Los beneficios sobrevenidos (windfall profits) del sector eléctrico en tiempos de pandemia

Los “Windfall Profits” son aquellos beneficios inusualmente altos o abundantes, sostenidos durante un periodo de tiempo y que son extraordinarios y/o inesperados. Se trata de un término aplicable a cualquier actividad económica, pero que solemos asociar con el sector eléctrico.

No dejan de estar exentos de un gran grado de debate y polémica, en la medida que serían beneficios sobrevenidos por encima del coste de oportunidad de ciertas centrales de producción de electricidad que operan en un mercado, supuestamente, liberalizado.

En todo caso, es evidente que existen y en la medida que afectan a los consumidores de un suministro básico, como es el de la electricidad, y en una situación tan complicada como la de la pandemia que nos ha tocado sufrir, no deben permanecer alejados del foco de la opinión pública. Pero no sólo nos encontramos con Windfall Profits en ciertas instalaciones de producción propiedad del oligopolio que domina el sistema eléctrico español, sino que, además de darse con la connivencia del propio Gobierno de nuestro país, engrosan las arcas del estado.

SITUACIÓN ACTUAL DEL MERCADO ELÉCTRICO ESPAÑOL

En el momento en el que nos encontramos, recién iniciada la primavera del año 2021, se están dando las siguientes situaciones:

• <ol> <li>El precio del petróleo, pese al brutal descenso de la demanda debido a las restricciones a la movilidad existentes en muchos lugares del globo, se encuentra en niveles pre-pandemia, debido a los acuerdos de reducción de bombeo de los miembros de la OPEP y sus aliados.
• El precio del gas natural en Europa, dependiente también de factores internacionales, como los eventos de frío extremo acaecidos este invierno en Asia, EEUU y Europa, de una mayor demanda en economías menos lastradas por la COVID, como las asiáticas, de los bajos niveles de almacenamiento existentes en este momento y con muchos contratos de aprovisionamiento todavía indexados al petróleo, se encuentra en niveles cercanos a los 19 €/MWh, cuando los propios futuros hace tan sólo uno o dos meses (y en pleno invierno) marcaban precios de 15-16 €/MWh.
• La cotización de los EUA (derechos europeos de emisión de CO2) se encuentran en máximos históricos, cerca del doble del precio que registraban a principios del pasado verano, impulsados por la previsión de mayores esfuerzos en el seno de la UE y en el conjunto del globo para combatir el cambio climático, así como por aquellos fondos de inversión que, cada vez en mayor medida, están penetrando en este mercado para especular con su precio futuro, pese a que el año pasado vivimos la mayor reducción en la emisión de CO2 por parte de los participantes en el citado mecanismo, superior incluso a la acontecida en la crisis financiera de 2008.

1. <ol start="4"> <li>La demanda de electricidad en España está lejos de recuperarse de los efectos de la pandemia sobre nuestra economía. Pese a las olas de frío vividas este invierno, hemos visto uno de los inicios de año con el menor consumo de los últimos tiempos.
2. Se ha batido un récord histórico de aportación de producción eólica a nuestro sistema eléctrico en el primer trimestre del 2021.
3. La energía hidroeléctrica disponible en España se encuentra en niveles considerablemente superiores a los de los últimos 3 años y a la media de los últimos 5 y 10 años, gracias a las abundantes lluvias de los pasados meses. Veremos más adelante que esto no está yendo precisamente en beneficio del precio que pagamos los consumidores.

Es decir, por un lado tenemos unos niveles de precio con generación térmica en Europa (mediante ciclos combinados de gas) excepcionalmente altos para la época del año en la que nos encontramos y, especialmente, para la situación de pandemia que estamos sufriendo, debido al coste del gas natural y al artificio de los derechos de emisión de CO2.

Sin embargo, por otro lado, tenemos una demanda eléctrica lastrada por la citada pandemia y unos niveles de agua embalsada y producción renovable nunca vistos en la historia de nuestro sistema eléctrico, limitando el hueco disponible de cobertura de la demanda eléctrica para las centrales de generación con gas natural.

