El Gobierno esloveno ha anunciado que, a más tardar, en 2033 se dejará de generar electricidad mediante la quema de carbón, un combustible con el que actualmente se produce un tercio del consumo del país, informan los medios locales.
La decisión forma parte de la Estrategia nacional para el abandono del carbón y la reestructuración de las regiones Savinjsko-saleska, y Zasavska, en que todavía se produce o procesa esta materia prima.
El plan prevé el cierre de la central termoeléctrica de Sostanj y de la mina Velenje, como también un proceso de reestructuración social y económica de las dos regiones carboníferas.
Gracias a este plan, las dos regiones podrán empezar a usar recursos del Fondo de Transición Justa contemplado dentro del Pacto Verde europeo de la UE, del que Eslovenia espera recibir hasta 2027 unos 250 millones de euros.
La central de Sostanj cubre un tercio de la energía eléctrica que se produce en el país, y el resto proviene de centrales hidroeléctricas y de la nuclear Krsko.
Eslovenia es uno del grupo de países, liderado por Francia, que defiende la consideración de la nuclear como fuente verde de energía.
Según los medios, la rentabilidad de la central Sostanj, que ya funciona con pérdidas y el año pasado produjo unos 4 millones de toneladas de dióxido de carbono, seguirá cayendo debido al coste de los de derechos de emisión y podría verse forzada a cerrar en 2030.
Varias ONG consideran que el año 2030 debería ser el último plazo para el abandono del carbón. "Una salida rápida del carbón es clave para impedir el calentamiento peligroso del planeta", comentó recientemente Greenpeace Eslovenia.
La ONG Focus recuerda, por su parte, que Eslovenia es la penúltima en la UE en adoptar su estrategia de transición del carbón y uno de los seis países que planean cumplir tal plan después de 2030.
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