Ha llegado el momento para que el hidrógeno limpio despliegue todo su potencial. Así lo dice el último informe de la Agencia Internacional de la Energía, donde además se afirma que está disfrutando de un impulso político y comercial sin precedentes en todo el mundo, con muchos proyectos expandiéndose rápidamente.
Pero, ¿qué está ocurriendo en España? El Periódico de la Energía habla con Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno, AeH2, que se muestra optimista de cara a los próximos años pero advierte de la necesidad de una hoja de ruta que defina cuáles son los pasos que España debe seguir para no perder el tren.
¿Cuál es el desarrollo de esta tecnología en España respecto a nuestros países vecinos (Europa)?
El hidrógeno está desarrollado técnicamente. Se puede comprar un coche de hidrógeno, se puede utilizar y repostar, se puede dotar una casa de energía térmica y eléctrica gracias a la pila de combustible o se puede utilizar el hidrógeno como almacenamiento estacionario. Hoy en día, tecnológicamente hablando, y desde el punto de vista de mercado, estas tecnologías son comerciales.
Por eso, más que desarrollo y tecnología, la pregunta debería ser cuál es la implantación de la tecnología. Pongamos como ejemplo un coche de hidrógeno de Hyundai o de Toyota, que aunque lo pueden vender en Holanda, en Alemania o España, el resultado es muy diferente. Estamos más retrasados que otros países de Europa, aunque tampoco los últimos o los penúltimos.
Y todo porque países como Alemania, Holanda, Francia o Reino Unido tienen un Plan Estratégico del Hidrógeno, con objetivos, hitos y presupuestos. Y me estoy ciñendo a Europa, pero China, Japón o zonas como California están mucho más avanzados.
Sin embargo, en los países del sur de Europa no hay ningún plan gubernamental. Y una implementación del hidrógeno no significa incentivar la compra de 100 o 200 vehículos, sino de unir o asociar nuestro plan de desarrollo energético nacional al del hidrógeno. Es decir, pedimos un plan, no inversiones multimillonarias en infraestructuras. Queremos la luz de un faro que guíe a empresas, a centros de investigación y a administraciones públicas (locales, autonómicas, etc.) hacia dónde pueden ir. Sin ese plan, no se puede caminar a nivel nacional hacia la misma dirección.
Por ejemplo, el Plan de Alemania es tener 400 estaciones de servicios a corto plazo. España, como mucho, se había propuesto tener 20 estaciones en este año y no lo estamos cumpliendo (solo tenemos cinco en todo el país). Alemania tiene un presupuesto asociado al plan y el gobierno federal está invirtiendo 140 millones al año en este sector. En el caso de Holanda, se han propuesto generar hidrógeno con eólica, después autoabastecerse sus necesidades energéticas y lo que sobre venderlo a Alemania. España no tiene nada de eso.
¿En cuántos años el hidrógeno podría ser una tecnología competitiva e incorporada como una más en España?
No creas que estamos tan lejos. En España tenemos una Asociación del Hidrógeno que tiene un marcado carácter industrial y profesional, empresas que trabajan en hidrógeno desde hace muchos años, empresas que venden productos y servicios de hidrogeno lamentablemente fuera de nuestras fronteras, y centros de investigación con una producción científica muy superior a lo que debería tener nuestro país en función de su PIB.
Por todo ello, tenemos la oportunidad ahora de implementar un Plan para no quedarnos atrás respecto al resto de países europeos. El problema no es 2019, es 2030. Si no reaccionamos ya y nos posicionamos, en diez años, será muy difícil.
Las grandes empresas tienen un enorme problema con el CO2. Ya no hay dónde recortar más, han invertido en todas las mejoras tecnológicas en sus infraestructuras para reducir las emisiones, y ya no queda otra opción que el hidrógeno renovable. Hoy en día es más caro que el hidrógeno fósil pero a medida que bajen los precios de las energías renovables, porque está ligado a su precio, el hidrógeno renovable podrá competir. Y ese tiempo ya ha llegado, desde que en la pasada subasta de Portugal se fijaron precios a 2,5 c.€/kWh, ya se puede decir que es competitivo.
