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La COVID-19, la enésima barrera al autoconsumo en España

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El confinamiento impuesto por el Gobierno para impedir la expansión del coronavirus ha cortado las alas al autoconsumo, que el año pasado despegó con fuerza y que dobló los megavatios nuevos instalados, con 459 MW, aunque la nueva coyuntura acaba con las previsiones que había de que se pusieran 600 MW en 2020.

El autoconsumo despegó en España en 2019, impulsado por un nuevo marco normativo más favorable y que acabó con barreras como el "impuesto al sol", la contribución que tenían que hacer el autoconsumidor a los costes de conexión al sistema por disponer de respaldo, además de permitir el autoconsumo compartido en bloques de viviendas y establecer compensaciones a los autoconsumidores por los excedentes de energía que vierten a la red.

Sin embargo, la carrera que emprendió el autoconsumo ahora se ve frenada por ese enemigo invisible que es la COVID-19, que además de provocar centenares de miles de muertes en el mundo, ha causado la recesión económica más severa de la historia en poco tiempo.

En España, con 2.588,73 horas de sol al año, la instalación de autoconsumo que más se demanda es de unos 3,86 kilovatios hora (kWh), está conectada a la red y vierte excedentes de producción eléctrica, según SotySolar, una empresa que hace estudios a aquellos que quieren poner instalaciones de autoconsumo y les proporciona lo que necesitan para contar con su instalación.

El plazo de amortización de la inversión en autoconsumo se sitúa en España en 6,31 años, según Soty Solar, que señala que el coste medio es de 6.947,48 euros, aunque varía, pues los usuarios van desde empresas a comunidades de vecinos.

El director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso, ha explicado a Efe que el autoconsumo doméstico se encuentra actualmente paralizado por las medidas de distanciamiento social.

Además, la mayoría del autoconsumo que se instala en el país es para pymes y empresas de servicios, dos sectores muy afectados por la crisis, dice Donoso, que ha señalado que los contratos que había en marcha se posponen y que incluso, algunos ya firmados se están rompiendo, pues en este momento para muchas pymes no es una prioridad.

Donoso dice que la situación es complicada para un sector que se empezaba a consolidar y ha señalado que desde UNEF se ha preparado un programa para reactivar al sector fotovoltaico, que incluye el autoconsumo, de forma que, una vez que se salga de la crisis, el sector se relance.

Entre las medidas temporales que propone UNEF está que para las empresas que quieran instalar autoconsumo puedan disponer de flexibilidad en la amortización del gasto inicial y aplicar un IVA reducido a los que se hagan autoconsumidores domésticos.

Fuera de esas medidas temporales para lo más profundo de la crisis, que se extenderá por un año o año y medio, el director general de UNEF cree que son necesarias medidas estructurales para impulsar al sector fotovoltaico, como la reducción de los trámites administrativos y de los plazos, así como un cambio de la tarifa eléctrica.

En este sentido, recuerda que en España el término fijo de la tarifa, el que se paga independientemente de que se consuma o no, supone entre un 40 y un 50 %; frente al 22-23 % en Europa.

También considera que saldos que hay de los fondos Feder podrían financiar proyectos innovadores de autoconsumo, por ejemplo, con almacenamiento, y en Ceuta y Melilla cualquier tipo de estos proyectos al no haber allí suficiente espacio para instalaciones renovables grandes.

En 2018 el sector fotovoltaico, que incluye al autoconsumo, empleaba a unas 29.000 personas, entre empleos directos, indirectos e inducidos, una cifra que para 2019 se duplicó hasta entre 50.000 y 60.000, según cifras aún no cerradas.

No obstante, es en el sector de los instaladores donde más repercusión está teniendo inicialmente la crisis.

El cofundador de SotySolar, Daniel Fernández, ha señalado que su empresa, que da servicio en toda España, paró la instalación física después de decretarse el 14 de marzo el estado de alarma.

En su caso, al realizar estudios para interesados en poner instalaciones de autoconsumo el trabajo comercial se sigue haciendo en remoto, aunque explica que el parón se está notando especialmente en el nicho residencial y de comunidades de vecinos, y han tenido que parar 30 instalaciones iniciadas.

Daniel Fernández señala que los clientes siguen mostrando interés por el autoconsumo, pero son más cautelosos, y ahora se recibe un 40 % menos de las 500 o 300 peticiones que venían recibiendo por mes.

En SotySolar -comenta Fernández- no han hecho un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) porque siguen trabajando en remoto todo el equipo que constituye la empresa (atención al cliente y comercialización), ya que sobre el terreno trabajan con instaladores locales independientes de la empresa.

Para Daniel Fernández, una salida a esa paralización del autoconsumo tras la crisis del coronavirus sería dar incentivos fiscales a estas instalaciones y recuerda, en este sentido, que ya hay ayuntamientos que otorgan bonificaciones al impuesto de bienes inmuebles (IBI).

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