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La demanda energética durante la pandemia: los casos de las economías más afectadas por la COVID-19

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La pandemia de la COVID-19 ha cambiado el mundo por completo. Quién más y quién menos ha tenido que restringir movimientos a los ciudadanos o incluso tener que confinar a la población durante semanas o incluso meses. Unas medidas que han afectado directamente a la economía de todo el planeta. El investigador español Javier López Prol, del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW Berlin) y del Wegener Center For Climate and Global Change de la Universidad de Graz, Austria y la coautora Sungmin O, del Instituto Max Planck de Biogeoquímica, han realizado un riguroso estudio sobre el Impacto de las medidas de la COVID-19 en el consumo de electricidad a corto plazo en los países de la UE y los estados de EEUU más afectados.

Según el estudio, la caída acumulada del consumo de electricidad dentro de los cinco meses posteriores al confinamiento de marzo oscila entre el 3% y el 12% en los países de la UE y los estados de EEUU más afectados, a excepción de Florida que no muestra un impacto significativo.

Asimismo,  mientras que Italia, Francia,España, California, Austria y Nueva York han recuperado el consumo eléctrico de referencia a finales de julio, Gran Bretaña y Alemania se mantienen por debajo de esos niveles de referencia.

Por tanto, se puede afirmar que los países que actuaron más drásticamente en un principio, como Francia, Italia, y España, recuperaron el nivel base más rápido que otros países que tomaron medidas más laxas al principio. Digamos que el efecto rebote se produjo más rápido. En palabras de López Prol, coautor del estudio, "la relación entre cuán estrictas son las medidas adoptadas y la reducción en el consumo de electricidad es no lineal. Eso quiere decir que medidas no extremas podrían mantenerse sin tener un impacto grande sobre la demanda de electricidad (y por tanto sobre la economía en general, ya que el consumo eléctrico es un indicador a tiempo real de la actividad económica). Eso sería mejor que no actuar a tiempo y luego tener que recurrir a medidas extremas".

El caso español

En cuanto a España se refiere, la gráfica muestra perfectamente la correlación del parón de la actividad y sus medidas de desconfinamiento con el consumo energético. "Los casos de España e Italia son particularmente interesantes porque se puede apreciar el impacto del confinamiento primero, y de la paralización de actividades no esenciales después. (Ver las dos puntas de abril). Esta última provocó una caída media diaria del consumo de electricidad del 29% en Italia y 21% en España", explica el autor.

Además, en cuanto a caída acumulada España está en el medio con un 8.6% entre marzo y finales de julio, un dato que es mejor que Gran Bretaña (no Reino Unido porque no incluimos Irlanda del Norte que está en el sistema eléctrico de la isla de Irlanda), Italia y Francia, pero peor que Austria y Alemania", tal como refleja el estudio.

Si esta situación persiste después de levantar las restricciones, esto podría revelar un impacto estructural en la actividad económica o un cambio estructural en la relación entre PIB y consumo eléctrico.

Según los autores existen múltiples mecanismos a través de los cuales este choque de corto plazo podría tener efectos económicos estructurales. Por el lado de la demanda, los efectos inmediatos de las medidas de distanciamiento social pueden alterar a aquellas empresas que dependen de la interacción personal. Desde el lado de la oferta, detener las actividades no esenciales puede tener efectos de propagación a lo largo de la cadena de suministro a otras regiones y sectores. Un aumento de la incertidumbre, como la provocada por esta pandemia, afecta tanto la demanda por un menor gasto de los consumidores como la oferta por una menor inversión y formación capital. El mercado laboral también podría ser un mecanismo de transmisión ya que la crisis afecta en su mayoría a trabajadores que necesitan mucho tiempo para volver a ser empleados. Finalmente, un mecanismo financiero a través del cual se desacelera el crecimiento potencial a largo plazo también podría entrar en juego por el alto endeudamiento tanto público como privado.

Todo ello puede afectar al consumo energético de los países y para poder recuperar la demanda a niveles anteriores a la pandemia se tendrán que tener en cuenta y controlar que no se desfasen estas medidas.

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