Uno no deja de sorprenderse de lo que sucede en todo lo que rodea al carbón en España. Justo cuando la Unión Europea se predispone a abanderar la lucha contra el cambio climático, y a poner coto al carbón en la UE28, el sector minero nacional consigue nuevas ayudas gracias a un escondrijo encontrado en la decisión de la UE sobre las ayudas aprobadas para el cierre definitivo del carbón.
El carbón juega sus bazas, y las juega muy bien. Lo que sucede es que los españoles empiezan a estar hartos de seguir pagando todo esto. Cuando el Gobierno en funciones consigue 2.300 millones de euros para el cierre de las minas de carbón, se presupone que ese dinero irá destinado a un plan de reconversión, o en el peor de los casos para que los 3.000 mineros se jubilen. No está mal, 800.000 euros per cápita.
Pero el carbón quiere más. Lleva treinta o cuarenta años chupando del Estado, y quiere exprimir la vaca lo máximo posible. Cuando uno cree que la vaca no da más leche, la gente del carbón se empecina en dejarla totalmente seca y prefiere seguir ordeñando como si no hubiese fin.
¡Qué avaricia!, se dirán, pero claro, cuando uno lleva recibiendo ayudas tantos años y de repente deja uno de percibir tantas ayudas pues monta en cólera. Y eso da resultado en este país. Aquí, el que no llora no mama. Y en el sector energético aún más.
La energía en España es una enorme y gran partida de ajedrez, donde normalmente todos ganan menos uno, el consumidor, que se encarga de pagar el pato de tener un suministro tan seguro, pero también de tener una sobrecapacidad del 40% y las consecuentes ayudas a cada tecnología, ya sea carbón, renovables o las tecnologías convencionales.
El caso es que la semana pasada, tras varios meses llorando por las esquinas, el sector del carbón recibió buenas noticias de parte del Ministerio de Industria, y todo gracias al trabajo de la Junta de Castilla y León.
Llevan varios meses los sindicatos y la patronal del carbón reuniéndose con los partidos políticos. Tenían el ok y la aportación de casi todas las formaciones, a excepción del PP y los partidos catalanes que poco pintan en esto.
Pero el PP también ha cedido ante la presión del lobby del carbón. Lo ha hecho a través del gobierno autonómico de Castilla y León y del Ministerio de Industria.
El Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha modificado las bases reguladoras de las ayudas a las empresas mineras para que pueda convocarse la nueva ayuda adicional habilitada por la Unión Europea (UE) para los ejercicios 2016 a 2018.
El Gobierno tiene previsto que en un mes estén las ayudas convocadas y así poder agilizar las nuevas subvenciones. Eso sí, a partir de 2018 la minera que no sea competitiva tendrá que cerrar.
De momento, el sector minero ha conseguido nuevas ayudas, más los 2.300 millones para el cierre. Y encima, lo peor de todo es que se quejan. Deberían compararse con otros sectores económicos, que generan mucha más riqueza y contaminan menos, para dejar de quejarse tanto.
Pero ya se sabe que aquí cada uno va a lo suyo, y a los demás, los consumidores, que les den dos duros. Estas nuevas ayudas repercutirán directamente en la tarifa eléctrica, y por tanto en el bolsillo de todos. Pero eso da igual, nadie se va a enterar. Lo importante es coger el dinero y echar a correr, que ya vendrán otros si no por ti. Así está el patio. Las negras (el carbón) juegan y ganan. Una vez más.
PD. No pasará mucho tiempo en volverse a oír quejas para que a alguien del sector le den más ayudas, y si no, al tanto.
Un análisis de Ramón Roca, director de El Periódico de la Energía.
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