Este abril ha sido un mes récord de precios en el mercado mayorista eléctrico. El conocido como pool ha cerrado el mes a un precio de 65 €/MWh, siendo el más caro en un mes de abril en la historia. Para que se hagan una idea, el escándalo que se montó en enero con la tormenta Filomena dejó el pool en enero en los 61 €/MWh.
¿Porque ha subido tanto? Cuando pagamos estos niveles de precios se debe a que es necesaria el aporte de las tecnologías térmicas, básicamente ciclos combinados, cuyo coste de producción recoge entre otros el coste del gas, que ha estado bastante alto para un mes de abril por encima de los 20 €/MWh y el coste de los derechos de CO2. Como el mercado es marginalista, es decir que todas las tecnologías cobran el precio de la oferta más cara necesaria para cubrir toda la demanda, cada vez que se enciende un ciclo combinado la oferta será bastante cara.
La escala de los precios de los derechos de CO2, que en el fondo es un impuesto medioambiental, disfrazado de mercado, se ha disparado en los últimos meses. Hace poco mas de 1 año cotizaba por debajo de 20 €/tonelada y hoy supera los 50 €/tonelada.
Fuentes del mercado señalan a este diario que si no existiesen los derechos de CO2 o los ciclos combinados no tuvieran que pagarlo, el precio del pool hubiera sido de 52 €/MWh y si tampoco existiese el impuesto del 7% a la producción eléctrica hubiera bajado hasta los 48 €/MWh.
Ganadores y perdedores
Pero realmente, ¿quién pagan esto? Efectivamente, los consumidores. De no existir los derechos de CO2, el pool se hubiera reducido en 13 €/MWh, lo que son unos 250 millones de euros de extracoste en el mes de abril. Ahí es nada.
¿Y quienes ganan con esto? Las tecnologías que no emiten, es decir, las renovables y la nuclear. Cobran por la emisión pero no lo pagan. Por tanto, el CO2 está generando unos beneficios caídos del cielo (windfall profits) a más del 60% de la generación dentro del mix.
Teniendo en cuenta los precios capturados por estas tecnologías gracias al alto coste del CO2, los beneficios son cuantiosos. Por ejemplo, las renovables se embolsan 115 millones, la nuclear unos 55 millones y la hidráulica unos 41,5 millones, según cálculos de estas mismas fuentes.
Sin embargo, el año pasado, tecnologías como la nuclear no eran capaces ni de cubrir sus costes durante los primeros meses de confinamiento cuando los precios en los mercados no alcanzaban ni los 20 €/MWh.
¿Y por qué sube el CO2? En los mercados hay dos razones para que suban los precios, o fundamentales o especulación.
No existen fundamentales para la subida del precio del CO2 y de existir se solucionan fácil se emiten más derechos, pero el mercado ya está inundado de derechos.
Por tanto, la razón es puramente especulativa ya que es posible obtener rentabilidades más que razonables comprando derechos de CO2 hoy y venderlos para entregar en diciembre. Sin prácticamente riesgo. Se compra hoy, se paga hoy. Se vende hoy y se cobra en diciembre.
En la siguiente gráfica se puede ver la diferencia entre el precio del mercado diario y la cotización de ese mismo día para entrega en diciembre. Se divide entre la cotización del día y se obtiene la rentabilidad.
En abril esta rentabilidad ha alcanzado el 0.2% por 8 meses, es decir un nominal del 0,3%, que se debe enfrentar a los tipos negativos del dinero que se sitúan en el -0.5%. Por eso las grandes cantidades de dinero que están circulando estos últimos meses en el mercado de CO2. Es fácil ganar dinero, pero a costa de los consumidores europeos y en nombre del medioambiente pues resulta bastante amoral por parte de los inversores.
Mientras tanto, y a la espera de que la Unión Europea tome alguna decisión al respecto, los consumidores seguirán pagando altos precios por la electricidad.
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