En los últimos meses hay una discusión acalorada sobre el futuro del carbón en España, especialmente el de origen autóctono, entre los partidos de izquierdas. Por un lado, están los partidarios de perpetuar su producción con ayudas estatales a la minería y por otro están las tesis más ecologistas que apuestan por un modelo energético basado en un sistema 100% renovable.
Esta polémica se hizo patente en un mismo día. Mientras el Observatorio Crítico de la Energía, el think tank del Circulo 3E (Economía, Ecología y Energía) de Podemos publicaba ayer el informe "El carbón en España 2016" donde dicen que "cualquier intento serio por luchar contra el Cambio Climático pasa por dejar de quemar carbón inmediatamente y reemplazarlo por tecnologías renovables", su secretario de Relación con la Sociedad Civil y Movimientos Sociales de Podemos, Rafael Mayoral, aprovechaba su nueva posición en la Comisión de Industria para defender una PNL que permitiera aumentar el consumo de carbón autóctono “sin menoscabo de una disminución global” de la participación de este combustible en el mix energético.
Pero ¿cuál es la situación actual del carbón en nuestro país? Según el informe, el número de trabajadores ha descendido en 30 años de los 45.000 a los 3.126, además de los casi 1.100 empleos que generan las empresas auxiliares. Y es que el carbón autóctono que se produce no es competitivo y aunque necesite de las ayudas estatales para mantenerse, es decir, del dinero que sale del bolsillo de todos los ciudadanos, aún así "no resulta competitivo".
Ayudas multimillonarias
El estudio cuantifica las ayudas que ha recibido el sector en los últimos años. Por un lado, "ayudas que se han otorgado con cargo a Presupuestos Generales del Estado entre 2011 y 2015 y que han recibido las unidades de producción minera", que suman 459 millones de euros", por otro los 1.300 millones de euros que han recibido las centrales eléctricas que utilizaban carbón autóctono mediante el mecanismo de Restricción por Garantía de Suministro, y además por otro, las ayudas que desde 1992 han recibido las empresas mineras, que a cargo también de los Presupuestos Generales del Estado, han alcanzado la cifra de 22.000 millones de euros. El Observatorio advierte que no han incluido los pagos por capacidad que reciben las centrales térmicas porque esta "cuantía no está disponible".
Y mientras se subvenciona la producción del carbón en las cuencas mineras y su quema en las centrales térmicas, en 2014 este negro mineral fue el causante del "70% de las emisiones de CO2 asociadas a la generación de electricidad en España a pesar de que solo supuso el 16,5% de la electricidad consumida", y en el conjunto de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, representó el 13%. El carbón es una de las formas de generación eléctrica más contaminantes que existen.
Otra de las cuestiones que plantea el informe es la consecuencia medioambiental de la extracción del carbón, que se realiza a partes iguales a cielo abierto y en galerías. En el primero el impacto es mucho mayor y "llegan en ocasiones a afectar a montañas enteras, con todos sus recursos forestales y acuíferos. Como resultado de todo esto, el espacio ocupado queda inservible". En el caso de la mina de galería, los resultados no son tan nefastos pero "este tipo de minería tiene impactos como las emisiones de metano, posible contaminación de acuíferos y generación de escombreras".
Y mientras hace un repaso al pasado reciente y al presente, el estudio recuerda que el futuro del sector está marcado por la Decisión 2010/787/UE del Consejo, de 10 de diciembre de 2010, relativa a las ayudas destinadas a facilitar el cierre de minas no competitivas, que en España hasta 2015 ascendieron a 459 millones de euros, y que derivó en el "Marco de Actuación para la minería del carbón y las cuencas mineras en el periodo 2013-2018", donde se dice que después del 31 de diciembre de 2018 deberán cerrar todas las unidades de producción de carbón que no resulten competitivas sin recibir ayudas.
Por último, el think tank de Podemos ofrece soluciones y alternativas para abandonar el carbón como fuente de energía, porque "este abandono es tecnológica y económicamente viable; muy en particular, lo es en España, donde existe un exceso de potencia eléctrica instalada". Para ello propone un plan de transición económica hacia sectores medioambientalmente sostenibles. Pone como ejemplo la comarca francesa Loos-en-Gohelle, un modelo en el que la sustitución de la industria del carbón es posible así como la pervivencia de la calidad económica y social.
Pablo León Fernández
19/02/2017