La energía nuclear no vive sus años dorados. Incluso ya lo admite la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), que en su último informe sobre las estimaciones de la energía nuclear y la electricidad para 2050, asegura que de un año para otro la energía nuclear ha perdido fuelle.
El interés en la energía nuclear sigue siendo particularmente fuerte en el mundo en desarrollo, destaca la publicación. Sin embargo, en comparación con las proyecciones de 2016 para 2030, las estimaciones de 2017 se redujeron en 45 GW para 2030 tanto en el mejor de los casos como en el peor de los escenarios.
Las proyecciones se presentan como estimaciones bajas y altas, que reflejan diferentes factores de conducción que tienen un impacto en el despliegue de la energía nuclear. Hay un escenario alto y otro bajo, y lo desarrollan en todas las regiones del planeta.
Así, en términos generales, el escenario más beneficioso para la nuclear indica un aumento del 42% desde los niveles de 2016 hasta 2030, en un 83% en 2040 y en un 123% en 2050. Por otro lado, las proyecciones bajas muestran una caída de la capacidad en un 12% en 2030 y un 15% 2040, antes de rebotar a los niveles actuales en 2050.
Visto así parece que a la energía nuclear le queda mucha vida, pero no será lo mismo que ahora. Mientras que en países donde se ha desarrollado la nuclear como Francia o EEUU es más que probable una caída de la capacidad actual en los próximos años, otros como China o India tirarán del carro en los próximos ejercicios.
Además, a corto plazo, se espera que el bajo precio del gas natural, el impacto de las fuentes de energía renovables en los precios de la electricidad y las políticas nucleares nacionales en varios países tras el accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi en 2011 afecten las perspectivas de crecimiento nuclear.
Sin embargo, los compromisos acordados en la 21ª reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) podrían tener un impacto positivo en el desarrollo de la energía nuclear en el futuro.
De todas maneras, todo dependerá de lo que se haga en el futuro. La amplia gama de estas proyecciones se debe también al considerable número de reactores que se retirarán hacia 2030 y más allá, sobre todo en América del Norte y Europa, y si se construiría una nueva capacidad nuclear para reemplazar estos reactores retirados.
Ahora la industria nuclear se juega su futuro. Y en España, el país número 11 en producción eléctrica con nuclear y decimocuarto por potencia instalada, no iba a ser menos. En los próximos años hay que decidir qué hacer con los siete reactores abiertos.
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