¿Hacia dónde va la relación de Reino Unido con Europa? Después del fracaso esperado de Theresa May tras el rechazo por mayoría aplastante del Parlamento británico, solo queda preguntarse cuál es el siguiente paso y cómo va a afectar a las políticas energéticas recientemente aprobadas en Europa.
“Nadie sabe realmente las consecuencias de esta decisión”, explica a este diario David Robinson, presidente de DR & Associates e Investigador del Instituto de Estudios Energéticos de la Universidad de Oxford, “pero porque no se sabe qué va a pasar a partir de ahora. No es factible ninguna nueva negociación antes del 29 de marzo, ni menos aún un nuevo gobierno en Reino Unido, no hay tiempo para ello, pero tampoco veo el apoyo necesario en el Parlamento británico para una salida sin acuerdo”.
La posibilidad que más se baraja es la de aplazar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, el texto más nombrado del Brexit, que dice el procedimiento a seguir por la Unión Europea y por el país que desee dejar la Unión. Y es posible porque hace menos de un mes que el Tribunal Europeo de Justicia (TJUE) sentenció que el Reino Unido tenía la capacidad de revocar de forma unilateral ese artículo. Es decir, que podría permanecer en la UE en los mismos términos que actualmente, sin cambiar por tanto su condición de Estado miembro.
La incertidumbre continuará pero ¿cómo afectará este impasse a los acuerdos en materia energética? En lo referente a las medidas legislativas para descarbonizar la economía con horizonte 2030, “no hay cambios sustanciales con lo ocurrido en el Parlamento británico”, concluye Robinson, “en principio debe continuar con las líneas marcadas hasta finales de 2020, por lo que hay margen para ver cómo evolucionan las negociaciones del Brexit sin que afecte a las políticas energéticas a corto plazo”.
En relación a las interconexiones, según el informe “UK-EU Electricity Interconnection: the UK’s low carbon future and regional cooperation after Brexit”, Reino Unido debe continuar desarrollándolas con la UE tanto si finalmente hay Brexit como si no, si quiere tener un sistema eléctrico seguro, de bajo coste y bajo carbono. Si deja de ser un Estado miembro dificultará su desarrollo y la operación de estas infraestructuras, a pesar de que la razón para construirlas siga siendo la misma.
Y es que independientemente del resultado de Brexit, Reino Unido debería crear más interconexiones y utilizar las propuestas existentes para desarrollar redes eléctricas regionales y proyectos renovables en el Mar del Norte colaborando con la UE y manteniendo un papel en la configuración de la ambición regional de descarbonización.
Mercado de derechos de emisión de CO2
Los que sí se verá afectado de manera inmediata tras la negativa británica al acuerdo del Brexit son los mercados. Dependiendo de cómo evolucionen a partir de ahora las decisiones políticas, hay dos escenarios posibles, según Jose María García Berrendero, Corporate Sales Manager Iberia de Vertis Environmental Finance, que van a influir en la cotización de los derechos de emisión de CO2.
1.- Tras el rechazo del acuerdo por parte del Parlamento, los participantes del mercado se preparan para un Brexit duro.
“En este caso, las instalaciones con un excedente eliminarían las asignaciones que tienen por encima de las emisiones de 2018. El paso lógico sería vender los derechos de emisión en el mercado y probablemente muchas empresas lo harían, pero en el caso de empresas multinacionales también podrían transferir los derechos de emisión a sus filiales o empresas filiales en Europa continental, ya que pueden utilizar los derechos para el cumplimiento de 2019″, explica.
“En consecuencia, el volumen que se vendería no debería ser tan elevado, pero aun así se podría reducir el precio. Debido al efecto psicológico, en este escenario el precio podría volver a probar la media móvil de los últimos 200 días a 18,50 euros. Por otro lado, las instalaciones en Europa continental estarán contentas de comprar los derechos de emisión si el precio baja porque se enfrentan a una reducción en la oferta en el largo plazo. Por lo tanto, esperamos una reacción negativa a corto plazo ante un rechazo del acuerdo y a una recuperación del precio por encima de los 20 euros después de la conmoción”.
2.- El otro escenario es el más factible: El Parlamento rechaza el acuerdo, pero el mercado no reacciona con fuertes pérdidas, porque hay mucha incertidumbre sobre lo que sucede después de ese rechazo.
“El gobierno británico tendría que idear un plan B. ¿Qué contendría eso? Se habla de una extensión del plazo del Brexit hasta al menos mayo de 2019. Incluso sobre un segundo referéndum… Si las instalaciones no tienen la garantía de que no tendrán una obligación de cumplimiento en el EU ETS después de este mes de marzo, no correrán a vender los derechos de emisión. En este caso, los que especularon con un resultado negativo que empuje el precio a la baja, tendrían que comprar los derechos a precios más altos. El precio en este caso podría esperar y consolidarse en torno a los niveles actuales hasta que sepamos más detalles sobre el futuro”, concluye García Berrendero.
Hoy los mercados se han levantado con expectación. Según el análisis de la consultora especializada en inversiones en el mercado de emisiones, por el momento se ha adoptado una posición de esperar y ver, antes de vender sus excedentes. Además, el mercado del carbono tendrá hoy dos subastas. Polonia ofrecerá 4,4 millones de derechos a las 11.00h (hora peninsular), y posteriormente en la sesión vespertina se subastarán en nombre de la UE 640.000 derechos de emisión de aviación.