La central térmica Litoral de Carboneras ha vivido su última voladura controlada, con la demolición de la nave de tolvas, una operación que ha supuesto un reto técnico por la complejidad de su estructura metálica y marca un nuevo avance en el proceso de desmantelamiento que Endesa prevé culminar en 2026.
La nave, de 180 metros de longitud, 57 de altura y apenas 21 de anchura, albergaba los depósitos en forma de embudo donde se almacenaba y dosificaba el carbón para los grupos térmicos. Su derribo ha requerido 550 kilos de dinamita distribuidos en 140 cargas, conectadas mediante 316 detonadores, según una nota de la compañía eléctrica.
La estructura, de 12.200 toneladas, ha caído hacia un lateral en una maniobra planificada “limpia”, generando unas 7.500 toneladas de residuos metálicos que se retirarán de forma progresiva para su valorización superior al 90 %, en línea con el objetivo de “residuo cero” fijado por la compañía.
Endesa ha destacado que desde el inicio de los trabajos, a finales de 2021, se ha recurrido a la voladura como método más seguro y eficiente para derribar elementos como las calderas, la desnitrificadora o la chimenea. El siguiente paso será el desmantelamiento mecánico del parque de carbón y de estructuras periféricas, junto con la nivelación de suelos para preparar el terreno a nuevos usos industriales.
El desmantelamiento de Endesa
El proyecto moviliza a un equipo especializado coordinado por la UTE Lecalde, integrada por la empresa almeriense Caldererías Indálicas y la vizcaína Lezama Demoliciones, con picos de hasta 180 operarios. Endesa subraya que más del 70% de los 140 trabajadores actuales proceden de empresas locales o del entorno de Carboneras.







Asimov
30/10/2025