El nuevo RDL 23/2020 pretendía cortar con la especulación con los puntos de conexión, pero realmente los nuevos proyectos de renovables en España seguirán siendo más caros de lo debido ya que la obligatoriedad de tener un terreno ha hecho que se traslade la burbuja desde los puntos de conexión al suelo.
"Los propietarios de los terrenos tienen ahora la sartén por el mango. Saben que si de verdad vas a desarrollar el proyecto en su terreno, vas a tener que pagar", explican fuentes del mercado a El Periódico de la Energía.
El nuevo RDL aprieta a los desarrolladores de nuevos proyectos para avanzar en sus tramitaciones y así limpiar a los especuladores que durante los últimos dos años se han dedicado a revender puntos de conexión a precios desorbitados. La obligatoriedad de tener un terreno donde construir la planta para no perder las garantías o avales del proyecto, ha hecho que el precio actual del suelo se haya duplicado en cuestión de semanas.
Fuentes del mercado señalan a este diario que al inicio de la pandemia se estaban pagando unos 1.500 euros por hectárea y año. A día de hoy esos precios se sitúan en los 2.800 euros/Ha/año.
Esto quiere decir que, por ejemplo, un proyecto de 50 MW de solar fotovoltaica, que necesita alrededor de 100 hectáreas, pagaría solo por el alquiler del terreno unos 280.000 euros al año. Ahora multipliquen por dos si la planta es de 100 MW, más de medio millón. Si una planta fotovoltaica tiene una vida aproximada de 30 años, solo el coste del terreno asciende a 8,4 millones de euros.
Un coste que el verdadero desarrollador está dispuesto a pagar. "Lo que nos pidan lo vamos a pagar", aseguran fuentes del mercado. "Pero, claro ese coste se trasladará al precio de venta", sentencia.
Esto significa que los nuevos proyectos de renovables en España a lo mejor dejarán de pagar más por el punto de conexión pero tendrán que hacerlo por el suelo, y por tanto el precio de venta de su energía no cambiará mucho y seguirá siendo más alto de lo deseable y afectará a todos los consumidores.
Algo parecido ya sucedió con la subasta de renovables de 2017. Los propietarios de los terrenos de los proyectos ganadores de las subastas se hicieron de oro. En ese momento se pagaban unos 500 euros por hectárea, pero como había obligación de sacar el proyecto adelante para no perder los avales, el precio del suelo se llegó a disparar hasta los 2.000 euros por hectárea y año. Es decir, se cuadruplicó.
Ahora la situación es algo distinta, pero ha hecho que el precio del suelo vuelva a dispararse hasta cotas nunca vistas. "Es posible que siga subiendo en los próximos meses y veamos precios de hasta 3.000 euros", comenta otra fuente del mercado.
Frans Bakker
16/07/2020