No en vano, durante el mes de Marzo de 2021, la energía programada en la sesión diaria del Pool eléctrico español para el conjunto de centrales térmicas de carbón y ciclos combinados de gas ha sido inferior a la el mes de Marzo de 2020, cuando comenzó el primer estado de alarma, pero el precio medio del mercado mayorista ha sido aproximadamente un 65% superior. Los ciclos combinados de gas han sido la tecnología marginal en el mercado diario menos de un 45% de las horas de Marzo de 2021.

Sin ir más lejos, el precio de la sesión diaria del mercado mayorista el día de redacción de este artículo ha sido de casi 56 €/MWh, prácticamente igual al máximo precio medio anual registrado en los últimos 10 años en España, sin que un solo MWh de ciclos combinados de gas haya entrado en la casación. El precio del Pool español lo marca la generación con ciclos combinados de gas, sin aparecer prácticamente en el mismo, internalizado el coste de los derechos de emisión de CO2 en máximos históricos, con una producción mayoritariamente renovable. ¿Cómo se justifica este galimatías? Con centrales de producción gestionables capaces de almacenar su energía primaria, el agua embalsada.

Los propietarios de estas instalaciones hidroeléctricas con grandes embalses (el oligopolio), aprovechando las reglas del mercado de electricidad y su sistema de casación marginalista en España y Europa, aprovechan la gran cantidad de agua de la que disponen los embalses por las condiciones meteorológicas registradas en nuestro país para vender su electricidad a precio de ciclo combinado de gas. Lo que habitualmente se denomina vender el agua a precio de champán en una maniobra a priori legal, pero en la que únicamente sale beneficiado el propietario de esa central.

Son, entre otras, las hidroeléctricas del Ebro y otras cuencas gallegas, de Endesa, y principalmente del Duero y Tajo, así como la central reversible de bombeo de la Muela, de Iberdrola, empresa que fue investigada y sancionada por la CNMC por supuesta manipulación fraudulenta con la gestión de algunas de esas centrales durante el año 2013 (sanción que se encuentra en el limbo tras haber llegado el caso a la Audiencia Nacional hace ya 4 años).

Estas empresas del oligopolio (y en concreto Endesa e Iberdrola), que poseen las centrales térmicas mejor situadas en España, las mayores centrales hidroeléctricas y la práctica totalidad de los bombeos, el grueso de la distribución de electricidad y suministran electricidad al mayor porcentaje de consumidores, heredados de sus antiguos negocios regulados, son también las propietarias de las centrales nucleares existentes en nuestro país, de las que se llenan todos los medios especializados y generalistas con lamentaciones a las pocas semanas de que el precio del Pool se encuentre por debajo de un cierto nivel.

También de esas empresas suelen ser son los contratos de suministro de electricidad que nos venden los teleoperadores que con frecuencia nos contactan, esgrimiendo que su precio en mercado liberalizado es mejor que la tarifa regulada que nos suministra la Comercializadora de Referencia de su mismo grupo empresarial, simple y llanamente porque los consumidores les dejamos más margen si nos cambiamos con esa otra Comercializadora suya.

EL OTRO BENEFICIADO

Anteriormente hemos dejado caer una mentira. Los Windfall Profits que la situación del mercado y sus reglas de casación marginalista arrojan no sólo benefician a las empresas del oligopolio. Tenemos también cuantiosos beneficios sobrevenidos en las arcas del estado.

Y aunque se supone que el estado somos todos, veremos más adelante que, como siempre, unos lo son más que otros… y que con los Windfall Profits que recibe el Gobierno estaremos perjudicando (y mucho) a ciertos colectivos de consumidores en unas circunstancias de pandemia extremadamente complejas y complicadas.

El Gobierno español ingresa dinero a través de la factura de electricidad, al menos, a través de las siguientes vías:

• De un impuesto a la generación del 7%, destinado a combatir el déficit de tarifa y que es trasladado por los productores en sus ofertas al mercado mayorista (y abonado por tanto al final por los consumidores), sobre el que recientemente se pronunció el Tribunal Europeo en una sentencia, a mi juicio, torticera y vergonzosa y sobre la que en este medio ya se han pronunciado varios expertos.
• Del impuesto especial sobre la electricidad.
• El IVA, del 21% en la Península y Baleares, superior al de otros países de nuestro entorno y al IVA reducido de otros servicios, como el de la hostelería.
• De las subastas de derechos de emisión de CO2, que no olvidemos que se encuentra en máximos históricos.

