La crisis energética del carbón en Australia es un hecho innegable, al menos en lo que hace referencia a la generación de electricidad. Queensland el mes pasado y luego Victoria esta semana han asegurado que ambos estados dejarán de depender de la energía del carbón a mediados de la década de 2030. Nueva Gales del Sur está planeando la salida de todos sus generadores de carbón y Australia Occidental cerrará la última planta de carbón estatal para 2028.
El último Plan de Sistema Integrado del Operador del Mercado de Energía de Australia (AEMO) asume que el lignito dejará la red nacional para 2032. Si adopta el llamado escenario de superpotencia de hidrógeno la próxima vez, como muchos esperan, eso confirmará que todo el carbón podría desaparecer en poco más de una década.
Y una serie de anuncios sobre grandes nuevos planes de energía renovable y cierres acelerados de plantas de carbón por parte de los principales generadores de Australia han demostrado que no es solo la política la que marca el tono. Y un buen gráfico puede decir más que mil palabras.
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