Es común que durante los períodos electorales la desinformación vuelva a inundar las redes sociales de medias verdades y bulos. Esta vez, se repite la narrativa ya vivida durante el verano pasado: ver circular titulares donde se asegura que la sequía que estamos viviendo a nivel nacional es intencionada por los "derribos masivos" de presas y vaciados de embalses en España.
Pues bien, es importante tener en cuenta que el vaciado de un embalse no se produce de manera repentina ni se debe exclusivamente a la sequía, sino que es un proceso planificado y controlado por las autoridades competentes, que tienen en cuenta una serie de factores, como el estado de las infraestructuras, las necesidades de abastecimiento de agua y energía, y la gestión sostenible de recursos hídricos.
Además, los embalses tienen una capacidad de almacenamiento que se ajusta a la demanda de agua y energía, y durante los períodos de sequía se aplican medidas de gestión que permiten optimizar la disponibilidad de agua y energía sin afectar la seguridad y el funcionamiento de las infraestructuras.
Por otro lado, respecto a las noticias difundidas respecto al derribe de obstáculos fluviales, cabe destacar que las "grandes construcciones" a derribar están vinculadas a infraestructuras obsoletas, una concesión que caduca y que el propietario de la concesión no quiere mantener. En ese supuesto, la Administración la recupera y tiene la obligación de derruirlo.
Pero, la mayoría de los derribos que se han llevado a cabo, han sido de azudes (barreras que desvían parte del caudal del río para actividades como el riego y que no embalsan agua). Es más, de haberse derribado grandes presas, la capacidad de los embalses en la Península habría disminuido en los últimos años, pero la realidad es que ha sido todo lo contrario, ha aumentado.
Estrategia europea
La eliminación de estos obstáculos es una obligación que deriva de la Estrategia de la Unión Europea sobre biodiversidad en el marco de cumplimiento de la Directiva del Agua.
Esta estrategia indica que para el año 2030 deben estar liberados al menos 25.000 kilómetros de ríos para que su caudal vuelva a ser "libre". La Comisión Europea ya indicó en 2021 que se hacían necesarios "mayores esfuerzos" para recuperar los ecosistemas de agua dulce y las "funciones naturales" de los ríos y recalcó que esto podía lograrse con "la eliminación y/o adaptación de las barreras fluviales que impiden el paso de los peces migratorios" y "mejorando el flujo de agua y sedimentos".
De esta manera, no se trata de destruir grandes embalses —que actualmente se encuentran aproximadamente a la mitad de su capacidad—, ni del vaciado de presas cuya función es la generación de energía hidroeléctrica, sino de corregir "efectos negativos" que producen estas obras y "los desequilibrios del régimen y transporte sedimentario", tal y como aparece recogido en la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.
Además, cabe destacar que la eliminación de este tipo de barreras para liberar cursos del agua no es algo nuevo. Lleva ocurriendo desde hace décadas. Tanto, que el Ministerio de Transición Ecológica recoge que desde principios de los 2000 se han llegado a demoler un total de 634 presas y azudes obsoletos —de los cuales 621 son azudes, de 2 a 5 metros de altura—.
Asimismo, estas estructuras no afectaban al suministro de agua. “Ninguna confederación hidrográfica de España ha demolido ninguna presa cuyo embalse pudiera contribuir al suministro de agua y paliar los efectos de la sequía”, ha señalado la Confederación Hidrográfica del Tajo.
País con más presas de la UE
España aparece en la primera posición en la lista de Estados europeos que más barreras fluviales han destruido, pero también es cierto que es el país de la Unión Europea con más presas, situándose el quinto del mundo.
Esto, sumado a la caducidad de múltiples concesiones que habían amparado la construcción de estas barreras durante los últimos años, ha hecho que la Administración se haya encontrado con muchas infraestructuras sobre las que actuar.
Todas estas infraestructuras ocupan un espacio de Dominio Público Hidráulico y para ello, necesitan una autorización. Una vez esta caduca, las confederaciones hidrográficas son las responsables de decidir si sacan a concurso la autorización, si la Administración se queda la infraestructura o si se extingue su uso. En el caso de que no haya una renovación, el espacio debe restaurarse a su estado original.
Mantener estas barreras fluviales en desuso no solo supone un peligro por el desgaste de materiales y un elevado coste para mantener la infraestructura, sino que también supone un problema para el medioambiente. "Actualmente se están produciendo desmantelamientos en infraestructuras que se encontraban fuera de uso y en instalaciones que, al haber llegado al final del periodo concesional, la administración considera que por motivos ambientales o económicos no es viable su continuidad" han indicado fuentes cercanas a Iberdrola a este medio.
Además, cada proceso de demolición exige un procedimiento administrativo exhaustivo: detección de la infraestructura, análisis, audiencia a los implicados, alegaciones, contestaciones, visita al lugar, exposición de motivos, una resolución y si es necesario, un recurso de la resolución ante los tribunales.
Capacidad y producción
La capacidad de los embalses en España se mantiene constante y no ha disminuido en los últimos años (periodo 2021-2022), algo que sí habría ocurrido si realmente se hubiera llevado a cabo la demolición de grandes presas y cientos de embalses, como afirman los mensajes virales en redes.
Según últimos datos del Boletín Hidrológico elaborado semanalmente por el Ministerio de Transición Ecológica —a 2 de mayo de 2023—, en España hay 56.069 hectómetros cúbicos (hm3) de capacidad. Hace tres años, en abril de 2020 (para tener una cifra a mes cerrado) la capacidad total era de 55.622 hm3.
Respecto a la producción de este año, en el primer trimestre los niveles han sido positivos en el sector en comparación con el año pasado porque en diciembre y enero llovió bastante, especialmente en la zona noroeste.
Sin embargo, la previsión para el verano es muy diferente. En el caso de Endesa, por ejemplo, la cantidad de nieve en los Pirineos ha estado muy por debajo de otros años y eso se va a notar en la producción de verano, que según estiman fuentes cercanas a la compañía "va a ser muy baja".
Nombre
08/05/2023