La transición energética necesita ir de la mano de la inversión y el sector financiero europeo ya está preparado. Vive un proceso de transformación masivo, comprometido con la descarbonización, entre otras razones, porque en diciembre pasado entró en vigor un sistema de clasificación, o 'taxonomía', que proporciona a las empresas y los inversores un lenguaje común para determinar qué actividades económicas pueden ser consideradas como sostenibles.
Esa taxonomía es la herramienta perfecta para inversores y bancos, pero no todas las empresas energéticas están de acuerdo en cómo se han fijado los criterios, lo que provocó un acalorado e interesante debate entre representantes de Acciona, Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol y EDPR durante la jornada "Financiación Sostenible parea los Objetivos Climáticos" organizada por Enerclub.
"El impacto de reducción e incluso de neutralidad de emisiones no es una cuestión que tiene que ver con el compromiso de las compañías sino con la financiación", decía José Luis Blasco, Global Sustainability Director de Acciona, "el cambio climático se ha convertido en un riesgo cierto y en la Unión Europea se piensa que estamos muy expuestos a la geoestrategia de la energía y de los cambios que se van a producir en los próximos años".
Por eso, para Blasco, "las diez medidas del Consejo de Expertos de Finanzas Sostenibles de la UE son las adecuadas porque esto no es una cuestión de ser buenos en lo que hacemos sino de prepararnos para un cambio disruptivo".
"Estamos todos ya concienciados, las entidades financieras españolas e internacionales ya han asumido compromisos de inversión en activos que contribuyen a la lucha contra el cambio climático en unas cantidades que hace unos años eran inviables" afirmaba por su parte Jesús Martínez, director de Financiación y Tesorería de Iberdrola, "y nuestra compañía lleva trabajando 25 años en esta línea, lo que nos ha convertido en la empresa española que más bonos verdes tiene en circulación".
"El punto de vista de nuestra compañía es un poco diferente", rebatía Susana Meseguer, directora financiera de Repsol, "para nosotros la sostenibilidad está siempre en nuestro ADN. A finales del año pasado, hicimos un anuncio comprometiendo a ser una compañía neutra en emisiones. Es un reto importantísimo, pero no hay que olvidar que todos los sectores energéticos tienen un papel crítico, es decir, que aunque apostamos por las nuevas energías low carbon también invertimos en hacer más eficientes nuestros procesos productivos, que son parte de la solución. Por eso, pensamos que si de verdad queremos que las actividades de transición formen parte de este camino, también deberían ser incluidas en esa taxonomía".
Coincidía con Meseguer, Ignacio Jiménez, manager Capital Markets de **Naturgy: **"Somos una empresa muy reconocida en el Índice de Sostenibilidad Dow Jones (DJSI) pero vemos que hay una capacidad de mejora en el texto propuesto por el grupo de expertos de la UE en finanzas sostenibles".
Para Jiménez "hay que incidir en la idea de que la taxonomía no puede suponer que o estás o no estás, debe ser facilitadora y ser muy práctica, porque se puede ser más o menos estricto, y el texto actual es muy estricto, porque deja fuera muchas actividades que son necesarias para hacer la transición energética".
Se refería por ejemplo, al desarrollo de todos los gases renovables. "Es verdad que hoy representan muy poco pero serán necesarios para alcanzar los objetivos climáticos, y además hay muchas industrias que no pueden funcionar solo con renovables y que encima tienen que tomar decisiones de descarbonización". Si se sigue siendo tan estrictos con esa clasificación, el experto asegura que "el resultado puede ser el contrario, contraproducente y perjudicial para la consecución de los objetivos climáticos".
Esa opinión era compartida por Susana López, Head of Finance New Markets de **EDPR, **"nosotros hemos tratado de dar valor a los incentivos que se están dando en esta línea pero la taxonomía no debería castigar ciertos activos que son importantes para poder llevar adelante la transición, y lo decimos nosotros, que hemos sido promotores de medidas de sostenibilidad desde 2009, pero las bases no están preparadas para asumir esa clasificación"
Así también lo corroboraba Mariló García, subdirectora de Regulación Internacional de Endesa. "Todos estamos en la misma línea, hemos lanzado bonos verdes o ICO con criterios de sosteniblidad, hemos buscado financiación verde, pero la taxonomía que ha propuesto la UE tiene que ser flexible, que no haga buenos y malos, que no haga que algunos se queden fuera de la financiación y sobre todo que sea revisable. En el futuro habrá nuevos proyectos, tecnologías o actividades y si no lo tenemos en cuenta, nos quedaremos atrás".
Para la responsable de Endesa, "no dudamos de que vamos encaminados hacia una economía verde, pero confiamos que esa taxonomía aún deje espacio a las tecnologías en transición. El capital siempre ha estado ahí lo que pasa es que ahora es verde y, sí, todos seremos verdes, pero tenemos que ser más flexibles en ese camino".
En ese punto, el responsable de Acciona criticó todas esas posiciones y dijo: "la taxonomía de la UE no excluye a ninguna tecnología solo pone límites a las emisiones de CO2. ¿El gas está excluido? No, y si se superan los límites que se utilicen tecnologías de captura de CO2 o que se busquen alternativas, ¿qué es esto de la flexibilidad? La lucha contra el cambio climático no entiende este concepto".
"No pedimos flexibilidad sino realismo", replicaba a su vez Mariló García de Endesa, "el problema de las emisiones no es europeo sino mundial, y si no lo tienen en cuenta, se va a producir otro efecto, el de las deslocalizaciones, no debemos perder de vista que el problema es global, no debemos caer en ese determinismo".
"La taxonomía ayuda a descarbonizar", apoyaba el responsable de Iberdrola a José Luis Blasco de Acciona, "además no es una herramienta obligatoria para conseguir financiación sino voluntaria, lo que pasa es que a día de hoy se discrimina por realizar una serie de actividades o por la estrategia a seguir de una empresa determinada, y todo pasa por lo mismo, por la lucha contra el cambio climático".
Bruselas ha considerado que la taxonomía servirá para que Europa sea climáticamente neutra de aquí a 2050 y alcance el objetivo de reducir un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2o30. Para ello, se deberán invertir unos 180.000 millones de euros al año. Sin embargo, ahora el debate entre las energéticas españolas está en si se han definido bien los criterios de selección y si tendrán unos efectos poco deseables en el desarrollo de sus actividades.
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