Es decir, cuanto más caro esté el Pool eléctrico y más paguemos los consumidores en nuestras facturas, más ingresa el Gobierno. En la situación en la que nos ocupa, de beneficios sobrevenidos para el oligopolio eléctrico también vemos un aumento sobrevenido de la recaudación del estado por un bien básico como es el de la electricidad.

LA FACTURA DE LUZ MÁS CARA DE LA HISTORIA

Como hemos comentado, el precio del Pool se encuentra en niveles excepcionalmente altos, habida cuenta de la elevada participación renovable, estado de los embalses e inferior demanda de electricidad, debido al alza en ciertas materias primas ante una maniobra de manipulación de precios por parte de los países productores y del efecto llamada a fondos de inversión que especulan con los derechos de emisión de CO2 en Europa, el mayor mercado de este tipo existente en todo el mundo.

La cotización de los futuros de electricidad en España para los últimos tres trimestres del año 2021 ha aumentado entre un 10-15% a lo largo del mes de Marzo. De convertirse en reales esos precios, nos encontraríamos ante el segundo año con el Pool más caro desde la crisis financiera de 2008. De continuar aumentando los precios del mercado mayorista (algo que no parece nada descabellado en la actualidad), podríamos tener el año más caro desde 2008.

De hecho los cargos son considerablemente más elevados en las horas punta respecto al resto de horas en relación con los peajes, ya que el Gobierno ha preferido establecer una metodología basada en la inelasticidad de la demanda, obviando otros criterios que podrían ser más justos. Según este sistema, los consumidores que demandemos energía en las horas de más consumo del día, y que no podamos adaptar nuestros patrones de demanda (como la mayor parte de consumidores domésticos, locales comerciales y de hostelería), vamos a pagar mucho más por la electricidad a partir de su entrada en vigor (presumiblemente el 1 de junio de 2021, después de muchos retrasos).

Llama poderosamente la atención este criterio, ya que gran parte de las horas punta coinciden con periodos en los que la producción renovable mediante tecnología solar es elevada y donde podría interesarnos concentrar gran parte de la demanda para poder aprovechar este recurso en todos aquellos consumidores que no pueden autoconsumir energía a través de instalaciones fotovoltaicas en sus tejados (la gran mayoría) y no desincentivar el consumo con altos costes regulados.

Ante esta situación veremos que muchos consumidores domésticos (especialmente aquellos que en la actualidad tengan una tarifa con discriminación horaria), locales que concentren su consumo en el mediodía y la noche y ciertas industrias podrían pasar a pagar, en cuestión de unas pocas semanas y estén en mercado libre o regulado, la electricidad en España más cara de la historia.

Ante este panorama parece importante que España y la Unión Europea, con una urgencia mucho mayor de la que les caracteriza, actúen para limitar el efecto que los Windfall Profits señalados provocan sobre los ciudadanos estableciendo, por ejemplo, un sistema de liquidación por diferencias para las grandes centrales hidroeléctricas frente a un precio previamente establecido, similar al de la última subasta de renovables… O que verdaderamente sea el interés de la ciudadanía el que se encuentre en el centro de la gestión del agua de todos y no el de un par de empresas preocupadas por la rentabilidad de sus accionistas.

Por supuesto que es fundamental combatir el cambio climático con políticas encaminadas a la reducción de gases de efecto invernadero, pero en una situación en la que el sistema eléctrico español está consiguiendo los menores niveles de emisión de su historia reciente los europeos y los españoles no podemos convertirnos en los “paganinis” de una necesaria transición energética mundial, deslocalizando empresas e industrias, empeorando nuestra balanza comercial, beneficiando a fondos de inversión extranjeros y dejando a gran parte de nuestros conciudadanos por el camino, con la pandemia todavía arreciando y con muchas dudas sobre la futura recuperación económica.

Porque no llega con fiar nuestras esperanzas a que vengan más temporales en primavera para obligar a las empresas del oligopolio a turbinar agua sin importar el precio del Pool, como hizo Mariano Rajoy en 2017. No puede ser que, jugando con un refrán conocido por todos, encima tengamos que PEDIR que llueva… Con lo que ya nos ha caído encima.

Javier Colón es gerente de la consultora Neuro Energía.