Política energética

España ocupa la decimoséptima posición en el índice de transición energética mundial del Foro Económico Mundial

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Según la última edición del informe Fostering Effective Energy Transition 2021 (Promoción de una transición energética efectiva), del Foro Económico Mundial, publicado este miércoles, a medida que los países van evolucionando hacia la energía limpia, es fundamental arraigar dicha transición en las prácticas económicas, políticas y sociales para garantizar que el progreso sea irreversible.

En su décima edición, el informe se basa en los conocimientos del índice de transición energética (ETI) de 2021 y se publica en colaboración con Accenture. El índice compara el desempeño actual de los sistemas energéticos de 115 países en las tres dimensiones del triángulo energético: desarrollo y crecimiento económico, sostenibilidad ambiental, seguridad energética y acceso, así como su disposición para la transición a sistemas energéticos seguros, sostenibles, asequibles e inclusivos. El informe de este año utiliza una metodología ETI revisada, que tiene en cuenta los cambios recientes en el panorama energético mundial y la creciente urgencia de la acción contra el cambio climático.

Los países nórdicos Suecia, Noruega y Dinamarca, han mantenido su liderazgo en el índice de transición energética (ETI) impulsados por un fuerte avance en la sostenibilidad ambiental, en un ranking en el que los países europeos copan 18 puestos entre los 20 primeros clasificados y el que España ocupa la decimoséptima posición, con 68 puntos, diez menos que Suecia, que encabeza el ranking.

Según Roberto Bocca, director de Energía y Materiales del Foro Económico Mundial, "a medida que entramos en la década de acción para cumplir los objetivos de lucha contra el cambio climático, el enfoque también debe abarcar la velocidad y la resiliencia de la transición. Cuando la transición energética tenga una madurez suficiente, resultará más desafiante sostenerla en el tiempo dado el cambiante panorama de riesgos a los que se enfrenta".

Los resultados para 2021 muestran que 92 de los 115 países calificados según el ETI aumentaron su puntuación en los últimos 10 años, lo que afirma la dirección positiva y el impulso constante de la transición energética mundial.

Se realizaron importantes mejoras en materia de sostenibilidad ambiental y acceso a la energía y la seguridad energética. Ocho de las diez economías más grandes se han comprometido a alcanzar las emisiones netas cero para mediados de siglo XXI. Pese a la pandemia, la inversión mundial anual en transición energética superó por primera vez los 500.000 millones de dólares en 2020. El número de personas sin acceso a la electricidad se ha reducido a menos de 800 millones frente a los 1200 millones del año 2010. El aumento de la capacidad de energía renovable ha ayudado especialmente a los países importadores de energía a obtener beneficios simultáneos en materia de sostenibilidad ambiental y de seguridad energética.

Sin embargo, los resultados también muestran que solo el 10% de los países lograron mejoras constantes en su puntuación del ETI durante la última década. Este apunte resalta la complejidad inherente del desafío de la transición energética, como es evidente por la falta de progreso medible en la dimensión del crecimiento y el desarrollo económico, principalmente a través de las implicaciones fiscales, las dislocaciones del mercado laboral y los desafíos de asequibilidad resultantes de la transición energética. Además, la intensidad de carbono de diversas fuentes de energía ha aumentado en muchas economías emergentes de Asia y África Subsahariana.

Según Muqsit Ashraf, director general senior, responsable de la actividad energética de Accenture, "una transición energética resiliente y justa que ofrezca resultados sostenibles y oportunos requerirá una transformación en todo el sistema, incluido el replanteamiento de la forma en que vivimos y trabajamos, impulsamos nuestras economías y producimos y consumimos materiales. Esto, a su vez, requerirá una fuerte colaboración entre los responsables políticos, los líderes empresariales, los consumidores de energía y los actores de la innovación. El camino para lograr una transición tan equilibrada ha sido arduo y lento, pero está cobrando impulso y ofrece a los países y a las empresas múltiples oportunidades de crecimiento y prosperidad a largo plazo".

