Extremadura, una región en la que el desarrollo industrial pasó de largo, que carece de conexiones a la altura de este siglo y con un declive demográfico cada vez más acuciante, aspira ahora a revertir sus déficits históricos liderando la nueva economía verde y circular, un futuro prometedor que se decidirá en la urnas el próximo 28 de mayo.
El acceso a energía renovable, la riqueza en recursos naturales estratégicos, el suelo industrial barato, la posibilidad de ayudas públicas, y la simplificación y agilidad de los plazos administrativos son los principales motivos que han atraído hasta la región extremeña apuestas empresariales como la gigafactoría de baterías de litio en Navalmoral de la Mata, la fábrica de diamantes sintéticos de Trujillo, la planta de supercondesadores de Badajoz o la instalación de una planta de hidrógeno verde en Mérida.
La gigafactoría de baterías
Extremadura busca competir en la liga del vehículo eléctrico con la ayuda del grupo chino Envision y la empresa española Acciona cuyo proyecto de instalación de una planta de cero emisiones en Navalmoral para la fabricación de baterías de iones de litio de 94,24 GWh en su fase final, contempla una inversión superior a 1.000 millones de euros.
La fábrica, que se construirá hasta 2025 y prevé la creación de 1.500 empleos al final de la primera fase, es "una de las cuestiones más importantes que nos ha pasado en nuestra historia", ha declarado a EFE la alcaldesa de la localidad, Raquel Medina (PSOE), quien considera que puede ser una ventaja electoral para el actual Gobierno regional, "garantista" con el proyecto.
En cuanto a los posibles cambios en el nuevo Ejecutivo, Medina ha señalado que un proyecto "tan importante como éste" requiere de la responsabilidad institucional de todos los partidos y organizaciones que concurren a las elecciones ya que "las instituciones y la ciudadanía están por encima de los intereses políticos".
La instalación, que se alimentará con un 100% de energía verde suministrada por fuentes locales, no ha generado "ningún tipo de rechazo" entre los vecinos de la comarca de Campo Arañuelo que, tras convivir con una central nuclear desde hace 50 años, son "conscientes de que con todas las garantías ambientales y de seguridad se puede competir con cualquier tipo de empresa", por lo que aguardan el inicio de la construcción "ilusionados y esperanzados", ha manifestado la alcaldesa.
Primera fábrica de diamantes sintéticos de Europa
La localidad cacereña de Trujillo inaugurará también en 2025 su fábrica de diamantes sintéticos, la primera de Europa, una industria verde y pionera en la que la firma estadounidense Diamond Foundry invertirá cerca de 700 millones de euros para la producción de hasta 100.000 obleas de diamantes al año y que generará unos 350 empleos directos.
"A veces, en el ámbito electoral, cosas nimias tienen una importancia brutal y otras cuestiones magníficas no tienen repercusión ninguna", ha declarado el alcalde trujillano, José Antonio Redondo (PSOE), que no cree que el anuncio de la factoría "influya en exceso" en los resultados de la próxima cita electoral, "influye más el talante de la persona y la confianza" que se tiene en ella para gestionar la ciudad, ha dicho.
En cuanto al futuro Ejecutivo regional, Redondo ha reconocido "la operatividad" de la mayoría absoluta que permite una gestión política más ágil, "aunque también corremos el riesgo de cometer algún error por precipitación".
Fábrica de supersondensadores
No obstante, "lo que hay que hacer es remar todos en una misma dirección y dar un giro a la política económica extremeña hacia la nueva revolución industrial para dejar de depender del sector servicios, la agricultura, la ganadería y el funcionariado, ha dicho.
La fábrica de supercondensadores de almacenamiento energético proyectada en la plataforma logística de Badajoz, una planta de producción de hidrógeno verde en Mérida o el Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético son otros de los numerosos proyectos que podrían situar a Extremadura en la vanguardia de las energías verdes.
A estos se suman grandes inversiones de otros sectores como el turismo y el ocio. Es el caso del complejo Elisyum City, proyectado en un remoto pueblo de la Siberia extremeña, o el centro budista de Cáceres, coronado por un buda de 47 metros para atraer el turismo espiritual, junto a otras inversiones millonarias dirigidas a convertir la naturaleza extremeña en un destino turístico de lujo internacional.
Un futurista complejo de ocio
La ciudad de ocio Elysium City, en Castilblanco (Badajoz), cuenta con unas cifras de escándalo: una superficie total de 11,8 millones de metros cuadrados (1.185 hectáreas), de las que 830 son urbanizables, una inversión conjunta para su desarrollo completo que asciende a 18.130 millones de euros, y más de 30.000 empleos durante su fase de construcción.
La gigantesca operación urbanística que prevé atraer cada año a millones de visitantes ha suscitado división de opiniones entre los vecinos de este municipio pacense, que la ven como una oportunidad para revitalizar la zona, y quienes creen que perturbará la tranquilidad de la vida en este pequeño pueblo que no llega al millar de habitantes.
Su alcaldesa, María de los Ángeles Merino (PP), espera con ansias el proyecto que será un salvavidas para la localidad cada vez más enevejecida, ya que el 62 % de los vecinos supera los 60 años y la gente que llega son emigrantes jubilados que regresan desde grandes ciudades como Madrid o Barcelona a pasar temporadas, ha apuntado.
A pesar de las dudas suscitadas cuando se anunció hace ahora cinco años, Merino ve con buenos ojos el marcoproyecto que será un revulsivo para la economía de la comarca sustentada esencialmente en el sector ganadero amenazado por el escaso relevo generacional.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios