Donald Trump sacó a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán en 2018, formalmente el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), con el argumento de que podía obligar al país a abandonar el desarrollo nuclear mediante sanciones económicas más duras. El expresidente estadounidense se centró en la capacidad de los bancos iraníes para realizar transacciones internacionales y puso en la lista negra al banco central y a la compañía petrolera nacional del país.
Desde la revolución islámica de 1979, Estados Unidos ha impuesto sanciones a la economía iraní de forma intermitente. Las primeras sanciones dirigidas al programa nuclear iraní datan de 1995, después de que Naciones Unidas emitiera una resolución que impedía al país construir armas atómicas.
Las sanciones que prohibían el comercio y las transacciones financieras provocaron un aumento en los precios iraníes, minaron la seguridad de las aerolíneas civiles del país y cortaron el suministro de equipos y tratamientos médicos. Sin embargo, uno de los efectos secundarios de las sanciones no estaba previsto en Washington. Las restricciones al acceso de los iraníes a la moneda internacional dieron lugar a un mercado de criptomonedas que llegó a agotar la red eléctrica de Irán y provocó apagones. Como consecuencia de ello, el presidente Hassan Rouhani anunció el mes pasado la prohibición nacional de la minería de criptomonedas hasta el 22 de septiembre de 2021.
Incumplimiento
Las autoridades iraníes informaron el pasado 23 de febrero al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), encargado de supervisar las actividades nucleares de los países, que dejaría de cumplir el JCPOA y comenzaría a restringir la supervisión. Irán afirma que su programa de enriquecimiento tiene fines pacíficos.
A las puertas de la reanudación de las negociaciones la semana pasada en Viena, el OIEA expresó su preocupación. La falta de claridad, de acceso y de respuestas "afecta seriamente a la capacidad del Organismo para ofrecer garantías sobre la naturaleza pacífica del programa nuclear de Irán", escribió el OIEA.
Desde febrero, Irán ha producido uranio enriquecido al 60%, más cerca de la pureza que se necesita para las armas nucleares, según un informe del OIEA. El uranio con una concentración del 3% o 4% de isótopo fisible U-235 puede utilizarse como combustible para las centrales nucleares. El uranio de grado de armas necesita ser enriquecido al 90%. Desde que Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo en mayo de 2018, las reservas que posee Irán de uranio enriquecido al 5% se han duplicado exponencialmente.
Las conversaciones nucleares en Viena terminaron el 2 de junio con el compromiso de que los diplomáticos volverán esta semana para una sexta y última ronda. Tanto Estados Unidos como Irán deben tomar "decisiones difíciles" que pueden resultar impopulares a nivel nacional, según el negociador jefe de la Unión Europea, Enrique Mora.
Accidente o sabotaje
Las conversaciones están teniendo lugar a la vez que se intensifican las tensiones en cuanto al programa de enriquecimiento nuclear iraní. De hecho, Irán ha acusado a Israel de una serie de esfuerzos para sabotear su programa. Esto incluye los asesinatos de expertos que trabajan en el proyecto, el más reciente - en noviembre de 2020 –, el del principal científico nuclear iraní, Mohsen Fakhrizadeh. Desde que Estados Unidos se comprometió a renegociar el acuerdo nuclear con Irán, Israel e Irán se han acusado mutuamente de una serie de incidentes. Recientemente, el 2 de junio, el mayor buque por tonelaje de la armada iraní se incendió y se hundió en el Golfo de Omán, y el mismo día se produjo un incendio en una refinería de petróleo estatal en las afueras de Teherán.
Cualquier solución se complica por la política de Oriente Medio. Israel se ha opuesto a interrumpir las sanciones a Irán a menos que un acuerdo aborde tanto las armas como el apoyo a los conflictos por delegación en la región. Mientras tanto, Israel navega por su propia agitación política. El primer ministro Benjamín Netanyahu fue cuestionado la semana pasada después de llevar en el cargo desde 2009, un total de 15 años. Una coalición entre nacionalistas y representantes de la minoría árabe de Israel se reunió con poco más que su oposición a Netanyahu en común. Como publicamos, la coalición está trabajando para formar gobierno y el Parlamento podría pasar a votar el 9 de junio, según su presidente.
