Varapalo tremendo a las intenciones de la Unión Europea a querer establecer un tope al precio del gas en el mercado TTF a 275 €/MWh como pretendía la Comisión Europea.
El Consejo Europeo solicitó al Banco Central Europeo su opinión al respecto, y ésta no ha podido ser peor para los intereses de Bruselas.
Comprende la institución que dirige Christine Lagarde que los mecanismos destinados a moderar los niveles de precios extremos y la volatilidad en los mercados mayoristas de gas pueden, en principio, aliviar una serie de riesgos para la estabilidad financiera.
Sin embargo, el BCE considera que el diseño actual del mecanismo de corrección del mercado propuesto puede, en algunas circunstancias, poner en peligro la estabilidad financiera en la zona del euro.
“El diseño actual del mecanismo puede aumentar la volatilidad y las llamadas de margen, desafían la capacidad de las contrapartes centrales para gestionar los riesgos financieros, y también pueden incentivar la migración de los centros de negociación al mercado extrabursátil (OTC) no compensado centralmente. Estas son las consideraciones pertinentes
que el Consejo debe tener en cuenta para la estabilidad del sistema financiero
en sus deliberaciones sobre el reglamento propuesto”, ha dicho el BCE en un reciente informe.
El rol ‘secundario’ del BCE
Así mismo, el BCE parece querer quitarse del medio y no querer nada que ver con lo relacionado a este mecanismo del tope al gas.
Es por ello que critica que desde Bruselas se le dé protagonismo al BCE a la hora de intervenir el mercado de gas cuando se trata de un supervisor de la estabilidad financiera.
Entre otras cosas propone que se elimine su protagonismo en lo relacionado al tope frente a otros organismos como ACER, ESMA o ENTSO-G que tienen mejor opinión para saber qué hacer en todo momento a la hora de aplicar o no el tope al gas.