El Gobierno de España se ha acogido al paper de la Comisión Europea para poder asestar un nuevo golpe al sector energético. Este sábado el presidente Pedro Sánchez anunció la creación de un nuevo tributo al sector energético para que no gane tanto dinero con los altos precios del petróleo, el gas o la electricidad.
En Europa es conocido como windfall tax o impuesto sobre los beneficios inesperados. El asunto es que España ya había aprobado un impuesto como tal que ha estado aplicándose hasta el 30 de junio.
El Impuesto sobre las Ganancias Especiales español obliga a los proveedores de electricidad que se encuentran dentro de su ámbito de aplicación a devolver al sistema eléctrico español una cantidad proporcional al incremento de ingresos obtenidos por estos proveedores como consecuencia de la incorporación del precio del gas natural en los precios de la electricidad.
Pero claro, como a mitad de esta aplicación se ha aprobado la denominada excepción ibérica, que ya aplica de por sí un ajuste a las tecnologías que percibían estos sobreingresos, se desconoce si realmente ha aportado algo la creación de este impuesto. Se suponía que la CNMC tenía que dar al Gobierno el listado de contratos donde aplicar dicho impuesto.
Pero por si esto fuera poco, ahora el Gobierno quiere aplicar un nuevo impuesto a todo el sector energético que vaya contra sus beneficios.
Más países
Pero no es el único. España, Grecia e Italia ya introdujeron impuestos sobre las ganancias inesperadas y el Reino Unido también anunció recientemente un nuevo impuesto sobre las ganancias energéticas para las empresas del sector del petróleo y el gas. Otros, como Alemania y Austria, están considerando seguir su ejemplo.
"Si bien parece haber un impulso político considerable para introducir tales medidas, estos tipos de impuestos innovadores pueden tener fallas en su diseño, enfrentar desafíos constitucionales, potencialmente infringir las reglas de ayuda estatal y podría ser incompatible con las reglas existentes", asegura el bufete de abogados Freshfield Bruckhaus Deringer en un reciente informe sobre estos impuestos en Europa.
Todo indica que España quiere hacer algo parecido, si no lo mismo, que ha hecho Italia. Según explica este despacho de abogados, Italia ha introducido una contribución especial sobre los beneficios extraordinarios realizados por los actores de la industria energética italiana para financiar la reducción de los precios de la energía para las empresas y los consumidores.
El modelo italiano
"El impuesto se grava a una tasa del 25 por ciento y se aplica a las empresas que realizan las siguientes actividades en Italia: producción de electricidad, gas metano o extracción de gas natural, o venta de electricidad, gas metano y gas natural, o producción, distribución y comercialización de productos derivados del petróleo. También se aplica a las empresas importadoras de electricidad, gas natural, gas metano o derivados del petróleo para su posterior comercialización, pero no se aplica a las empresas que organicen y gestionen plataformas de intercambio de electricidad, gas, certificados ambientales y combustibles. No hay exenciones para aquellos en el sector de las energías renovables", explica el informe.
Estos abogados creen que el impuesto italiano puede acarrear problemas si no se diseña bien. "Si bien se han incluido medidas especiales para evitar el traslado del impuesto a los consumidores finales, persisten varias preocupaciones con la estructura del Impuesto sobre las Ganancias Extraordinarias italiano. En primer lugar, la base imponible no está diseñada de manera que capte exclusivamente las ganancias inesperadas generadas por los picos en los precios de la energía y el petróleo. De hecho, el valor agregado incremental podría verse influenciado por una variedad de factores (incluidas las actividades de fusiones y adquisiciones) que no están relacionados con las fluctuaciones de precios.
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