En el PNIEC aparece el hidrógeno como una energía alternativa a considerar, ¿se le da el protagonismo que se le debe? ¿Cuáles serían los objetivos a nivel nacional que se deberían proponer para que el hidrógeno despegara en España?
Lo más importante del PNIEC es que es el primer Plan en España donde aparece la palabra hidrógeno. Y aunque muy importante no se le da el protagonismo que debería. El PNIEC se propone cerrar 15 GW de centrales no renovables y sustituirlos por unos 69 GW renovables, dependiendo de si la gran hidráulica se considera renovable. Pero la cuestión es que por qué necesitamos 69 GW de renovables si cerramos 15 GW de fósil. Aunque las renovables no están disponibles cuando se necesitan sino cuando pueden producir, está la opción del almacenamiento.
Debe ser posible la capacidad de gestionar la energía, y podría pensarse que se puede hacer con baterías (litio, plomo ácido, níquel cadmio, iones de litio…), tal y como lo recoge el PNIEC. Es una excelente solución para las necesidades de un día, pero no puede resolver las necesidades estacionales. Porque no existe tecnología de baterías que pueda almacenar 7 TWh durante seis meses, por precio, por volumen necesario, por ciclos, por la descarga mensual o por las variaciones con el clima. Por eso, se utilizan las centrales de bombeo, pero esto también en nuestro país es un recurso limitado.
Al tener una mayor producción de energía renovable en primavera y otoño y una mayor demanda en invierno y verano, especialmente por climatización, ¿cómo se puede resolver esta cuestión? Ahí es donde entra el hidrógeno, que el PNIEC lo cita de pasada, pero sería la solución. Si el exceso de energía renovable mediante electrólisis lo convertimos en hidrógeno, y lo metemos en la red de gas natural, podría ser un sustituto de este gas fósil.
No estoy diciendo que hoy en día podamos sustituir el gas natural por el hidrógeno, pero si se hacen los cálculos, la red actual de gas natural soporta hasta un 5% de hidrógeno en volumen. Más aún, el exceso de energía limpia, que según el PNIEC, se conseguiría de aquí a 2030 se podría transformar en hidrógeno renovable y almacenarse en la red gasista, porque no llegaría a ese porcentaje citado.
Pero de cara a 2050, habría que modificar la actual red de gas natural si se quiere utilizar como sistema de almacenamiento. Y es factible. De hecho, si se tuviera acceso al hidrógeno gracias a la infraestructura gasista, se podría utilizar ya como combustible doméstico, para el transporte o para almacenamiento, tal y como se hace actualmente con el gas natural.
Y ese 5% de hidrógeno mezclado con el gas fósil serviría para reducir las emisiones de CO2 de nuestro país.
Sin embargo, no es legal hacerlo a día de hoy, las compañías de gas solo están habilitadas para mover hidrocarburos, no tienen permitido hacerlo con hidrógeno. Por eso es tan necesario tener un Plan y legislar el sector.
¿Qué piensan las empresas gasistas de esta posibilidad?
Solo tienes que ver que Naturgy ha firmado un acuerdo para ser socio promotor con AEH2. ¿Por qué no lo van a ver como un nuevo negocio? Las empresas del sector están acostumbradas a trabajar con gas, a licuarlo, procesarlo, transportarlo, comprarlo, comprimirlo, almacenarlo, venderlo… ¿por qué no hacer lo mismo con el hidrógeno renovable?
Sin embargo, falta regulación al respecto. Cuando se hizo la Ley de Hidrocarburos hace 20 años nadie pensó en esta tecnología. Así que aunque Redexis, Naturgy, Enagás o Endesa, por citar algunas, estén deseando participar de este mercado, no pueden porque no es legal.
