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La industria papelera es un sector sólido y estable, con gran capacidad exportadora, que genera empleo estable y de calidad y utiliza materias primas locales. Además, desempeña un papel protagonista  en la nueva economía, como bioindustria basada en un recurso renovable. Todo ello convierte a la industria papelera española en un sector clave para la reindustrialización de nuestro país.

El impacto de la reforma energética en el sector se cifra en más de 150 millones de euros anuales y pone en duda la materialización de las inversiones previstas, en un sector como el papelero, intensivo en capital. Y esto ocurre, precisamente, en un momento en que estamos saliendo de un periodo de varios años, los años de la crisis, en los que las inversiones del sector se situaron en torno a 170 millones de euros anuales, muy por debajo de lo habitual en nuestra industria.

El sector papelero está preparado para invertir y crecer, en el momento en que se produzca un cambio  de escenario que lo haga posible, pasando de la actual penalización a la industria, a una verdadera apuesta por la reindustrialización para salir de la crisis.

Basada en el aprovechamiento de la madera, un recurso natural y renovable con enorme potencial en España, y en el reciclado, el papelero es clave para el futuro industrial de nuestro país. Con 11 fábricas de celulosa y 71 de papel, que producen 8,2 millones de toneladas -6º mayor productor de papel y 5º de celulosa de la UE-, de las que el 66% se exportan. El sector factura 4.300 millones de euros y mantiene más de 17.000 empleos directos y unos 85.000 indirectos.

El proceso papelero es intensivo en consumo de energía eléctrica y vapor, tanto que supone más del 10% del total de la energía consumida por el conjunto de toda la industria en España. Esta energía es producida, mayoritariamente, por el propio sector papelero en plantas de cogeneración situadas al lado de las fábricas. La cogeneración es energía eficiente que ahorra energía primaria y reduce emisiones. Para generarla, se utiliza biomasa (37%) y sobre todo gas natural (61%). El valor de la electricidad generada por la industria papelera supone algo menos del 15% de la facturación sectorial, un porcentaje en línea con el peso de la energía en su escandallo de costes, que es aproximadamente algo más de ese mismo porcentaje del 15%.

Carlos Reinoso, director general Aspapel

El Gobierno, desde el inicio, ha venido infravalorando el impacto de la reforma sobre la industria papelera: un sector exportador que no puede repercutir en precio los incrementos de costes sufridos por decisiones de ámbito nacional, por lo que perdemos automáticamente nivel de competitividad.

Los costes energéticos son el ser o no ser de la industria papelera que apostó por la cogeneración como la herramienta más eficaz -posiblemente la única- para competir dados los altos costes de la electricidad industrial en España.

La Reforma Energética ha disparado los costes energéticos del sector y con  la aprobación de la Orden Ministerial el incremento ya resulta difícilmente asumible, lo que entorpecerá la aprobación de potenciales inversiones industriales que tal vez no lleguen a materializarse. El Gobierno no ha entendido que la cogeneración es parte de nuestro proceso productivo.

Lamentablemente, en España no contamos con una política energética al servicio de la industria y es ésta la que más está sufriendo el tránsito de los escenarios energéticos de la reforma. Somos industrias que han invertido fuertemente en cogeneración con el objetivo de elevar o mantener los niveles de competitividad necesarios para poder exportar la mayoría de la producción a mercados exteriores ya que sufrimos además una total atonía del mercado interno.

La industria necesita estrategias que fortalezcan su competitividad para activar la producción y generar riqueza y empleo, para exportar y llevar la Marca España con liderazgo a los mercados exteriores, dinamizando así al país y materializando el  “renacimiento industrial”. Si un efecto de la reforma energética perjudica a gran parte de la industria española, deberán establecerse las medidas necesarias para contrarrestarlo o reconducirlo. De otra forma, estaremos cayendo en un contrasentido y en un error irreparable para nuestra economía real.

Se necesitan medidas urgentes y de inmediata implantación o será imposible recuperar la competitividad industrial perdida.

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Un comentario

  • sam

    sam

    04/08/2014

    Es muy interesante y coherente. Quizá le faltase decir que no hay liderazgo sin líderes que defiendan estos argumentos ante cualquier gobierno y convenzan. Líderes que gestionen la industria con el mismo conocimiento con que se ha escrito este artículo.

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