Cuando casi todos los gobiernos del mundo acordaron en París hace más de dos años abordar el cambio climático, eludieron un tema importante: las emisiones de carbono del transporte marítimo internacional. Durante esta semana en Londres, tienen la oportunidad de corregir esa laguna en la reunión del Comité de Protección del Medio Marino que se celebra en la sede de la Organización Marítima Internacional.
La navegación es, con mucho, el modo de transporte más eficiente en términos de energía, y mueve aproximadamente el 80% del comercio mundial por volumen. Sin embargo, el combustible que utiliza es nocivo para el medio ambiente y la salud humana, y los barcos tardan en construirse mucho tiempo, por lo que desplegar flotas más limpias lleva tiempo.
El transporte marítimo internacional ya representa casi la misma cantidad de dióxido de carbono cada año como el que emite la economía alemana. En las tendencias actuales, su participación en el total aumentará rápidamente. Podría representar aproximadamente el 15% del presupuesto mundial de carbono establecido por el acuerdo de París para 2050.
Durante esta semana se espera que la Organización Marítima Internacional (OMI) anuncie una estrategia para reducir estas emisiones. El plan es poco probable que sea audaz. Países como Argentina, Brasil, India, Panamá y Arabia Saudita se resisten a los objetivos de dióxido de carbono para el transporte marítimo. Como era de esperar, la industria también se opone.
A pesar de esta resistencia, la OMI debe ser ambiciosa. En última instancia, el enfoque más rentable sería imponer un impuesto al carbono y dejar que eso guíe la inversión y la innovación. Pero idear e implementar un sistema internacional de precios de carbono no se hará de la noche a la mañana. En el corto plazo, la OMI debería proponer una variedad de medidas útiles para corregir el rumbo.
Por ejemplo, tránsitos más lentos y / o buques más grandes reducirían las emisiones y el tiempo que los buques pasan esperando para descargar. California ha ordenado el uso de energía en tierra más limpia para los buques en el puerto. Se podrían implementar subsidios y reducciones de tarifas portuarias para fomentar el uso de barcazas eléctricas y transbordadores.
En conjunto, innovaciones como estas podrían marcar una diferencia real al tiempo que facilitan el camino hacia una solución más completa. Lo principal la próxima semana es reconocer que hacer frente al cambio climático es un objetivo demasiado urgente para que cualquier sector de la economía global no lo tenga en cuenta.