El jefe de la Unidad de Análisis Económico y Prospectiva, y Recuperación de la Dirección General de Energía de la CE, Miguel Gil Tertre, ha dicho que en la discusión sobre la reforma del mercado eléctrico en Europa es importante que se tengan en cuenta los puntos a favor y en contra porque no hay ninguna solución que sea gratis ni todas son fiscalmente neutras.
Gil Tertre ha abierto este martes el III Foro de Renovables organizado por El Economista, donde ha explicado que el "choque" que se está produciendo viene por el precio del gas, que se ha disparado, y es algo externo a la UE.
En este sentido, ha dicho que la capacidad para tratar un choque externo es limitada, pues Europa no tiene la capacidad de determinar los precios de la energía a nivel global.
Gil Tertre ha añadido que los líderes europeos en su reunión de esta semana tendrán que discutir quién tendrá que hacer frente al coste final de las medidas que se adopten para paliar el efecto de la subida de los precios de la energía.
No obstante, ha dicho que se está asistiendo a un cambio bastante grande en cómo se discute sobre el 'mix' energético y la seguridad de suministro europea, cuando hasta hace poco las discusiones miraban más a las inversiones sin tener tanto dentro de la cabeza la cuestión de la seguridad del suministro.
Ha señalado que primero hay que construir un diagnóstico compartido entre los países europeos, con muchas diferencias en sus 'mix' energéticos y desde el punto de vista financiero, pero se está yendo más rápido que en otras ocasiones y los estados miembros están más dispuestos a trabajar.
En cuanto a la interconexiones gasistas, Gil Tertre ha dicho que en estos momentos se está haciendo un trabajo de identificación de cuáles son los "cuellos de botella" de la distribución gasística en Europa para hacer frente a una menor oferta del que es su mayor suministrador.
Ha explicado que luego hay que hacer un trabajo de poner de acuerdo a distintos estados miembros, pues en algunos casos las infraestructuras pueden afectar a seis o siete.
En este sentido, ha manifestado que habrá que ver qué voluntad política hay para ir adelante con estos proyectos, que ha dicho que no pueden generar costes hundidos y que se tienen que hacer de la manera más eficiente posible.
También ha recordado que una infraestructura puede tener sentido en un determinado momento y si no se hacen otras, por lo que habrá que ver qué infraestructuras son necesarias y cómo costearlas, con lo que habrá que ver si la política y las cuestiones técnicas se alinean para llevar los proyectos a cabo.
De todas formas, ha señalado que la ejecución de estos proyectos puede llevar cuatro, cinco, seis o siete años, lo que no evita que, incluso acelerándolos, haya que tomar medidas a corto plazo.
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