A las 15.30 horas y bajo una intensa lluvia ha sido demolida este miércoles la gran chimenea de 150 metros de altura de la central térmica de Anllares (León), la primera que cerró en España, que cedía a los 40 kilos de dinamita utilizados, que ponen punto y final a una infraestructura que estuvo operativa 40 años en el pueblo de Páramo del Sil (León).
Previamente, se habían demolido los silos de ceniza en julio y ahora le ha tocado el turno a la chimenea más alta, que se despidió en una voladura controlada por la Guardia Civil, en la que en apenas unos segundos quedó reducida a polvo y escombros en una caída que se ha provocado lateral para que no afectará al interior de la instalación.
Con expectación esperaban la voladura algunos extrabajadores y vecinos, colocados fuera del perímetro de seguridad de 300 metros.
"Ahora queda mirar al frente porque el pueblo de Anllares esperaba ya este paso", según ha comentado a EFE el pedáneo de la localidad Borja Martínez, que ha recalcado que a partir de ahora "hay que ver el futuro con nuevos proyectos de transición justa, sostenibles y verdes".
El alcalde de Páramo del Sil, Ángel Calvo, por su parte lamentaba el derribo de una instalación que considera que "tenía futuro" y que fue la primera central en cerrar en toda España.
"Entre los escombros quedan los recuerdos de 180 trabajadores que operaron en ella y ahora quedan aún por derribar dos estructuras más, la torre de refrigeración y la otra chimenea baja y gruesa", ha explicado Calvo, que ha avanzado que dichas demoliciones "se llevarán a cabo en los próximos meses dando por cerrado el círculo de una térmica que marcó el desarrollo del municipio y de la comarca".
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