La captura, utilización y almacenamiento de carbono (CAUC, CCUS por sus siglas en inglés, Carbon Capture, Use and Storage) es una tecnología crucial para mitigar las emisiones de CO2 de las industrias intensivas en carbono, comúnmente denominadas como “hard-to-abate”. Como señala el Informe elaborado por LLYC, esta tecnología permite la eliminación del CO2 generado por los procesos industriales, con aplicaciones potenciales en la producción de combustibles sintéticos y productos químicos, entre otros.
La importancia del impulso de esta tecnología radica en su potencial para reducir las emisiones globales de CO2 en un 33%, un avance significativo para alcanzar los objetivos de la UE de neutralidad climática comprometida para 2050. Sin embargo, según recoge el Informe, la implementación de las tecnologías CCUS se ha visto paralizada durante años y ha sido desigual a lo largo de la Unión Europea. No fue hasta la adopción del Pacto Verde Europeo, la Ley del Clima Europea y otras iniciativas en 2019, que la gestión del carbono logró un papel relevante en los esfuerzos de descarbonización por parte de las autoridades de la UE.
Aunque el informe de LLYC señala que el desarrollo de estas tecnologías ha sido menor de lo esperado, se ha registrado un impulso sustancial en los últimos años, con más de 700 proyectos en diversas etapas de desarrollo. En 2023, la capacidad de captura de carbono aumentó un 35%, y la de almacenamiento, un 70%. Las previsiones para 2030 indican una capacidad de captura de 435 millones de toneladas y de almacenamiento de 615 millones, aún por debajo de los objetivos del Escenario de Cero Emisiones Netas para 2050.
El caso de España
En España, la normativa sobre la gestión del carbono se incorporó a través de la Ley 40/2010, de 29 de diciembre, basada en la Directiva 2009/31/CE. Sin embargo, como hace constar este Informe, el desarrollo reglamentario necesario para muchos aspectos aún no se ha producido. Solo el borrador de la actualización del PNIEC 2021-2030, enviado en junio de 2023 a la Comisión Europea, incluye referencias a la introducción de tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 en la descarbonización industrial.
No obstante, esta barrera regulatoria, sobre la que ya advierten las autoridades europeas, está provocando que los proyectos españoles de CCUS no puedan acceder a todos los fondos que otorga la Comisión con la consiguiente pérdida de competitividad para la industria en España y el riesgo de desindustrialización en aquellos sectores que no tienen fuentes de energía alternativas. Entre estos fondos destacan programas como Innovation Fund, los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI) o el Mecanismo Conectar Europa (CEF).
En el análisis de los retos y desafíos que enfrenta España el Informe de LLYC hace hincapié en la importancia de adoptar la normativa relativa al transporte transfronterizo del CO2 en los Estados Miembros de la UE, imprescindible para seguir fomentando la mejora de la infraestructura adecuada a nivel comunitario, que todavía es escasa en la región.
Retos de la tecnología CCUS
LLYC destaca en su informe que existen todavía numerosos retos a los que hacer frente en cuanto al desarrollo de las tecnologías CCUS. A nivel global, existe la necesidad de contar con una cuantiosa inversión, que hace imprescindible la colaboración público-privada para hacerla viable y sostenida en el tiempo.
A nivel europeo, el desafío está centrado en la cooperación entre los Estados Miembros, incluyendo tanto a los gobiernos como a la industria, para coordinar un impulso conjunto que conduzca a un auténtico mercado de la captura de carbono.
Y a nivel español, está pendiente desarrollar la regulación de la CCUS que se inició en 2010, con la necesidad urgente de ratificar la enmienda de 2009 al Protocolo de Londres para que se pueda transportar el CO2 capturado en España.
Asimov
20/06/2024