Renovables

La sombra de los fondos 'buitre' es alargada: cientos de plantas fotovoltaicas han cambiado de mano en los últimos meses

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En los últimos años  el interés de los fondos de inversión por las renovables en España ha ido ‘in crescendo’. Algunos han aprovechado la necesidad de financiación de los productores españoles para hacerse con el control de sus plantas y otros han ido adquiriendo parques hasta tener una cartera consistente.

Pero no solo son grandes plantas o sociedades enteras las que han interesado a los inversores. Otros fondos no tan poderosos han seguido la senda de compras de activos renovables de menos envergadura, y todo ello pese a la incertidumbre regulatoria que ha caracterizado estos años pasados.

Así se refleja en el BOE. En dos textos se anuncian las notificaciones sobre el procedimiento de cambio de titularidad en el registro de régimen retributivo específico en estado de explotación, es decir, que la Dirección General de Política Energética y Minas refleja que ha habido un cambio de manos en tan solo unos meses de centenares de explotaciones solares.

De hecho, solo en uno de ellos quedan notificadas más de 600 instalaciones fotovoltaicas, y en el otro más de 30.

"Ese cambio de manos no es nuevo. Desde hace años los fondos buitre internacionales se interesan por las instalaciones solares en España. Incluso me remito a antes de la reforma sabiendo que venían recortes importantes, pero asumían el riesgo porque para ellos el negocio está en comprar y vender activos, da igual de qué tipo sean", explica Rafael Barrera, director general de la asociación Anpier, "y se lo pueden permitir porque las condiciones de financiación que obtienen esos fondos no son las mismas que pueden conseguir los pequeños productores fotovoltaicos, nuestros asociados, porque los bancos solo les ofrecen tipos de interés muy altos y que avalen esos activos con propiedades personales para garantizar el préstamo".

Por eso, la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier) siempre ha criticado que España entorpezca iniciativas sociales de producción de energía fotovoltaica o de autoconsumo dejando "en manos de grandes fondos internacionales" un activo como el sol.

"No es lo mismo el músculo financiero de un fondo buitre que los de los pequeños productores fotovoltaicos españoles, que están asfixiados por los créditos tras los recortes a la retribución", continúa Barrera, y "aunque muchos fondos extranjeros hayan llamado a nuestra asociación interesándose en comprar sus instalaciones, al ver que eran demasiado pequeñas, que estaban asociadas a una explotación ganadera, o que las grandes pertenecían a una cooperativa de, a lo mejor, 400 socios, muchos han desistido por la complejidad de la compra".

Aún así, las operaciones se están realizando. "Por eso, desde Anpier no recomendamos que vendan las plantas a fondos extranjeros, pensamos que, en la medida que sea posible, la producción esté en manos de la sociedad, de las familias, porque así el retorno, si lo hay, se queda en el territorio".

Lo que queda claro es que las nuevas condiciones de mercado, el 'paquete de invierno', con sus objetivos de renovables para 2030, y el compromiso de la UE en el Acuerdo de París están atrayendo la inversión a España hacia la fotovoltaica de nuevo.

No solo son los más de 23.000 MW de solar fotovoltaica que han sido solicitados a las distintas administraciones para su instalación, es que si los fondos de inversión siguen interesados en comprar activos que ya están funcionando es porque esperan sacar rentabilidad de ello, y no en el largo plazo.

Las adquisiciones más sonadas

Algunas compras han trascendido por sus dimensiones, como la venta de la filial de renovables de Isolux, T-Solar, al fondo británico I Squared, por 112 millones de euros en diciembre de 2016. También ese mismo año el fondo estadounidense KKR, uno de los grandes inversores en capital riesgo del mundo, completó la adquisición del 80% de Gestamp Solar, ahora X-Elio, promotor y gestor de plantas solares fotovoltaicas, perteneciente a la familia Riberas. La operación se valoró en 1.000 millones de euros.

Y justo un año antes, en noviembre de 2015 el fondo estadounidense Oaktree se hacía con la mayoría del capital de Eolia en una operación valorada, incluyendo deuda, en unos 900 millones de euros. En ese mismo año, otro fondo norteamericano, Cerberus, compró Renovalia, la empresa de renovables controlada por la familia Ortega por más de 1.000 millones de euros, incluyendo deuda.

En 2017 siguieron los cambios de manos de los grandes activos solares. Sonnedix, controlada por JP Morgan, compró a otro gran fondo estadounidense, Centerbridge, Vela Energy, que incluía 136 megavatios de potencia de generación eléctrica fotovoltaica en 43 instalaciones.

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