Ningún comentario Europa se prepara para una transformación profunda de sus redes eléctricas. Bajo el impulso de la Comisión Europea y en respuesta al desafío de la transición energética, los principales operadores del continente han presentado una hoja de ruta conjunta para fortalecer las infraestructuras que sostendrán el nuevo modelo energético.
La iniciativa surge como respuesta a la Acción 13 del Plan de Acción para las Redes, publicado por la Comisión Europea en noviembre de 2023. Este plan reconocía que, sin redes modernas, seguras y robustas, la neutralidad climática en Europa no será posible. Por ello, la Comisión solicitó a ENTSO-E (que agrupa a los operadores de sistemas de transmisión), a la DSO Entity (que representa a los distribuidores), y a las asociaciones industriales Europacable y T&D Europe que trabajaran de forma conjunta para coordinar inversiones, armonizar tecnologías y garantizar una cadena de suministro europea sólida y sostenible.
Fruto de esa colaboración, la hoja de ruta presentada ahora marca el inicio de una fase decisiva en la construcción de lo que las instituciones europeas denominan “redes a prueba del futuro”. El documento detalla acciones concretas a desarrollar en los próximos meses y años para afrontar los principales retos técnicos, normativos e industriales del sector.
Especificaciones técnicas
Uno de los puntos clave es la armonización de especificaciones técnicas para equipos de alta tensión, especialmente en proyectos HVDC (corriente continua de alta tensión), fundamentales para transportar grandes volúmenes de energía renovable desde zonas periféricas hasta los centros de consumo. La actual falta de uniformidad en los requisitos técnicos entre países europeos representa una traba significativa para fabricantes e inversores, que enfrentan complejidades innecesarias y mayores costos. Para abordar esto, los operadores trabajan en la creación de una estructura común de documentos técnicos que, sin eliminar la flexibilidad necesaria, facilite procesos más ágiles y eficientes.
También se aborda la estandarización de pruebas y criterios de calificación para componentes críticos como cables de HVDC y EHVAC (corriente alterna de extra alta tensión), con el fin de reducir plazos de implementación y evitar duplicidades. Según el plan, se espera que estas nuevas directrices estén listas en 2026, tras un proceso de evaluación conjunta con organismos como CIGRE e IEC.
Demanda
Otro eje central es la necesidad de proporcionar a los fabricantes mayor visibilidad sobre los futuros proyectos de desarrollo de red. A través de los Planes de Desarrollo de Redes a Diez Años (TYNDP) y los Planes de Distribución (DNDP), los operadores están comenzando a ofrecer datos más detallados sobre la demanda prevista de equipos y sistemas en todos los niveles de tensión. Esta previsibilidad es esencial para que los proveedores puedan planificar inversiones a largo plazo.
En ese sentido, las respuestas del sector industrial han sido contundentes: los principales fabricantes de cables han iniciado inversiones superiores a los 4.000 millones de euros para ampliar su capacidad productiva, y los miembros de T&D Europe han comprometido más de 12.000 millones en expansión tecnológica desde 2023.
Sin embargo, no solo los aspectos técnicos e industriales están en el centro del debate. La reforma del sistema de contratación pública se perfila como una necesidad urgente. Las actuales directivas europeas, diseñadas para un contexto dominado por la demanda, no se ajustan a las nuevas dinámicas de un mercado donde la capacidad de producción también se ha convertido en un bien limitado.
Personal cualificado
Los operadores y fabricantes coinciden en que es vital introducir mecanismos más ágiles, flexibles e innovadores que aceleren los procesos de adquisición de tecnologías clave para la transición energética, permitiendo además una mayor participación de pymes y proveedores transfronterizos.
A esto se suma una preocupación creciente: la escasez de personal cualificado. El cambio tecnológico que están experimentando las redes —marcado por la digitalización, la integración masiva de renovables, la ciberseguridad y el almacenamiento energético— requiere perfiles especializados difíciles de encontrar en el mercado laboral actual.
Según los operadores, el déficit de ingenieros, técnicos de campo y expertos en redes inteligentes ya está ralentizando la ejecución de proyectos. Por ello, la hoja de ruta propone una cooperación estrecha con universidades, centros de formación profesional y autoridades nacionales para adaptar los programas formativos y fomentar nuevas vocaciones en el sector energético.
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