Un nuevo estudio realizado por los analistas del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio concluye que en 2020 se evitar****on 38.000 muertes relacionadas con la contaminación atmosférica gracias a la reducción de la quema de combustibles fósiles. La causa es una combinación de encierros nacionales debidos a la pandemia y a la transición energética en curso.
El estudio señala que las medidas de control de la COVID-19 y el aumento de las energías renovables provocaron un fuerte descenso de la quema de combustibles fósiles en Europa en 2020. Esto condujo a una reducción de aproximadamente un 14% en el nivel medio de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2), un 7% en el nivel medio de contaminación por partículas y un 4% en los niveles de ozono, lo que dio lugar a una estimación de 37.813 muertes evitadas por contaminación atmosférica (intervalo de confianza del 95%: 31.894 - 44.226) en Europa.
Otras consecuencias para la salud que se han evitado son 10,0 millones de días menos de baja laboral, 17.000 nuevos casos de asma en niños, 29.000 visitas a urgencias evitadas por ataques de asma y 4.700 nacimientos prematuros menos. La mayoría de estos efectos sobre la salud están relacionados con la exposición crónica a la contaminación atmosférica y se harán realidad con retraso en los próximos meses y años.
Los investigadores encontraron que los impactos más adversos para la salud se evitaron en Alemania, Polonia, Italia y el Reino Unido, mientras que a nivel de ciudades fueron París, Zagreb, Atenas, Lisboa y Varsovia las más beneficiadas. España se encuentra entre los países con mayores reducciones de los niveles de contaminación por NO2, y evitó 2.385 muertes por contaminación atmosférica debida a los combustibles fósiles (rango de 1.881 a 2.912), mientras que en Madrid se evitaron 227 muertes por millón de habitantes. En el caso de Barcelona fueron 232.
Este efecto se produce cuando las energías renovables superan por primera vez a los combustibles fósiles en la generación de electricidad, produciendo el 38% de toda la energía de la UE, frente al 37% de los combustibles fósiles. El consumo de carbón para la generación de energía cayó un 20% en 2020 en comparación con 2019 y la demanda de petróleo para el transporte cayó un 13% en enero-noviembre de 2020. La quema de carbón y petróleo son las principales fuentes de contaminación por NO2 y fuentes clave de contaminación por partículas en toda Europa.
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