Las interrelaciones sociales, económicas y geopolíticas de la transición energética han expuesto la vulnerabilidad a los riesgos y trastornos sistémicos que pueden amenazar su progreso. El presente informe sugiere 3 recomendaciones para mejorar la resiliencia del proceso de transición energética, a saber: (1) buscar una transición justa priorizando medidas de apoyo a la economía, la fuerza laboral y la sociedad, (2) impulsar la electrificación mientras se exploran otras opciones para descarbonizar las industrias, (3) atraer fuentes de capital diversificadas y resilientes del sector público y privado para financiar inversiones de varios años y varias décadas.

Stephanie Jamison, directora general sénior, responsable de la actividad de servicios públicos de Accenture, afirma que la resiliencia es crucial para alcanzar una energía limpia. Según ella, "el papel de la electricidad en el sistema energético aumentará significativamente para 2050, lo que supone una gran transformación. Si bien es fantástico constatar cómo ha crecido el mercado de las energías renovables tras la crisis de la COVID-19, todavía queda mucho trabajo por hacer para alcanzar una energía con una huella de carbono cero y garantizar una amplia aceptación de las partes interesadas".

Aspectos destacados del ETI 2021

El informe de este año analiza el progreso durante la última década. La lista de los países mejor calificados según el ETI se ha mantenido constante durante este periodo y todos ellos comparten datos comunes como la bajada de subsidios a los combustibles fósiles, una seguridad energética mejorada y un marco normativo sólido y estable para impulsar la transición energética. Los 10 principales países del ETI 2021 pertenecen a Europa occidental y septentrional. Suecia (1) lidera el ETI por cuarto año consecutivo, seguida de Noruega (2) y Dinamarca (3). Las 10 principales economías han logrado importantes mejoras en materia de sostenibilidad ambiental, específicamente en la descarbonización de su combinación energética, respaldadas por un fuerte compromiso político e inversiones en la transición energética.

Reino Unido (7), Francia (9) y Alemania (18) son los únicos países del G20 que se encuentran entre los 20 primeros. Su progreso está respaldado por un sólido desempeño de la sostenibilidad ambiental, si bien sus puntuaciones en crecimiento económico y desarrollo han retrocedido durante la última década por problemas de asequibilidad.

Estados Unidos (24) e Italia (27) han mejorado en las tres dimensiones del triángulo energético y han fortalecido su entorno propicio. Japón (37) ha mejorado moderadamente su calificación del ETI en general, gracias principalmente a las significativas disminuciones en el consumo de energía per cápita fruto de las mejoras en la eficiencia energética, si bien continúa afrontando desafíos de seguridad energética por el aumento de las importaciones de energía.

China (68) y la India (87), que colectivamente representan un tercio de la demanda mundial de energía, han logrado grandes mejoras en la última década pese a que el carbón sigue siendo fundamental en su combinación energética. Las mejoras de China resultan principalmente de la reducción de la intensidad energética de la economía, la descarbonización de la combinación energética a través de la expansión de las energías renovables y el fortalecimiento del entorno propicio mediante inversiones e infraestructura. La India ha logrado mejorar gracias a reformas de subsidios y a una rápida ampliación del acceso a la energía, con un fuerte compromiso político y un marco normativo para la transición energética.

Entre los países exportadores de materias primas, Canadá (22), Australia (35), Rusia (73) y Arabia Saudí (81) lideran a escala mundial el acceso a la energía y la seguridad energética gracias a sus abundantes reservas nacionales. Sin embargo, en la última década han mostrado distintas trayectorias. Australia ha mejorado sus puntuaciones mediante el aumento sostenido de la inversión y la capacidad de energías renovables y la eliminación gradual del carbón. Rusia ha mejorado sus resultados gracias al fortalecimiento del entorno propicio para la transición energética, si bien la adopción de energía renovable sigue siendo baja y las exportaciones de combustibles fósiles altas. Los valores de Canadá y Arabia Saudí han disminuido marginalmente.

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