Por eso, si hay un Plan de Hidrógeno o se incluye en el PNIEC, lo siguiente es modificar la Ley de Hidrocarburos o cualquier otra fórmula para que las empresas que quieran operar con el hidrógeno lo puedan hacer.
En España, ¿cuáles son los principales mercados en los que competirá el hidrógeno? ¿Dónde hay más recorrido?
Lo más obvio es hablar de transporte. El hidrógeno se introduce en una pila de combustible y produce energía eléctrica, de la misma manera que lo hace un vehículo eléctrico con una batería de litio. Tanto uno como otro transporte requiere de infraestructura para la recargar pero a diferencia del eléctrico, el hidrógeno te permite abastecer transportes muy diversos, como barcos, trenes, aviones, camiones, autobuses… y es tan versátil que es el mismo combustible sirve para cualquiera de los vehículos citados.
Aparte de la descarbonización del transporte, también es la solución para la descarbonización de la industria. Hoy en día el hidrógeno se utiliza en muchas instalaciones. Por ejemplo, acero, cristal, química, alimentación, producción de amoníaco, de etanol… todas ellas consumen hidrógeno fósil y podrían sustituirlo por hidrógeno renovable.
El hidrógeno también se puede utilizar para producir calor de alta temperatura, que además no emitiría gases contaminantes en su producción.
Otro mercado con gran potencial es el energético. El hidrógeno puede ser la alternativa al gas natural, puede servir como almacenamiento estacionario para producir electricidad o energía térmica cuando se necesite, etc.
Todo esto hace que el hidrógeno no sea solo un combustible alternativo para el transporte, sino que actúe de vector energético que complementa a los otros y sirve de puente para saltar de un sector a otro.
Todo el mundo habla del hidrógeno a partir de combustibles fósiles, pero el que realmente interesa es el que se origina de renovables, ¿por qué todavía no es rentable comercialmente? ¿qué tiene que ocurrir para que lo sea?
En movilidad, recorrer 100 km en coche de hidrógeno es mucho más barato que hacerlo con uno de gasolina. El problema es el coste de compra del vehículo, que mínimo cuesta unos 60.000 euros. Y luego está el problema de la infraestructura. Mientras esto no se solucione, este negocio no despegará.
En el sistema energético, actualmente el hidrógeno como sistema de almacenamiento no interesa porque es mucho más barato tirar los excedentes de las renovables y producir de nuevo. No hay necesidad de almacenar, gracias al carbón, la nuclear y las no renovables tan baratas, porque ofrecen tecnología de respaldo cuando no sopla el viento o no luce el sol. Pero todo esto cambiará a medio plazo cuando aumente la generación renovable y surja la necesidad de almacenar. No va a ser una opción, va a ser necesario gestionar esa electricidad.
En la industria, pasará algo parecido. Mientras se pueda seguir consumiendo combustible fósil en vez de renovable porque no se obligue a ello y haya que competir con los chinos, con los indios, con los americanos, vendiendo acero, cristal, o metanol en Europa todo seguirá igual… Pero en el momento en que se continúe con la descarbonización de la industria, tal y como se recoge en el PNIEC, se verá al hidrógeno renovable como la mejor opción.
Irá todo de la mano, conjuntamente. A medida que haya más renovables, será más interesante el hidrógeno para almacenar los excedentes, y a su vez, habrá más combustible para movilidad o para otros usos. Pero solo los países que tengan un Plan y lo hagan ordenadamente tendrán sus propias empresas nacionales, sus propias investigaciones, crearán empleo y generarán su propio negocio que podrán exportarlo fuera.
1 comentario
Da pena escuchar estas cosas que en España están al alcance de la mano y por inacción política, falta de voluntad o vaya usted a saber por qué, nos va a dejar atrás con respecto a Europa y más aún con respecto a Chinos, Indios, Estadounidenses y hasta con la República del Congo a poco que nos descuidemos. Lo que digo; una pena que pagaremos muy cara si no espabilamos.