1 comentario publicado En primavera del 2021 asistimos a noticias sobre el precio de la luz mucho más livianas que las que vivimos, poco después, con la llegada de la crisis energética y la guerra de Ucrania. Por entonces, la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) estableció unas nuevas franjas horarias en las cuales los costes regulados de la factura eléctrica eran diferentes. Así tenemos:
- Horas Valle (P3): Con los costes regulados más económicos, comprendiendo desde las 00:00 hasta las 8:00 los días de diario, así como durante las 24 horas de los festivos y fines de semana.
- Horas Llano (P2). Los costes intermedios. Su tramo corresponde entre las 8:00 y las 10:00, las 14:00 y las 18:00 y las 22:00 y las 00:00 de los días de diario.
- Hora Punta (P1). La franja con mayores costes regulados. Su horario se comprende desde las 10:00 hasta las 14:00 y entre las 18:00 y las 22:00 de los días de diario.
Cambio de paradigmas
Las noticias más livianas que vimos en los medios de comunicación y, desde el respeto, casi hasta cómicas, en torno a ese 1 de junio de 2021, que fue cuando se implantó esta nueva factura de la luz, eran aquellas en las que se nos decía que lo más económico era planchar de madrugada, los fines de semana o poner la lavadora a altas horas de la madrugada, para gozo y disfrute de nuestros vecinos. Otra opción que se daba era planchar los festivos, cuando se supone que tenemos 24 horas “baratas”... Pero debemos decir que no vale cualquier festivo.
El sector eléctrico es tan complejo que ya nos hacen falta dos carreras y máster para ser conscientes de que sólo nos valen los festivos nacionales no sustituibles, que tienen fecha fija, y el 6 de enero. Es decir, días tales como el Jueves o Viernes Santo no tienen por qué ser baratos para que me convierta en un Masterchef con mi Air Fryer.
Bromas aparte, no está de más recalcar que los tramos con los costes regulados más baratos no tienen por qué ser aquellos en los que finalmente paguemos menos en nuestra factura, ya que dentro del precio de la energía hay muchos otros componentes. Por un lado, hay consumidores que tienen una tarifa fija 24 horas que no les traslada estas variaciones horarias y también tenemos, por otro lado, consumidores con tarifas conocidas como indexadas, variables o de precio dinámico, como el PVPC, donde el precio varía cada hora.
En la actualidad, con la demanda eléctrica que no termina de despuntar pese a los supuestos esfuerzos (de cara a la galería) por electrificar nuestra economía y el boom de los últimos años de las instalaciones solares fotovoltaicas, sobre suelo o en tejados, hemos asistido a un precio mayorista que suele ser mucho más económico en las horas centrales del día. Quiere esto decir que, sólo para aquellos consumidores que tengan un precio variable, las horas llanas de los días de diario o las horas diurnas de los fines de semana y festivos son los momentos económicamente más interesantes para consumir energía.
Si quieres ahorrar pon la lavadora...
Es decir, ahora los titulares deberían ser, para la tranquilidad y descanso de nuestros vecinos (con permiso de las siestas de sobremesa), algo así como “si quieres ahorrar pon la lavadora después de comer”. Incluso la propia CNMC está valorando si hacer que estas horas diurnas tengan unos costes regulados más económicos para incentivar que la demanda se concentre en las mismas, favoreciendo el despliegue e integración de más renovables en nuestro sistema eléctrico. Veremos en qué queda.
Pero, es que en paralelo, no debemos olvidar que formamos parte de Europa y de toda su burocracia, que es lenta pero segura y avanza inexorablemente. Y además, desde Bruselas, se nos obliga a pasar de un mercado mayorista horario a un mercado mayorista cuartohorario.
¿Por qué? Se preguntarán muchos. Si la gente no quiere preocuparse, salvo excepciones, de cuándo le sale más económico usar sus electrodomésticos y tampoco dispone de los cacharros inteligentes que automaticen esta decisión. Y es que al común de los consumidores lo único que les preocupa es que al darle al interruptor tenga electricidad y que, cuando le llegue la factura de su compañía, el coste de esta se mantenga en unos valores aceptables.
El mercado cuartohorario
La respuesta recae en que se supone que el mercado cuartohorario fomenta la integración de energías renovables que, al ser menos predecibles, pueden ajustar mejor la venta de energía. Que los sistemas informáticos deban adaptarse a este cambio, los algoritmos de casación, los modelos de predicción, o simplemente que los datos a manejar se multipliquen por cuatro, con el consiguiente coste en almacenamiento de información, se obvia.
Pero que el consumidor final no se preocupe. Sus nuevos equipos de medida electrónicos, que en el peor de los casos no tendrán más de 10 años, y los sistemas de telegestión y medida no están preparados para registrar su consumo cada cuarto de hora. La medida que se asignará en cada cuarto de hora a cada hogar será una estimación tomando como referencia el consumo de la hora correspondiente, de la anterior y de la siguiente.
Pero esto tampoco quiere decir que su precio variable o PVPC vaya a cambiar, porque seguramente tampoco lo va a hacer y seguirá siendo horario. Pero, cuando cometa la imprudencia de intentar comprender la factura de electricidad que ha recibido (aquella que si le llega en papel, cuando la desdoble, puede usarla para taparse por la noche) o, esperemos que no, vemos voces alarmantes hablando de alguna subida en el coste de la electricidad nos digan que entre las 22:30 y las 22:45 de la noche, justo cuando emiten nuestro programa o partido de fútbol favorito, el Pool arroja un precio de chorrocientos euros el megavatio-hora, tendremos aún menos claro de qué forma puedo ahorrar en la factura de la luz.
Y esto será en relación con los hogares y pequeñas empresas. En relación con grandes empresas e industrias ya será otro cantar.
Javier Colón Cortegoso es CEO de Neuroenergía www.neuroenergia.com
Andoni
18/11/2024