La oportunidad de las elecciones presidenciales
Para Estados Unidos, existe un incentivo a corto plazo para progresar. El 18 de junio, finaliza el segundo mandato de Rouhani y los iraníes elegirán a un nuevo presidente. Las autoridades electorales iraníes ya han anunciado los siete candidatos de una lista de 592 aspirantes. La lista, aprobada a finales de mayo por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, indica que es probable que el próximo presidente sea firme y se oponga a un acuerdo nuclear, así como a un mayor compromiso con Occidente.
El principal candidato, Ebrahim Raisi, es un clérigo y el actual jefe del Poder Judicial del país. Raisi cuenta con el apoyo de casi tres cuartas partes de los votantes, según la agencia de noticias Fars.
Sin embargo, los sondeos sugieren que una elección limitada a los partidarios más extremos dará lugar a un bajo nivel de participación. De los 59 millones de iraníes con derecho a voto, casi un tercio de dicen que no tienen intención de votar.
Sobre un barril
Los mercados internacionales del petróleo están pendientes a la posibilidad de que se reanuden las exportaciones iraníes. Se calcula que entre 1,5 y 2 millones de barriles diarios (bpd) de crudo iraní están excluidos del mercado por las sanciones. Si las estas se levantan, Irán podría suministrar entre 0,5 y 1 millón de barriles diarios al mercado del petróleo.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) acordaron la semana pasada mantener su plan de aumento de suministros hasta julio. Un año después de que el cártel realizara un recorte récord de 9,7 millones de barriles diarios en respuesta a los paros económicos, los países productores decidieron conjuntamente aumentar la oferta en más de 2 millones de bpd durante los próximos tres meses. Los precios del crudo Brent han alcanzado los 72,22 dólares por barril, su nivel más alto en más de dos años, con lo que la subida ha sido del 27% este año.
La OPEP+ mantiene su capacidad de reserva, mientras que Rusia no ha recuperado los niveles de producción anteriores a la pandemia y el petróleo de esquisto estadounidense está reconstruyendo sus balances. Todo ello, podría permitirles aumentar la producción a finales de este año, por lo tanto, el mundo no se está quedando sin petróleo físico.
Con todos estos factores que limitan la subida de los precios, hay razones para esperar que los activos relacionados con el crédito y la renta variable, así como las divisas de los exportadores de petróleo, se beneficien de los precios actuales.
El riesgo que presenta este escenario es que los intereses contrapuestos en el seno de la OPEP+ se vean agravados por un regreso unilateral de Irán a los mercados internacionales del petróleo. Irán ya ha empezado a realizar exportaciones de petróleo, aunque de forma discreta. S&P Global Platts, proveedor de datos sobre materias primas, estima que Irán ha eludido las sanciones estadounidenses con exportaciones diarias de entre 400.000 y 900.000 barriles a China este año.
Los miembros de la OPEP+ parecen cómodos respecto a la subida de los precios del petróleo y no esperan, en un futuro muy próximo, el regreso de la producción de esquisto estadounidense -o iraní- a los mercados internacionales. El cártel, en lugar de anticiparse a los cambios, tiene una política de reacción a la demanda del mercado. Esto mismo es lo que puede desencadenar un rebasamiento efímero de los precios del petróleo.
"Siempre habrá una buena cantidad de oferta para satisfacer la demanda, pero tendremos que ver la demanda antes de ver la oferta", dijo el ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, el pasado 3 de junio.
Cualquier otro aumento sostenido de los precios parece limitado, dada la elevada cantidad de inventarios y el volumen de capacidad sobrante en la OPEP+. Los precios siguen apoyados por las expectativas del mercado, donde la demanda aumenta a medida que las economías se reabren. El temor a la inflación por parte de los inversores también está impulsando el apoyo financiero como cobertura a los precios del petróleo. Esperamos que, en los próximos 12 meses, el crudo Brent cotice entre 60 y 70 dólares por barril.
_Stéphane Monier es CIO de Lombard Odier _
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