La materialidad financiera es un concepto familiar para la mayoría de los participantes del mercado de inversión, es decir, la identificación de factores que afectan el desempeño de una empresa. Básicamente, se centra en los desafíos clave que pueden afectar la rentabilidad, lo que permite a las corporaciones mitigar los riesgos potenciales y garantizar que su atractivo para los inversores y los prestamistas no se vea afectado.
Los gestores de inversiones con estrategias que tienen en cuenta los factores medioambientales, sociales y de gobernanza se enfrentan al reto de descifrar qué criterios, si los hay, son importantes desde el punto de vista financiero. Un consenso es clave para que los supuestos subyacentes detrás de la inversión ESG se mantengan y no limiten el alcance de la aplicación del regulador.
El reciente auge de la inversión ESG ha sido popularizado por gestores de activos como BlackRock, que presuponen que se deben tener en cuenta los factores ESG al evaluar el rendimiento financiero a medio y largo plazo. Piensan que ciertos criterios ESG, al menos, son económicamente importantes.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios