La contaminación del aire es un problema atribuible a múltiples causas, como las actividades domésticas, la agricultura, el transporte o la industria. Este ha sido el tema elegido por la ONU este año con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra el 5 de junio.
El aumento en la concentración de gases de efecto invernadero como el **dióxido de carbono (CO2) **o la presencia de otros contaminantes como el óxido de nitrógeno (NO) se encuentran vinculados a actividades humanas. El primero, concretamente alcanzó un nivel récord de 415 partes por millón (ppm) en el observatorio de Izaña en Tenerife.
Según el último dato vigente del Instituto Nacional de Estadística (INE), la economía española emitió 344 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2017, un 2,6% más que en 2016.
El CO2 fue la que más contribuyó a este incremento, aportando concretamente 3,1 puntos.
Por actividades, la industria manufacturera fue la que más gases de este tipo emitió en España.
La industria es, según recoge la ONU, una de las grandes fuentes de contaminación del aire. La organización señala, en concreto, a las de carbón como una de las contribuyentes más importantes.
Por comunidades autónomas, Asturias, Galicia y Cantabria fueron las regiones con más muertes prematuras debidas a emisiones de carbón, con una incidencia de entre 3 y 9 personas por cada 100.000 habitantes en riesgo.
Por otra parte, las emisiones de carbón estuvieron detrás de 20.112 episodios de asma y 2.066 casos de bronquitis en niños.
Las emisiones procedentes del transporte son, según la ONU, otro de los grandes focos de la contaminación del aire y representan casi un cuarto de las emisiones dióxido de carbono relacionadas con la energía.
Aparte de su papel en la acumulación de gases de efecto invernadero, las emisiones del transporte son el principal contribuyente a la contaminación del aire, según Eurostat. Entre los compuestos que van al aire se encuentran los óxidos de nitrógeno (NOx), los Compuestos Orgánicos Volátiles Distintos del Metano (NMVOC) o las partículas en suspensión (PM10).
Según recoge esta oficina estadística, la emisión de óxidos de nitrógeno en España se ha reducido hasta casi llegar a la mitad en el último año disponible, 2016, respecto al año 2000.
Una situación parecida a la de la Unión Europea en su conjunto, con la diferencia de que siguió un descenso prolongado desde el año 1992.
Dentro de la Unión Europea, solo Rumanía y Polonia han superado sus emisiones de óxidos de nitrógeno respecto al año 2000. Por otro lado, otros países como Luxemburgo o Finlandia apenas registraron el 40% de lo que emitieron aquel año.
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