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¿La ciberdelincuencia es una amenaza a la sostenibilidad medioambiental?

El voraz consumo eléctrico de internet en su conjunto es motivo de debate cada vez más frecuente a la hora de considerar las medidas necesarias para minimizar el impacto devastador del calentamiento global

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Cuando hablamos de ciberamenazas, también conocidas con el nombre de amenazas digitales, nos suelen venir a la mente situaciones como: filtraciones de contraseñas, hackeos de cuentas bancarias, robos de tarjetas de crédito o chantajes digitales mediante ransomware. Se trata de delitos graves que causan serios problemas en la red de redes, y a ahora debemos añadirles otro problema más: un considerable daño medioambiental.

¿Daños medioambientales por causa de un hackeo? Sí. De hecho, el voraz consumo eléctrico de internet en su conjunto es motivo de debate cada vez más frecuente a la hora de considerar las medidas necesarias para minimizar el impacto devastador del calentamiento global. Y, en este contexto, hay algunos ciberataques que pueden empeorar mucho las cosas.

El uso de los cryptojackers

Uno de los ciberataques que se ha popularizado más durante los últimos años es el llamado ‘cryptojacking’. Y si este término te resulta desconocido, probablemente necesitarás algo de contexto para entenderlo. Este ciberataque gira en torno al lucrativo mercado de las criptomonedas y, en concreto, busca beneficiarse de una técnica conocida como ‘minado’ de criptodivisas.

En el mercado de criptomonedas, el ‘minado’ hace referencia al proceso de cálculo y registro de las diferentes transacciones entre criptodivisas. Estos procesos requieren de una gran potencia computacional, y pueden generar grandes beneficios para los usuarios que los llevan a cabo. El problema es que hace falta conectar múltiples ordenadores en serie para poder conseguir buenas ganancias con esta técnica. Y aquí entra en juego el ‘cryptojacking’.

Mediante el ‘cryptojacking’, los ciberatacantes pueden intervenir tu ordenador y el de miles de personas para ponerlo al servicio de sus intereses. De esta forma, tu dispositivo estará usando toda su potencia computacional para realizar operaciones de minado en beneficio del hacker. Y esto, por supuesto, consume una enorme cantidad de electricidad, que no solo encarece tu factura de la luz, sino que también emite muchas toneladas de CO2 a la atmósfera.

La ciberseguridad es parte de la solución

Así es como te conviene mantener tus dispositivos libres de malware y adecuadamente protegidos si quieres proteger también el medio ambiente. En caso contrario, tus dispositivos pueden quedar al servicio de los hackers, que no tendrán ningún reparo en exprimirlos a tu costa y a costa del medio ambiente para ganar el máximo dinero posible. Es por eso que deberías contar con herramientas de ciberseguridad profesionales instaladas en todos ellos.

Protege tu información personal en internet, utiliza contraseñas robustas en todas tus plataformas online, mantén tu software actualizado en todo momento, y haz revisiones periódicas del estado de tus dispositivos utilizando herramientas anti-malware legítimas y profesionales. Esto puede mantener tus dispositivos lejos del alcance de los ‘cryptojackers’ y, además, los protegerá frente a otros ciberataques nocivos como el ransomware.

La transición a las energías renovables es la otra parte

No obstante, tanto si se encuentra infectado por un cryptojacker como si no, tu ordenador sigue consumiendo electricidad cada vez que lo usas. Y, en España, los combustibles fósiles continúan representando un elevado porcentaje de la generación eléctrica. Pese a los avances en la instalación de centrales de energía solar y eólica, se hace necesario tener presente estas emisiones de CO2 y limitar nuestro consumo eléctrico todo lo posible.

Por suerte, España está avanzando a un gran ritmo en su transición hacia las energías renovables, lo que no solo es una buena noticia en términos ecológicos, sino que también permite a España tener una mayor independencia en el sector energético. Considerando el severo chantaje energético que Rusia trató de ejercer sobre Europa el pasado año, queda claro que conviene prescindir de las importaciones de gas o de petróleo cuanto antes.

Hacia una red de redes sostenible

Las iniciativas de grandes empresas tecnológicas como Meta o Microsoft, que han decidido operar sus respectivos servidores con energía renovable o incluso transformar sus instalaciones por completo para que sean totalmente neutrales en términos de CO2, también son ideales a la hora de marcarnos el camino a seguir a la hora de conseguir una internet sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

El consumo eléctrico de los ordenadores y los servidores previsiblemente continuará aumentando con el paso de los años. Y si bien arquitecturas de chips, como la de Arm, pueden ofrecer un consumo menor con un rendimiento similar o superior al de la arquitectura x86, la tecnología avanza a un ritmo imparable, y demuestra ser insaciable en términos energéticos. Por eso, cuanto antes logremos una generación de electricidad 100% renovable, antes podremos disfrutar de una internet limpia y ecológica.

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