La propuesta de Real Decreto de Autoconsumo: lo único que nos podemos permitir

La reciente propuesta de Real Decreto de autoconsumo anda lejos de lo que se está haciendo en otros países como Alemania, Portugal, Dinamarca  e Italia, pero es la única que nos podemos permitir. ¿Por qué nuestros reguladores no las han emulado? Simplemente porque no pueden.

Hace una década, la eclosión descontrolada de ciertas tecnologías subsidiadas de generación eléctrica basadas en energías renovables, incrementó de una forma inaceptable la factura eléctrica del consumidor español. La solución a esta situación fue incumplir el principio regulatorio de la suficiencia de ingresos y se aparcó su deuda creándose el conocido y ominoso déficit del sector eléctrico.

Como desde el año 1998 y como consecuencia de la transposición de la Directiva sectorial europea se fragmentaron las actividades en reguladas y liberalizadas, el regulador optó por endilgar este déficit a las tarifas de acceso, algo contra natura pero al resguardo de la escrutadora vigilancia de Europa respecto a las ayudas de Estado. Total, en España, la tarifa de acceso ha venido a ser la más cara de Europa y como consecuencia de ello, los precios y tarifas a los consumidores finales, se han situado a su vez en las primeras posiciones de este ranking.

¿Por qué no se sacaron estos mecanismos de apoyo a las energías renovables de las tarifas de acceso, como ha sucedido en otros Estados miembros de la UE? Esta es la acción que hubiese resuelto el embrollo, aunque seguramente esto hubiera empeorado la macroeconomía, aumentado el enorme déficit público en niveles equivalentes a un año de PIB.

El actual gobierno ha dedicado casi toda su legislatura a controlar el aumento del déficit sectorial eléctrico con medidas bastante dolorosas: Impuestos a la generación, reducción de costes reconocidos a las actividades reguladas y un largo etcétera. Promover el autoconsumo en la línea de las mejores prácticas de nuestros vecinos europeos, sería un torpedo a la línea de flotación de las medidas que estos últimos años se han debido tomar para evitar el aumento descontrolado del déficit.

Vivimos condicionados por los errores regulatorios del pasado y a las responsabilidades internacionales contraídas por el Reino de España y, una muestra de ello, son las numerosas demandas internacionales por incumplimiento en las garantías de retorno de inversiones ante el organismo del CIADI y ante la “Energy Charter”.

En el sector eléctrico español, al igual que en los sectores financieros e inmobiliario, se han cometido errores regulatorios que han producido compromisos económico-financieros que deberán honrar generaciones futuras. Hasta que estos compromisos no se liquiden, reclamar ser como los más adelantados será una utopía. Un brindis al sol. Esto no es óbice para que, quien quiera abastecerse al 100% de energías renovables  y con ello vivir al margen de la red pueda hacerlo. Sin embargo, habrá que preguntarse quién pagará los costes regulados, principalmente los de las tarifas de acceso que incluyen las primas a las energías renovables y la amortización del propio déficit sectorial, si todos los consumidores se autoabastecieran o, lo que es lo mismo, quien pagará lo que dejen de pagar los que se autoabastezcan.

Por todo ello, todo aquel que desee seguir enganchado a la red, tendrá que contribuir a sufragar los compromisos pasados, como haremos todos los consumidores. Se trata, como en tantos otros casos, de un mecanismo de solidaridad. Igual que el cobro de las pensiones. Si a quienes se autoabastecieran no se les cobrase el coste del servicio, se estaría cometiendo una doble injusticia: se aprovecharían gratis de algo que pagamos entre todos los consumidores y aquellos que costearíamos la red, deberíamos pagar por ellos.

Pero no nos enzarcemos en una lucha de reproches. Lo nuestro ha sido simplemente una mala regulación y el tiempo deberá arreglarlo, gradualmente, lentamente, pero inexorablemente.

Jordi Dolader es socio de MRC Consultants & Transaction Advisers y presidente del Consejo Editorial del Periódico de la Energía.