar el veto presidencial contempla que la cámara alta logre una supermayoría de 67 votos a favor del proyecto, algo que dadas las negociaciones entre los dos partidos aún no se puede descartar.
Preguntado por el asunto, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Erneast, aseguró que el presidente continúa decidido a no permitir que la ley sea promulgada.
El mandatario ha repetido en numerosas ocasiones que está esperando a que sean emitidas todas las revisiones y evaluaciones de impacto medioambiental, ya que fundamentalmente su apoyo dependerá de los efectos climáticos y ambientales de la construcción del oleoducto.
Sin embargo, un informe previo emitido hace poco más de un año por el Departamento de Estado concluyó que su construcción no afectará de manera significante al calentamiento global ni al incremento de la polución atmosférica.
Tras la publicación de aquel estudio, el mandatario se amparó para dilatar su postura en el caso judicial abierto sobre la construcción del oleoducto en Nebraska, pero hace apenas unas semanas el Tribunal Supremo de ese estado rechazó las denuncias de los propietarios de tierras por las que transitaría la infraestructura.
La resolución dio aún más argumentos a los republicanos para presionar a Obama sobre la construcción del oleoducto, que consideran necesario por la creación de empleo que produciría y el incremento de la autonomía energética para el país.
Aun así, economistas y científicos, entre ellos algunos premios Nobel, han instado al presidente a que evite que se construya el oleoducto por considerarlo altamente peligroso para el medio ambiente.
No obstante, la votación de hoy fundamentalmente supone un incremento de la presión sobre Obama para que decida qué hacer con el proyecto, pendiente desde que entrara en la Casa Blanca en 2009.
La infraestructura canalizaría unos 830.000 barriles diarios de petróleo crudo sintético y bituminoso diluido desde la provincia canadiense de Alberta a diferentes lugares del país, incluidas refinerías de Texas en el golfo de México y un centro de distribución en Oklahoma.
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