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La incertidumbre sobre los incentivos empaña la viabilidad económica del mayor proyecto de captura de carbono del mundo

El proyecto Pathways Alliance está listo para la decisión final de inversión en 2025, pero los incentivos a largo plazo están en entredicho

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Según un nuevo informe de Wood Mackenzie, a medida que la primera fase de la Pathways Alliance de Canadá, de 12.000 millones de dólares, se acerca a la FID, la mayor propuesta de captura y almacenamiento de carbono (CCUS) del mundo se enfrenta a la incertidumbre en torno a la disponibilidad de incentivos económicos a largo plazo.

Según el informe de Wood Mackenzie “¿De oro negro a futuro verde?”, la aspiración de Canadá de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40% y un 45% para 2030 con respecto a la base de 2005 parece poco realista, ya que las emisiones sólo han disminuido cerca de un 5%, situándose todavía en torno a los 700 millones de toneladas anuales (Mtpa). El auge de la producción de betún de arenas petrolíferas, de 1 a 3,3 millones de barriles diarios en ese periodo, ha anulado en gran medida otros esfuerzos de reducción de emisiones, que han sido de escasa magnitud.

Para avanzar en sus objetivos de reducción, la Alianza Pathways, que aspira a ser el mayor grupo de reducción de emisiones upstream del mundo, desempeñará un papel fundamental, ya que se propone una reducción neta cercana a 80 Mtpa para 2050. El CCUS económico de la Fase I pretende reducir entre 10 y 12 Mtpa de CO2 o más y conlleva un gasto de capital estimado en 12.000 millones de dólares con una decisión final de inversión (FID) en 2025.

Aunque el Gobierno federal y gran parte de la opinión pública esperan que los productores reduzcan sus emisiones de Alcance 1 y 2, especialmente cuando los beneficios son elevados, existen ciertos retos", afirmó Peter Findlay, director de CCUS Economics de Wood Mackenzie. "La cuestión general es quién, entre el gobierno y la industria, está dispuesto a suscribir el riesgo político de ese precio en un proyecto que tardará de tres a cinco años en construirse tras la sanción y que necesitará funcionar entre 20 y 30 años".

Findlay prosigue: "Otra cuestión se ha centrado en la solidez de los incentivos del CCUS para ayudar a financiar el proyecto, y la mayoría de los productores de petróleo y asociaciones del sector abogan por unos niveles de incentivos equiparables a los de la IRA 45Q estadounidense".

Según Wood Mackenzie, los incentivos CCUS en Canadá ya son mucho más elevados que en EEUU. En un escenario hipotético en el que el proyecto Christina Lake propuesto por Cenovus se construyera en EEUU (y su economía se yuxtapusiera a la del proyecto canadiense a continuación), el análisis de Wood Mackenzie demuestra que sería mucho menos atractivo económicamente en su caso base.

"Muy pocos proyectos de postcombustión siguen adelante en EEUU porque el IRA 45Q mejorado a 12 años es sencillamente insuficiente para incentivar la captura a largo plazo", afirma Findlay. "Sin embargo, lo que tiene a su favor la IRA 45Q estadounidense es la certidumbre. Es muy poco probable que el apoyo legislativo incorporado en el código tributario de EEUU sea o pueda ser rescindido sin un fuerte apoyo de ambas cámaras del Congreso y del presidente, algo poco probable dado que el CCUS cuenta con un amplio apoyo de legisladores tanto republicanos como demócratas".

"El verdadero reto para el CCUS canadiense no es, pues, la insuficiencia de incentivos -son de los más atractivos del mundo-, sino la incertidumbre de su existencia a lo largo de la vida del proyecto. El valor de la mayoría de estos incentivos podría cambiar por capricho político en cualquier momento de la vida del proyecto, incluso llegar a cero".

El informe concluye que si los gobiernos federal y provinciales no pueden colaborar para apuntalar esta incertidumbre, pocos proyectos de CCUS saldrán adelante y la mayoría de los Pathways, si no todos, se verán retrasados y potencialmente echados por tierra, como ha amenazado la industria.

"Todo esto no debería recaer sobre el Gobierno", afirmó Findlay. "Tanto el Gobierno como los productores de arenas petrolíferas tendrán que trabajar juntos de forma constructiva y resolver esta incertidumbre. A todos les interesa hacerlo. Mientras los canadienses esperan a que eso ocurra, se pierde un valor económico considerable y se emiten innecesariamente millones de toneladas de CO2."

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