La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió este martes de que el impacto del huracán Ida, que ha reducido durante semanas la producción de petróleo en el Golfo de México, va a mantener la presión sobre las reservas hasta comienzos del año próximo.
En su informe mensual sobre el mercado petrolero, la AIE calcula que el ciclón que sacudió el Golfo de México a finales de agosto supondrá finalmente una pérdida de producción de cerca de 30 millones de barriles de petróleo.
Las reservas industriales en la OCDE ya se habían reducido en 34,4 millones de barriles en julio para quedarse en 2.850 millones de barriles, lo que significaba 185,7 millones menos que la media entre 2016 y 2020, y 120,3 millones menos que en los cinco años que precedieron la crisis de la covid.
En agosto se estima que hubo una nueva caída de 31,1 millones de barriles. En respuesta a esa situación, Estados Unidos ha decidido, entre otras cosas, sacar al mercado 20 millones de barriles de su reserva estratégica entre el 1 de octubre y el 15 de diciembre.
También China está recurriendo por primera vez a sus reservas estratégicas, aunque la agencia no tiene claro cuánto crudo sacará al mercado.
Como la OPEP y sus aliados (OPEP+) están limitando los recortes que se autoimpusieron al comienzo de la crisis del coronavirus, los autores del informe consideran que "el mercado debería acercarse al equilibrio a partir de octubre".
Pero, aun así, avisan de que "solo a principios de 2022" la oferta será suficientemente elevada para que las reservas industriales se vayan reponiendo, y mientras tanto pueden desaparecer las reservas estratégicas de Estados Unidos y China.
También destacan que los daños provocados por Ida en las infraestructuras petroleras del Golfo de México han sido los mayores en los últimos quince años y llegaron a recortar las extracciones de crudo a finales de agosto en 1,7 millones de barriles diarios.
Por lo que respecta a la demanda, la AIE ha reducido en 200.000 barriles diarios sus previsiones globales del tercer trimestre para tener en cuenta el fuerte impacto de las medidas restrictivas puestas en marcha en Asia, y de forma particular en China para hacer frente a los nuevos brotes de coronavirus.
La situación debería corregirse en el cuarto trimestre, en el que espera una fuerte recuperación del consumo, mayor de lo anticipado, gracias al avance de la vacunación y al levantamiento de muchas de esas restricciones.
De forma que las proyecciones para el conjunto de 2021 son ligeramente inferiores a las de hace un mes (-105.000 barriles diarios), con una media de 97,2 millones de barriles diarios.
Para 2022, la agencia ha elevado sus previsiones sobre el consumo (en 85.000 barriles) hasta 99,4 millones de barriles diarios, lo que significa 5,2 millones más que en 2020, un año que estuvo marcado por el hundimiento del mercado a causa del choque de la covid.
La estimación de la agencia -que reúne a los principales países consumidores que pertenecen a la OCDE- es netamente inferior a la de la OPEP, que en su análisis mensual publicado ayer cree que el año próximo se superará el umbral simbólico de los 100 millones de barriles diarios (hasta 100,8 millones) y ampliamente el anterior récord prepandemia alcanzado en 2019 con 99,7 millones.
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