Tesla conectó a la red el sistema de almacenamiento en baterías de ion-litio más grande del mundo en el estado de Australia del Sur el 1 de diciembre. Hornsdale Power Reserve, como se llama la instalación, utiliza la misma tecnología que las baterías de los coches Tesla, pero se alimenta de energía eólica y su función es paliar cortes temporales en la red eléctrica australiana. No ha pasado un mes desde su instalación y el enorme sistema ya ha batido otro récord al activarse en solo unas milésimas de segundo tras un apagón en la red: la mayor velocidad de respuesta jamás registrada.
Elon Musk se comprometió a construir el sistema de almacenamiento en marzo, con un tuit en el que prometía que si Tesla no completaba el proyecto en 100 días desde la firma del contrato, no cobraría por terminarlo. Le sobraron 40 días. Finalmente la batería se instaló junto a una planta eólica de la francesa Neoen, al norte de Adelaida. La apuesta se originó por la crisis energética que sufre Australia del Sur desde hace varios años, acentuada por una tormenta que dejó sin electricidad a 1,7 millones de habitantes en 2016.
La ‘gigabatería’ almacena 129 megavatios-hora de energía que puede descargar con una potencia de 100 megavatios. Con todo, es capaz de suministrar electricidad a 30.000 hogares durante aproximadamente una hora antes de descargarse. Sin embargo, el sistema no está pensado para un uso prolongado, sino para rescatar puntualmente el flujo de la red cuando los suministros principales fallen. Así evita los bajones bruscos mientras entran en acción los sistemas de contingencia, que todavía suelen depender de energías fósiles.
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