Todas las flechas se dirigen a la misma dirección. La industria solar europea está de nuevo en marcha. Y para competir con compañías del resto del mundo, necesita rebajar al máximo los costes. Por eso ha pedido a Bruselas que ponga fin a los aranceles de importación sobre los paneles fotovoltaicos chinos cuando expiren las medidas 'antidumping' en septiembre, porque están frenando una "bonanza laboral" necesaria para el sector.
Poner fin al precio mínimo de importación de paneles solares chinos creará 40.000 puestos de trabajo adicionales en Europa, además de los 80.000 empleos que ya existen en el sector según la patronal SolarPower Europe."Después de cinco años de barreras comerciales, Europa tiene que cumplir su promesa de dejar que estas medidas expiren después de 2018" y rechazar cualquier solicitud de revisión, según publica Euractiv.com.
Pero no solo. También se encarece para los clientes finales. Esos aranceles mínimos de importación para los módulos y células solares chinas supone encarecer hasta un 30% el coste real en el mercado internacional lo que tiene "enormes efectos negativos" para la industria en Europa. Con la caída de los precios, supondría sumar al menos 500 euros al coste de una instalación doméstica, y hasta un millón de euros para una instalación industrial de un megavatio.
La carta que se ha remitido al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, está firmada por más de 250 empresas solares, así como más de 100.000 instaladores de paneles fotovoltaicos que en conjunto emplean a 1,2 millones de personas en Europa. Para todos ellos, el crecimiento de la energía solar en Europa ha sido lento en los últimos tres años, en parte debido a estos impuestos excesivos a los fabricantes chinos. Tanto es así que la guerra comercial de hace cinco años entre Europa y China ha sido la mayor disputa entre ambas partes y ha supuesto aumentar los costes de la energía solar en Europa (desde 2012) en más de 10.000 millones de euros, según datos de SolarPower Europe.
Todo surgió por la incipiente industria de fabricantes de paneles europeos que no pudieron hacer frente a los bajos precios de los módulos solares chinos. La demanda inicial fue presentada por EU ProSun, una coalición de fabricantes europeos liderados por el fabricante alemán Solarworld, que acusó a China de vender paneles solares a precios artificialmente bajos para matar a los competidores en los mercados internacionales. Y ahora, según SolarPower Europe, como Solarworld se ha declarado en quiebra por segunda vez el 28 de marzo pasado, ProSun podría presentar una solicitud para prolongar los derechos antidumping.
Pero ¿la industria fotovoltaica ya no tiene miedo a los competidores chinos? Todas las compañías del sector han recorrido un largo camino desde que la UE impuso los aranceles 'antidumping' en 2012. Muchos fabricantes europeos dejaron la producción a gran escala al principio, cuando China le hacía abiertamente la competencia, pero después el resto. Apenas hay producción en Europa porque han entendido que tienen que especializarse en productos de mayor valor añadido, según constata la asociación europea.
Si no se presenta una solicitud antes de este próximo 4 de junio, los aranceles caducarán automáticamente, pero en caso de que se presente una solicitud, la Comisión necesitaría ver si existen elementos que justifiquen la apertura de una investigación sobre la cuestión de prolongar o no las medidas antidumping.
La industria solar internacional está disparada y Europa no se puede quedar atrás.
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