1 comentario publicado Italia se ha convertido en el nuevo destino predilecto para las empresas —españolas— del sector de las energías renovables. Tras una etapa de fuerte crecimiento en España, el mercado ibérico comienza a mostrar signos de saturación, acompañado por una caída de rentabilidad y un entorno de creciente competencia. En contraste, el país transalpino ofrece precios energéticos más altos, incentivos públicos y una demanda creciente de energía limpia, convirtiéndose en terreno fértil para la inversión verde.
"Muchas empresas se están yendo a Italia; es un paso natural tras la saturación del mercado español", afirma Pablo López, country manager de Optimize Energy en Italia. “A priori, los precios energéticos son más altos y se espera una rentabilidad superior a la de España” añade.
La búsqueda de una mayor rentabilidad está detrás de esta migración empresarial. En España, los contratos de compraventa de energía (PPAs) han empezado a ofrecer márgenes más estrechos debido a la alta penetración de renovables, que ha provocado un fenómeno de canibalización del mercado. En cambio, Italia todavía no ha desarrollado tanta capacidad solar, lo que mantiene elevados los precios del MWh.
Juan Carlos Badillo, managing partner de AtZ Investment, lo resume con claridad: “Las empresas buscan economías de escala, pero sobre todo rentabilidad. Italia, pese a sus dificultades administrativas, ofrece márgenes de doble dígito gracias a las subastas y la estabilidad regulatoria”.
Subastas italianas
Las subastas italianas —FER-X para renovables y MACSE para almacenamiento— han sido claves, al implementar contratos por diferencia (CfD) que garantizan ingresos estables a largo plazo. Estos esquemas están respaldados por los fondos del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), una herramienta fundamental para atraer capital.
Históricamente, Italia ha sido un país con procesos administrativos lentos y complejos para la tramitación de proyectos renovables. Sin embargo, en los últimos años se han producido avances notables. Se han creado las Aree Idonee —zonas designadas como aptas para renovables—, y se han introducido figuras como la PAU y la PAUR, que centralizan permisos y aceleran procedimientos.
“El nuevo TU FER unifica procesos y facilita los proyectos más pequeños”, explica Agnese Rocco, Country Manager de Solarig en Italia. Aunque aún se registran plazos de cinco a seis años en algunos casos, el progreso respecto a hace una década es palpable. “En comparación con hace cinco años, la situación ha mejorado. Se han unificado criterios y los procedimientos se han vuelto más predecibles”, agrega Rocco.
A diferencia de España, donde los parques solares pueden alcanzar los 300 o incluso 500 MW, en Italia predominan los proyectos de entre 5 y 20 MW. Aunque esto limita la capacidad agregada anual, ha permitido un enfoque más controlado del crecimiento, mitigando los efectos negativos de la sobreoferta y favoreciendo la implantación de mecanismos de apoyo específicos.
Según Javier Revuelta, de la consultora AFRY, “Italia no ha desarrollado tanta solar como España. Sus precios son más altos, y con el impulso al almacenamiento, se va a mitigar la canibalización futura”.
Gases renovables
Italia no solo apuesta por la energía solar y eólica. También ha tomado la delantera en el desarrollo de biometano, una tecnología que permite sustituir al gas natural sin necesidad de modificar las infraestructuras existentes. Con más de 130 plantas operativas previstas para 2025 —frente a unas 15 en España— y una producción de 9,25 TWh anuales, el país es ya el tercer mayor productor europeo.
La decisión del gobierno italiano de reasignar 640 millones de euros del PNRR desde el hidrógeno verde al biometano demuestra su clara prioridad. Solarig, a través de su división Biorig, ha sido una de las compañías que ha apostado con fuerza por este sector, con el objetivo de tener más de 20 plantas operativas en 2030. “Italia es un ejemplo de cómo desarrollar rápidamente un sector desde cero”, sostiene Rocco.
El gobierno de Giorgia Meloni ha adoptado una estrategia pragmática ante la transición energética. Sin renunciar al uso de gas —que aún representa el 44% de su mix eléctrico—, Italia busca avanzar en la descarbonización sin comprometer la estabilidad del sistema. Además, ha reabierto el debate sobre la energía nuclear, excluida del país desde 1987, y estudia la viabilidad de reactores modulares como parte de su estrategia energética futura.
Equilibrio
Este enfoque equilibrado, sin posturas ideológicas rígidas, ha sido bien recibido por los inversores. “Desplegar equipos en Italia es mucho más fácil que hacerlo en Estados Unidos, México o Argentina”, señala Badillo, al destacar también la cercanía cultural y geográfica como ventaja comparativa.
Mientras España sigue siendo un líder europeo en capacidad instalada, Italia ha emergido como el nuevo polo de atracción para proyectos en fase de desarrollo. Las razones son claras: precios más altos, menor competencia, estabilidad regulatoria y una política pública activa y coherente.
“La rentabilidad en Italia se sostiene, sobre todo por el marco regulatorio, los precios altos y la demanda de PPAs corporativos”, concluye Rocco.
El capital renovable europeo está reorientando su brújula. Y aunque España sigue siendo protagonista, la fiebre verde ondea ahora con fuerza en suelo italiano.
Miguel A. A.
21/07/2025