Política energética

Las grandes y pésimas consecuencias energéticas si Reino Unido vota a favor del 'Brexit'

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El próximo 23 de junio todos los británicos están llamados a las urnas para decidir si quieren continuar perteneciendo a la Unión Europea o emprender un viaje en solitario. Su salida se realizaría bajo una inevitable incertidumbre con el proceso conocido como 'Brexit'. Sus consecuencias serían profundas y los intereses implicados, complejos. Pero ¿y en el sector energético?

Según el informe "¿Reino Unido desenchufado? Los impactos del Brexit en política energética y climática" (UK Unplugged? The Impacts of Brexit on Energy and Climate Policy) de Chatham House,  una de las organizaciones más importantes del mundo en materia política con sede en Londres, el mercado energético británico está profundamente integrado con el de la Europa continental, con una importante dependencia de la importación de los combustibles fósiles y del suministro de energía eléctrica, agravado durante la última década, ya que esa dependencia ha aumentado más como consecuencia del agotamiento de sus reservas de petróleo y gas en el Mar del Norte y del cese total de la explotación minera de carbón nacional.

Consumo energético Reino Unido

El país importa el 45% de su energía. Con mucho, el mayor proveedor de energía en general es Noruega (más del 30%), seguido por Rusia (12%) y Estados Unidos (7%).

Importaciones de crudo y carbón Reino Unido 2014

Como consecuencia, Reino Unido ha pasado de ser un exportador neto de energía al inicio del siglo a depender de las importaciones, lo que le ha obligado a interconectarse cada vez más con sus socios de la UE para intercambiar energía. Por eso, para Chatham House, no sería deseable que Reino Unido se "desenchufara" de las redes energéticas europeas.

Interconexiones de Reino Unido
Interconexiones de Reino Unido

Así también lo considera la University College of London (UCL) que señala la incertidumbre como elemento perturbador para los inversores: "las incertidumbres elevarían el coste de las inversiones en un momento en el que ya se ha aprobado el desarrollo de grandes proyectos, además se cuestionaría cómo mantener la seguridad del suministro y cómo se cumplirían los compromisos nacionales e internacionales en materia de sostenibilidad".

Pero además, ya no es solo por la dependencia de los combustibles. La política energética de la UE se dirige a una mayor unificación de los mercados nacionales. Esto supone mayor interconexión e interdependencia de las infraestructuras de energía de todo el continente, una mayor colaboración para garantizar el acceso a los recursos energéticos, la acción colectiva en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, un programa profundo y rápido de descarbonización y el desarrollo de un nuevas herramientas de política energética comunes.

Pero, ¿y si sale 'Brexit SÍ'?

Aunque el informe no está a favor de apartarse de Europa, son los ciudadanos británicos quienes lo decidirán. Por eso, en el supuesto de que así sea, Chatham House plantea varias posibilidades para relacionarse con el continente:

  • El modelo de Noruega, que no es un estado miembro pero su relación con Europa es muy estrecha.
  • El modelo de Suiza, que sí está en la Unión Económica Europea (EEA) y en la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), pero que no es miembro comunitario.
  • El modelo canadiense, un tratado de reciente creación entre Canadá y la UE en el que se eliminan los derechos de aduanas y las restricciones del acceso a los contratos públicos y se ofrece condiciones previsibles a los inversores.
  • La Comunidad de la Energía. Establecida por un tratado en 2005, es una organización internacional para crear un mercado energético entre los 28 estados miembros y (actualmente) ocho territorios vecinos.
  • Sin tratado/OMC. En esta opción, entre Reino Unido y la UE no habría ningún acuerdo bilateral específico, y el comercio sería regulado únicamente por las normas vigentes de la Organización Mundial del Comercio. Las opciones que hay para una vida post-Brexit son muy complejas en política energética y climática, como el grado de acceso a los mercados de gas y electricidad de Europa, la pérdida de capacidad del Reino Unido de influir en la toma de decisiones sobre las políticas de energía de la UE; o la facilidad con la que un acuerdo podría ser negociado con otros estados e instituciones europeos.

La factura de la luz

Pero ¿cómo afectará más en concreto al bolsillo de los ciudadanos británicos? Según el estudio, el precio que pagan los consumidores por su energía depende de varios factores, como el precio de mercado de cada materia prima, los precios de la distribución o los impuestos en general, además de los ambientales y sociales.

Los británicos tienen la electricidad más cara que la media de la UE, en parte debido a la falta de interconexiones con el continente, de hecho las existentes solamente suministran el equivalente al 6% de la demanda máxima de electricidad. HSBC estima que las interconexiones adicionales tanto para el continente como para Irlanda de aquí a 2021 proporcionarían más de 10 GW de capacidad de energía - más de tres veces el nivel actual - lo que podría bajar el precio del mercado mayorista de electricidad hasta un 7%. Incluso se ha sugerido que una mayor interconexión podría suponer ahorros de 12.000 millones de libras (más de 15.000 millones de euros) para los hogares británicos en los próximos 20 años.

Otro bolsillo que se resentiría sería el de las grandes inversiones energéticas. El Banco Europeo de Inversiones (BEI) es una importante fuente de dinero para Gran Bretaña, quien además es uno de sus principales beneficiarios: en los últimos cinco años, el BEI le ha prestado 31.000 millones de euros en préstamos a largo plazo, de los cuales más de 9.000 millones se han destinado a desarrollar proyectos de energía, en particular para energías renovables y proyectos de eficiencia energética. Esta estimada posición se perdería tras el Brexit, al dejar de ser un estado miembro y por tanto, parte interesada para el banco.

Por último, habría implicaciones significativas para la diplomacia del Reino Unido en relación con la seguridad energética y el cambio climático. En este contexto, es importante tener en cuenta los beneficios que supone la coordinación de los esfuerzos diplomáticos con compañeros miembros de la UE a la hora de involucrar a otras potencias mundiales en temas de energía y clima.

Así que la conclusión para los analistas es clara: La desconexión de Europa no es una opción.

Ahora toca decidir.

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